18 de abril de 2015     Número 91

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Capitalismo en crisis; reto a para la sociedad global organizada


Conferencia de William I. Robinson en ANEC. De izquierda a derecha: Armando Bartra, Julio Bolvinik (quienes fueron comentaristas), Robinson y Víctor Suárez
(director ejecutivo de la ANEC) FOTOS: Erique Pérez S. / ANEC

Lourdes Rudiño

La crisis del capitalismo que hoy vive el mundo, presente desde 2008, es una crisis de humanidad muy profunda y peligrosa. Sin precedente por su magnitud; por su extensión global; por el alcance de la degradación ecológica y del deterioro social; por la escala de la violencia, y por la concentración, en manos de unos cuantos muy poderosos, del control de las vías de esa violencia, de los medios de comunicación y de los medios de producción simbólica.

Esto podría ser una crisis de tipo estructural del capitalismo, pero se observa muy profunda, peligrosa y sin salidas a la vista, y por tanto es probable que en realidad sea una crisis sistémica, o sea que el capitalismo estaría llegando a su fin pues dejó de funcionar después de cinco centurias y es necesario crear un nuevo sistema, afirmó William I. Robinson, autor del libro Una teoría sobre el capitalismo global. Producción, clases y Estado en un mundo transnacional (Editorial Siglo XXI).

El 13 de abril Robinson expresó estas ideas, contenidas en su libro en un encuentro con representantes campesinos y sociales, en la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), y advirtió que ante la crisis actual (que estalló desde 2008) los intelectuales orgánicos del capitalismo están confundidos como nunca antes, incapaces de plantear soluciones, aunque las grandes corporaciones, rapaces, plantean continuar acumulando a partir de la expoliación de las finanzas públicas, así como por la vía de la guerra y represión y, pues una característica clave del capitalismo actual es la militarización.

“Los sectores más agresivos ý propensos a buscar arreglos políticos neofascistas para garantizar la acumulación continua mientras la crisis avanza son el capital especulativo, el militar y de seguridad y el extractivo y energético. En México los tres están presentes y son muy dominantes”, dijo y advirtió: “No habrá salida rápida al caos mundial. Nos espera un periodo de graves conflictos y trastornos profundos, vivimos momentos decisivos, de incertidumbre, entre peligros y esperanzas. Las fuerzas populares sociales han pasado de la defensiva a la ofensiva para una revuelta mundial en marcha y hace falta que interactúen, que se aglutinen (para configurar una alternativa al capitalismo). El panorama político ha cambiado y hoy se habla nuevamente de socialismo y de transformación popular. El crimen monstruoso de Ayotzinapa representa una transformación en la conciencia popular de México pero también de muchos otros lugares en el mundo”.

Robinson dijo que esta crisis de la segunda década del siglo XXI tiene cinco aspectos novedosos:

1.- Está llevando a los límites ecológicos de forma rápida y tal vez sin retorno. Según los científicos, por primera vez en la historia la humanidad comienza a transformar profundamente los sistemas naturales. Dicen que hay nueve parámetros o fronteras planetarias, cruciales para mantener un ambiente del sistema Tierra (naturaleza) donde los humanos (sistema Mundo). De ellos, cuatro ya experimentan degradación irreversible, tres de los cuales son cambio climático, ciclo de nitrógeno y la pérdida de biodiversidad. 2.- Hay una enorme concentración de los medios de violencia, de comunicación y de producción simbólica en muy pocas manos. Hemos llegado a la sociedad de la vigilancia panóptica y de control de pensamientos por agentes que controlan el flujo de informaciones y símbolos. 3.- El sistema capitalista inevitablemente tiene que ampliarse, expandirse. Si deja de hacer eso entra en crisis y cae. Pero hoy se observan límites. No hay nuevos territorios para conquistar. Con los tratados de libre comercio (TLCs) y la globalización plena ejecutada a partir de los 80’s, la mercantilización está casi completa (incluidos aspectos como salud, educación, cultura y bienes básicos como el agua). 4. Existe una vasta población convertida en superflua o redundante. Hace 20 años la Organización Internacional del Trabajo (OIT) emitió un informe, una alarma, diciendo que 30 por ciento de la población económicamente activa estaba en el desempleo. “O sea que el sistema no necesita la mano de obra ni la existencia de la tercera parte de la humanidad. Esa población marginada, relegada a las periferias urbanas, está sujeta a sofisticados sistemas de control y de destrucción, yo lo califico como ciclo mortal de despojo, explotación y exclusión. Vivimos en el planeta de las favelas (…) La rebelión real o potencial de esa masa de la humanidad es el principal desafío de la élite trasnacional”. 5.- Hay un desfase entre una economía en globalización y un sistema de autoridad política basada en un Estado-Nación. Ha emergido así el Estado trasnacional (concepto abstracto que se refiere a la red de aparatos del Estado Nación que han sido cooptados por los capitales trasnacionales). Esto es, instancias nacionales y supranacionales que pueden imponer la dominación y la autoridad en el sistema global. Los aparatos de ese nuevo Estado son muy incipientes y no pueden organizar el sistema del capitalismo global. Esto genera fuertes contradicciones a escala global y las clases dominantes no pueden contrarrestar la anarquía del sistema.

El conferencista precisó que el capitalismo ha pasado por crisis cíclicas, aproximadamente cada diez años, y de tipo estructural, cada 40 o 50 años. Estas últimas surgen debido a obstáculos para la acumulación de capital que llevan a periodos de estancamientos, conflictos sociales, políticos, militares e ideológicos e intervenciones militares y desplazamientos forzosos para abrir oportunidades nuevas de inversión, y todo ello obliga a una reestructuración profunda del sistema, para luego abrir paso a nuevas contradicciones y nueva ronda de crisis. La crisis estructural previa a la actual fue en 1970.

Entre la crisis de 1930 (la Gran Depresión) y 1970 lo importante del sistema capitalista fue que había cierta reciprocidad: “el capital se encontraba en una situación que no podía reproducirse sin también reproducir a la sociedad. Si la clase obrera se conformaba con el sistema, se sometía a la disciplina del capital y no luchaba por el socialismo, a cambio tenía un empleo estable, y el Estado daba cierto bienestar social a importantes sectores de la población. En México se consolidó la Revolución en el gobierno de Lázaro Cárdenas y se fortaleció el corporativismo en este marco. Actualmente tal reciprocidad no existe. Llegamos a un punto en que el capital se puede reproducir a nivel global sin reproducir amplios sectores de la sociedad”.

En los 70’s entró en crisis ese modelo del capitalismo, llamado redistributivo o desarrollista, y la salida de esa crisis desembocó en la globalización capitalista, donde se inserta el neoliberalismo y en el cual se comprende la coyuntura actual. Este nuevo modelo implica cuatro dimensiones:

1.- El surgimiento de capital verdaderamente trasnacional y la integración de cada país –por medio de los TLCs- a un nuevo sistema globalizado de producción y de finanzas. “Hemos vivido una transición del mercado global donde los países están vinculados, por el comercio y los flujos financieros, con la fábrica global, con la economía globalizada, donde cada economía nacional se ha deconstruido y luego se ha reconstruido como segmento del nuevo sistema globalizado. Esta es una estructura nueva. Persiste la lógica de acumulación de capital y con despojo, pero con una nueva estructura. Primero se globalizó la producción, con las maquiladoras, después las finanzas y hoy se están globalizando los servicios. En los 80’s y 90’s se dio una “híper expansión de capitales”.

2.-La emergencia de una fracción de clase capitalista, que es trasnacional, arraigada en los nuevos circuitos globalizados de acumulación; antes dominaba la clase arraigada a los circuitos nacionales. En México, el TLC de América del Norte fue partera del paquete neoliberal y del surgimiento del grupo modernizante o tecnócrata que en los 80’s y 90’s se enfrentó victorioso a los llamados “dinosaurios”. Ese grupo, o fracción hegemónica de clase capitalista, está presente en una alianza Estado-intereses trasnacionales-partidos políticos (sobre todo PRI y PAN) y tiene pleno control de México; su interés es promover circuitos globales de acumulación sobre los circuitos nacionales. Su alcance es global y muchas de sus figuras como Carlos Slim o la familia Zambrano (de Cemex) tienen mucho más poder que muchos capitalistas locales o estatales de Estados Unidos. En la mayoría de países del mundo este tipo de fracción de los capitalistas ha captado el poder de los Estados y los ha utilizado para globalizar a sus países. Está sobre todo concentrada en las finanzas y en la acumulación militarizada. En el marco de estos grupos de poder es que se dan las aparentes guerras contra las drogas y el terrorismo. “No hay tales guerras, son guerras contra los pueblos, que permiten el despojo, que las élites de apoderen de los recursos”. Eso grupos son entonces peligrosos, son enemigos de la humanidad.

3.- El surgimiento de un aparato o aparatos de un Estado trasnacional. El capital trasnacional tiene que entrar y salir de los países y para ello requiere que cada país le brinde las condiciones necesarias. Los empresarios y sus aliados en el poder político se las generan. Esto implica no sólo aplicar políticas neoliberales sino también tener sistemas de control social y de regulación, como el Plan México, el Plan Centroamérica y el Plan Colombia. Todo ello, con intenciones coercitivas en paralelo a la dimensión del libre comercio y la acumulación del capital.

4.- Nuevos sistemas de control social y dominación, incluyendo la creciente desigualdad social del Norte-Sur, visto esto no en términos geográficos, sino sociales (pues el capital trasnacional capta y deposita excedentes donde quiera independientemente de la geografía). El Sur se refiere a la masa de la humanidad desposeída y marginada, 80 por ciento del total de la población, que cada vez se hunde más. Han surgido las ciudades globales, como la de México, Johanesburgo o Los Ángeles, donde el 20 por ciento de sus pobladores se identifican con sus contrapartes de otras ciudades del mundo, mientras que el 80 por ciento, ubicados en la periferia, enfrentan la vigilancia y el control policiaco; viven en zonas de batalla. La globalización ha hecho surgir nuevos rostros de la desigualdad global.

Robinson comentó el modelo trasnacional –que desde 1999 dio signos de agotamiento, con el estancamiento de la economía global, y desde 2008 está en plena crisis- ha implicado la “precarización” del empleo, con violentas desregulaciones laborales, la subcontratación, la feminización de la mano de obra, la walmartización…; asimismo, ha surgido un mercado global de trabajo donde los inmigrantes trasnacionales, como mercancía humana móvil, explotados al máximo, juegan un papel fundamental; también está la privatización de del agua, de la electricidad, de la educación y otros bienes básicos, lo cual permite una acumulación intensiva; también se crea una estructura global regulatoria (los TLCs, las transformaciones del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de las instancias de las Naciones Unidas). “Ha sido un modelo que busca quitar cualquier obstáculo a la libertad del capital dentro de cada país y transfronteras, crear un solo marco unificado donde pueda operar el capital trasnacional”.

Explicó que la crisis del modelo actual, neoliberal, ocurre por el estancamiento de la economía, el cual deriva del ensanchamiento de las desigualdades sociales. Se dio un aumento en la producción y con menos y más barata mano de obra. Así, sólo 15 o 20 por ciento de la humanidad consume, y el 80 restante se hunde, no puede consumir. Hay excedentes de mercancías y un sub consumo. En 2008 estalló la crisis con un colapso financiero, y persiste esa crisis.

Entre 1999 y 2001 la clase capitalista trasnacional puso en marcha tres mecanismos para seguir acumulando, y destaca el hecho de que “entramos en una economía de guerra”: 1.- acumulación militarizada, esto es control y represión en las fronteras, criminalización de las comunidades guerras e intervenciones militares, todo los cual genera ciclos de destrucción y reconstrucción de caminos, de muros, de carreteras, etcétera; contratación de guardias y policías privadas, construcción de cárceles, de equipo médico y más. Esto es fascismo del siglo XXI. 2.- Pillaje y saqueo de las finanzas públicas a favor de las corporaciones, por medio de “salvamentos financieros”, de subsidios y otros mecanismos. El mercado global de bonos (que son vendidos por los Estados para sanear su presupuesto público) rebasó los cien billones de dólares, “una cifra inconcebible”. 3.- frenética especulación financiera. El capital trasnacional ha convertido la economía global en un casino. La especulación comenzó con los mercados de bienes raíces, luego siguió con los mercados energéticos, los alimentos, los derivados y los bonos. En 2008 los mercados comercializaron derivados (esto es capital no concreto que existe sólo en el ciberespacio) por un valor que superaba el PIB anual mundial, y entre 2008 y 2014 se incrementó en 2014. “Vivimos una dictadura del capital financiero”.

Sobre el primer punto, Robinson habló de un grupo llamado American Legislative Exchange Committee (ALEC; Comité Legislativo de Intercambio Americano), que integra a funcionarios estatales de Estados Unidos, miembros de parlamentos estatales, gobernantes y representantes de las más grandes corporaciones globales como Cocacola, IBM, Microsoft, unas 500. Se reúnen constantemente; los empresarios financian campañas de los políticos pero también presentan iniciativas de ley para su interés. Así surgió la Ley antiinmigrante de Arizona, a la cual siguieron otras similares de otros estados. Entre quienes propusieron esa ley estuvo la empresa Corporación Norteamericana de Encarcelamiento, que construye cárceles privadas.


William I. Robinson

México es un cementerio

“En el marco de la crisis del capitalismo trasnacionalizado, en México se observa el surgimiento del paramilitarismo en el medio rural; estamos viviendo la colombianización, sobre todo porque la gente está siendo despojada de sus territorios. Hay muchos que han emigrado y que se han convertido en mano de obra súper explotada y sin derechos políticos, pero los que aún están en su tierra no pueden sobrevivir y el sistema ha buscado mecanismos de control social y represión de este sector de la población. Allí vemos una fusión del Estado y de instancias locales de éste, de la policía y del ejército, con los paramilitares, que comenzaron quizá con la guerra contra el narcotráfico pero que ahora se meten de todo un poco. Su función manifiesta es contra el narco, pero su función latente es controlar a la población para despojarla y abrir espacios en el campo para que los capitales trasnacionales y las élites locales se apropien de los recursos. Sobra la gente pobre. Hemos visto también la llegada de la agroindustria, por no hablar de los megaproyectos de la minería, la hidroeléctrica, el fracking… esa agroindustria se ha apoderado del campo. Necesita a algunos campesinos como mano de obra, pero los otros, que se vayan al carajo. Esa es la lógica del sistema. México se está convirtiendo en un cementerio. Es algo triste pero hay que decirlo.” William I. Robinson

Las mujeres jornaleras del
valle de San Quintín

Lourdes Rudiño

Hace poco más de un mes, el 17 de marzo, el Valle de San Quintín, en Baja California, fue escenario de un paro laboral de los jornaleros agrícolas –muchos indígenas, provenientes de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán- que se extendió luego a bloqueos carreteros y saqueos y que derivó en una respuesta policiaca inmediata de detenciones y en negociaciones posteriores que tratan de definirse hoy día en la Ciudad de México, con autoridades federales.

Desde una perspectiva femenina, de Amalia Margarita Cruz, responsable del área laboral de la asociación Naxihi na Xinxe na Xihi (en mixteco; Mujeres en Defensa de la Mujer, AC), la movilización de los trabajadores es más que justificada. “Estamos en la frontera y todo es más caro. Una cartera de huevo cuesta 70 pesos. ¿Cómo puede ser eso, cuando el salario diario de los jornaleros es de 120 a 150 pesos diarios?, además un salario que en la mayoría de los casos implica ya las prestaciones de aguinaldo y utilidades”.

Datos de la asociación Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Prodesc), citados por el portal web Imagen Agropecuaria, en todo Baja California laboran 50 mil jornaleros (datos de 2014). En el caso del Valle de San Quintín, que abarca cinco distritos - Colonet, Camalú, Vicente Guerrero, San Quintín y El Rosario-, Amalia comenta que se carece de una cifra total, pero más o menos la mitad de los jornaleros son mujeres. La labor en este Valle implica el cultivo y cosecha de unas ocho mil 500 hectáreas de tomate, fresa, pepino, arándano, frambuesa, mora y cebolla, que en gran parte se exportan a Estados Unidos. Las mujeres que son madres tienen de tres a seis hijos, y muchas son solteras.

Muchos jornaleros están asentados en el Valle de San Quintín y han comprado terrenos donde fincan sus viviendas; otros, los migrantes que regresan continuamente a sus lugares de origen, rentan cuartos, pagan entre 400 y mil pesos mensuales.

La lucha de jornaleros, reportada por los medios, es en busca de respeto a sus derechos laborales, seguridad social, prestaciones de ley y freno al acoso sexual que sufren las mujeres, y que, dice Amalia, proviene de mayordomos, supervisores y de algunos compañeros de trabajo en campo.

De acuerdo con la entrevistada, en materia laboral Mujeres en Defensa de la Mujer se ha enfocado en impulsar la afiliaciones de las mujeres al Seguro Social, para que tengan derecho a incapacidad cuando se enferman y se embarazan, para que acumulen derechos por antigüedad y para que, al pensionarse, conserven atención médica y todo lo que tiene que ver con seguridad social.

“El hecho es que son muy pocos los jornaleros y jornaleras que cuentan con Seguro Social, sobre todo desde hace unos tres años cuando se empezaron a manejar los contratos colectivos” (por agrupaciones sindicales corporativas como la CROC, a las cuales los jornaleros desconocen y rechazan). “Esos contratos implican que los contratos se renueven cada mes. Le dan trabajo a la gente un mes, luego los descansan dos semanas y nuevamente los contratan por un mes. Todo para que no acumulen derechos ni acceso a la seguridad social”.

Amalia comenta que luego del paro del 17 de marzo, “mucha gente se reincorporó a trabajar; lo hizo por la necesidad económica; permanecer en pie en cuestiones de la huelga pone en riesgo el sustento de los hijos. En el Valle de San Quintín hay un buen flujo de mujeres que están solas, que son madres solteras, que trabajan aquí y también en el otro lado de la frontera, en Estados Unidos. Ellas solventan los gastos del hogar. Tienen que regresar a trabajar, independientemente de que se logren o no acuerdos con las autoridades locales y federales”.

Desde que ocurrió el paro, “vemos que prácticamente todo está igual, los salarios siguen igual. Algunas empresas sí están comenzando a asegurar a los jornaleros, son los ranchos más grandes, Pero en cuestión de salario, no se ve que haya un incremento. Algunas empresas han aumentado los salarios pero de forma voluntaria, no hay ningún documento que garantice que ese aumento permanezca”.

La entrevistada, quien fue jornalera durante 22 años, desde que era una niña de ocho años de edad, dice que actualmente no se observa en el Valle de San Quintín trabajo infantil, lo que sí ocurría en los años 80’s y 90’s. Asimismo, las tecnologías han cambiado; del surco se ha pasado al invernadero, con más reglamentos y cuidados… pero enfocados a las plantas, no a la salud de los trabajadores. La exposición a pesticidas sigue siendo riesgosa y dañina para la salud humana.

Comenta que en la crisis económica y social que viven los jornaleros, son las mujeres las más vulnerables y las que más sufren, porque “aparte de trabajar en el campo, que salen de sus casas a las cinco de la mañana y regresan a las cinco o seis de la tarde a sus casas, llegan a hacer aseo, ver a los niños, ver que el dinero alcance, ver el pago de la renta, y peor si viven con una persona que les genera violencia, que se alcoholiza y las golpea, las insulta, les quita el dinero, y que son acosadas en el trabajo, pues la mujer sufre el doble o el triple. Son ellas las que se embarazan, van embarazadas a trabajar, muchas veces no les dan trabajo por eso o son despedidas”.

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