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Ver día anteriorJueves 16 de abril de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Choupette: un gato millonario
D

e la raza de los gatos sagrados de Birmania, Choupette goza de aposentos personales en la suntuosa residencia de su amo, tiene a sus órdenes dos damas de compañía, quienes llevan su diario, un chofer y una limusina, una domesticidad apropiada a sus diversas necesidades y, sobre todo, a sus placeres. Esta adorable gatita posee 3 millones de euros en su cuenta bancaria personal. Como se debe, el idolatrado felino no come cualquier croqueta o lata: un chef prepara los delicados manjares que Choupette come en su tazón de plata maciza a la mesa de su amo, con quien comparte también la cama… y la almohada.

Choupette utiliza su iPad, tiene su cuenta de Twitter, viaja en avión particular con sus velices Vuitton y Goyard. Tiene el gozo de ser cepillada cuatro veces diarias. Otro privilegio, para nada agradable, es su veterinario personal, el cual la ausculta una o dos veces por mes.

Choupette ganó los 3 millones de euros en 2014 gracias a contratos con líneas de cosméticos, como Shu Uemura, y pronto se pondrá en circulación el modelo Volkswagen que lleva su nombre, sin contar que ha posado para las portadas del Vogue alemán, Harper’s Bazar inglesa y Gala francesa. La editorial Flammarion acaba de publicar La vie enchanté d’un chat fashion, un libro autobiográfico. Las ventas no se han hecho esperar: 50 mil fans de Choupette no han dudado ya en gastar 20 euros para adquirir el volumen.

¿Quién es el amo del más célebre y rico gato del planeta? No se trata de un emir árabe ni de la reina de Inglaterra ni de Bill Gates o Carlos Slim. Se trata de un artista, de la encarnación viviente del glamur, el hombre más a la moda porque él hace la moda, el creador Karl Lagerfeld. El estilista, dibujante, fotógrafo de arte, que se atrevió a responder al reto de dirigir la casa Chanel. Desafío tanto más excitante cuando se toma el lugar de la creadora que revolucionó la moda y, con ella, la vida de las mujeres al acortar la falda y concebir el confortable traje sastre.

Este deslumbrante personaje, de origen germano-danés, habría querido devenir escritor. Cuando mostró a su madre el manuscrito, ésta le dijo: Mi querido Karl, ¿qué necesidad tienes de mostrar a todo mundo que eres idiota? Ante este juicio inapelable, se consoló con el insaciable vicio de la lectura.

Otro artista, quien con Yves Saint-Laurent y Karl Lagerfeld, forma la trinidad de creadores de la generación posterior a Christian Dior, nuestro amigo Tan Giudicelli se acuerda de su aprendizaje, junto con el joven Yves, en el taller Dior, donde comenzaron desde aprender el planchado de los hilos de una tela si se la quiere ver revolotear.

El narrador de Marcel Proust pasa horas escogiendo las telas de Fortuny, cuyos atuendos ofrece a Albertine. El escritor dedica minuciosas descripciones de los vestidos y los sombreros de Oriana de Guermantes u Odette de Crécy. Nada escapa a sus ojos admirativos del arte de la moda: describe el cambio de ésta cuando pasa de las almohadillas por arriba de las caderas a los atuendos aéreos que aligeran la silueta. Para Proust, la alta costura es un arte como la poesía: una tela, un chal de Fortuny, merecen la misma atención que unos versos de Baudelaire.

Giudicelli cree recordar que Choupette era el sobrenombre cariñoso que Saint-Laurent daba a Lagerfeld. Recuerda también cómo el joven Karl tuvo la suerte de acoger a dos portorriqueños, amigos de Andy Warhol, que lo iniciaron en las insolencias del arte y su modernidad rebelde.

“Ninguna modelo ha caminado con la elegancia de Choupette”, dice Lagerfeld con su cáustica ironía aludiendo a Claudia Schiffer. En efecto, los gatos poseen una sensualidad danzante en sus movimientos que ninguna mujer puede alcanzar. Declara que su gata no servirá para anunciar croquetas, a diferencia de algunas de sus ex modelos que sirven a la venta de productos vulgares. ¿Alusión a Inés de la Fressange? Y compara con Greta Garbo a Choupette.

Tan reconoce: Karl es un genio.