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Ciencias sociales y marxismo latinoamericano
N

éstor Kohan, comprometido sociólogo marxista argentino, con ese profesionalismo y voluntad férrea que lo caracterizan, se propuso coordinar un libro que resulta estremecedor e impactante, pero, sobre todo, imprescindible para la formación de científicos sociales adscritos al pensamiento crítico anticapitalista: Ciencias sociales y marxismo latinoamericano (Buenos Aires, Editoriales Amauta Insurgente, Yulca y La Llamarada, 2014).

Cuaderno número 1 de la cátedra De la teoría social de Marx a la teoría crítica latinoamericana, de la Universidad de Buenos Aires, este texto apunta a tres objetivos académicos y políticos señalados por el compilador: 1. Presentar a la discusión pública algunos de los ejes centrales de esta materia inicial de la carrera de sociología. 2. Recuperar la perspectiva teórico-política de la larga lista de hombres y mujeres que siendo científicos sociales no dudaron en entregar sus conocimientos, y la vida misma, en aras de la lucha revolucionaria del pueblo argentino y de los pueblos que conforman la Patria Grande, tomando como exponentes de esta corriente de sociología crítica y de marxismo revolucionario a Silvio Frondizi y Daniel Hopen, ambos profesores de la carrera de sociología. El primero secuestrado en 1974 y fusilado por el grupo paramilitar Alianza Anticomunista Argentina (Triple A). El segundo, secuestrado y desaparecido en 1976 por las fuerzas armadas de ese país. 3. Reactualizar y recrear la perspectiva crítica y antimperialista en las ciencias sociales y en la cultura de nuestros días, que se distinguen por ser un instrumento directo de control social y contrainsurgencia preventiva, en el menos peor de los casos, o “una inofensiva producción serializada, normada y domesticada, de insulsos papers inodoros, incoloros e insípidos”. A juicio de Kohan, y coincido plenamente con él: la cooptación intelectual no ha desaparecido, se ha modificado, perfeccionado y ampliado. Hay que seguir cuestionándola, increpándola, criticándola.

Con estos múltiples propósitos se incorporaron a este primer cuaderno cuatro tipos de materiales convergentes: 1. Textos actuales que impugnan la utilización de las ciencias sociales en tanto herramientas de control social, esto es: A la memoria de los sociólogos desaparecidos, de Michael Löwy; Ciencias sociales, antropología y contrainsurgencia, de Gilberto López y Rivas; La Fundación Ford y la CIA, de James Petras; Ford y la conexión nazi, también de Michael Löwy, y finalmente, del propio Néstor Kohan, Sociología, imperialismo y contrainsurgencia. 2. Un dossier especialmente dedicado a Silvio Frondizi, con fragmentos de sus libros más importantes, un curso de sociología y artículos rescatados por el paciente trabajo del compilador. 3. Un dossier sobre Daniel Saúl Hopen, con materiales inéditos sobre el Proyecto Marginalidad, sus trabajos y exámenes de sociología y otros textos de difícil localización. 4. Entrevistas iné­ditas a Juan Carlos Portantiero sobre Gino Germani y a Enrique Haroldo Gorriarán Merlo sobre Silvio Frondizi, así como documentos históricos, recuerdos y testimonios sobre los últimos días de Daniel Hopen en el campo de tortura y exterminio donde lo asesinaron, diversas listas de las y los desaparecidos forzados de sociología y filosofía, la carta de rechazo de Haroldo Conti a la Beca Guggenheim, así como contenidos y unidades del programa de la cátedra mencionada.

Trabajo concienzudo de coordinación e investigación, Kohan logra integrar en las 372 páginas de este singular texto una suerte de homenaje, afirma él –no como gesto nostálgico, lacrimógeno ni melancólico, sino como fuente de inspiración y reconstrucción de la memoria–, a esa tradición “de pensamiento social, político, científico y cultural, sistemáticamente ‘olvidada’, marginada y silenciada, luego de haber sido reprimida y aplastada a sangre, tortura y fuego”.

El resultado de este esfuerzo editorial va más allá. La obra constituye una fundada denuncia de quienes Löwy llama “cientistas sociales comprometidos con el orden social burgués, tratando de legitimar con argumentos ‘científicos’ las supuestas ‘leyes naturales’ de la economía y de la sociedad”. Kohan, por su parte, a través de la crítica a Gino Germani, supuesto fundador de la sociología científica y modernizadora en Argentina, pone al descubierto el dispositivo apolítico sustentado en la fascinación embriagante de datos, lo que Pablo González Casanova denominó falso rigor empirista, que servía para promover la teoría burguesa de la modernización, el desarrollismo económico y el liberalismo político, debidamente financiado por patronatos estadunidenses, como la Fundación Ford, que Petras vincula directamente con la Agencia Central de Inteligencia; Löwy revela sus antecedentes nazis, y que nunca ha costeado un proyecto de importancia que contravenga la política imperialista de Estados Unidos.

En el capítulo de mi autoría, analizo el involucramiento de los científicos sociales, ya no a través de fundaciones que sirven de cobertura, supuestamente altruista, a los aparatos de inteligencia de Estados Unidos, sino de su contratación directa por el Pentágono para servir de asesores culturales en las guerras asimétricas, neocoloniales y contrainsurgentes del imperialismo estadunidense.

De los textos de la obra, tan ricos en información e interpretación, me resultó especialmente relevante el escrito de Daniel Hopen: Sobre el Proyecto Marginalidad (respuesta a José Nun), documento inédito hasta ahora, que constituye, por su sólida argumentación marxista, flexible y sin dogmatismos, la más impresionante denuncia a proyectos de investigación al servicio del imperialismo.

Ciencias sociales y marxismo latinoamericano es un libro que deberá estar incluido en las bibliografías de numerosas materias –introductorias y avanzadas–, que refieran no sólo a la sociología, sino también al estudio del pensamiento latinoamericano crítico que aspire a continuar la tradición del marxismo bolivariano, mariateguista y guevarista.

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