El tiempo se ha acumulado y, Perogrullo, todo cambia, hasta para Joaquín Sabina, autor de Cuando era más joven, que relata sus ires y venires en trenes que iban hacia el norte, y para quien la vida es una matemática simple, tanto, que su nuevo disco se titula 500 noches para una crisis en directo.

Ayer, en entrevista telefónica desde Madrid, España, el cantautor habló con La Jornada de su nuevo material discográfico, de su visita a México y otros temas.

–¿Extraña al Sabina de antes?

–Es verdad... porque las canciones están escritas hace 15 años, por lo menos, como la de 19 días y 500 noches, que hice justo cuando fue el cambio de mi vida. Es un poco más tranquila, pisando el freno un poquito, y conseguí alargar a ese Sabina que se echa de menos.

He procurado readaptarme para vivir con cierto éxito. De hecho, esta última gira, la que vamos a llevar a México, es la que más estamos disfrutando de toda nuestra vida, porque hemos encontrado en el escenario y en la música cierto equilibrio entre lo que queremos lograr y lo que hacemos; eso de tocar las canciones antiguas del modo como las hacemos ahora y con una respuesta del público tan cómplice es muy sanador y conmovedor.

Los temas y el paso del tiempo

–Las canciones se van acomodando a las nuevas circunstancias de España.

–Es igual que con la pintura, lo han dicho los pintores: el tiempo también pinta... y canta y compone las canciones, y toman otro sentido, si valen algo; si no valen nada, el tiempo pasa sobre ellas y lo mejor es olvidarlas. He hecho como 400 temas y en los conciertos cantamos entre 22 y 23, los que creemos que han sobrevivido más y que han acumulado menos polvo; es curioso y por eso es bonito: tocarlas como las tocamos ahora y no como las cantábamos como cuando las compusimos.

En el devedé de 500 noches para una crisis se observa que durante el concierto en las pantallas se proyectan imágenes de mujeres desnudas, de quienes una vez dieron su amor y luego se fueron. Sobre lo multimedia, Sabina dijo: Siempre me ha interesado mucho, y el tema del amor y, con el paso del tiempo, más que el amor, el desamor.

Reconoce en sus presentaciones el compañerismo de sus músicos desde hace décadas. Pancho, Antonio y Pedro ya llevan 25 años conmigo, ¡más del doble de lo que ninguna mujer me ha aguantado!

–Hay cierto celo porque el devedé se grabó en Argentina y no en México.

–Fue casualidad. Pudo haber sido en México. Pasó que ya estaba iniciada esta gira y ya empezaba a notarse en el grupo y en los conciertos esa especie de felicidad, por lo que pensamos que era momento de grabarlo. Pero pudo haber sido en México.

–En los conciertos hay un público nuevo, de jóvenes.

Sabina dice que gracias a que pisó un poquito el freno vive con éxitoFoto cortesía R&L Producciones

–Sí. Quedo estupefacto de cómo en las primeras filas hay jóvenes. En realidad es un público intergeneracional, completamente interclasista, de edades diversas. En cada gira se agrega una generación nueva, lo cual nos llena de agradecimiento. Es muy conmovedor. No sé los motivos, ni las razones. No hacemos canciones con ninguna estrategia para atraer a ningún tipo de público. Uno cuenta lo que le pasa a uno, y si eso está escrito de verdad, con el corazón y con las tripas, y con una firme intensidad, pues eso puede pasarle también a mucha gente.

Los cedés y el devedé comienzan con Ahora que..., una rola en la que destaca la guitarra líder, con un sonido y unos alargues muy a lo Carlos Santana. La banda se escucha potente e integrada. “Mira, con la que empezaba era 19 días y 500 noches. Creo que es una celebración del momento, el del amor, justo antes de consolidarse. Sí, para empezar un concierto, pienso que Ahora que... es muy adecuada para decir a la gente que está ahí que ese momento es el único que merece la pena vivir.”

Crisis y revolución cívica

–La palabra crisis puede significar oportunidad de renovación.

–Ahora en España estamos viviendo un poco eso: después de una feroz crisis económica han nacido dos partidos, un nuevo movimiento; ha habido una revolución cívica ciudadana que exige más transparencia, menos corrupción. En México está pasando también, aunque es mucho más preocupante lo de la violencia; eso me preocupa mucho, porque quiero mucho a este país. Lo que sucede en España ahora es esperanzador.

–¿Se puede confiar en las votaciones como medio de beneficio social?

–Soy optimnista con el corazón y pesimista con la cabeza. No me pidas mucho entusiasmo ni esperanzas, porque tengo 66 años y lo único bueno que viví fue pasar del franquismo, régimen autoritario y criminal, a esta democracia que tenemos, al menos formal; no me pidan grandes entusiasmos, no soy muy capaz de eso.

–Ahora es usted un pájaro solitario. ¿Extraña al otro pájaro? (a Joan Manuel Serrat, con quien hizo una gira memorable.)

–Sí, cuando tengo un día malo y no tengo muchas ganas de subir al escenario, porque salir con él era reírse mucho, ir a compartir, apoyarse en el hombro uno del otro. De mí quedaron en él los calcetines a rayas. Lo echo de menos y nos llamamos mucho por teléfono, y nos insultamos y nos picamos; le digo que tengo más éxito que él, y me contesta que no. En algunas ciudades he cantado dos canciones de él.

La gira por México incluye: primero, 2 y 4 de mayo, Auditorio Nacional, del Distrito Federal; 6 de mayo, Auditorio Telmex, de Guadalajara; 8 de mayo, en la Arena Monterrey.