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Califica de esperanza el acuerdo sobre el programa nuclear de Irán

El Papa, consternado por derramamiento de sangre en África y Medio Oriente

Reza por estudiantes kenianos asesinados y por las víctimas de los narcotraficantes

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El pontífice pronució ayer su mensaje urbi et orbi en el balcón de la basílica de San Pedro. En éste demandó que cese la guerra en Irak y Siria, y que llegue la paz a Nigeria, Sudán y CongoFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Lunes 6 de abril de 2015, p. 23

Roma.

El papa Francisco rezó ayer por el fin de la persecución de los cristianos en el mundo y expresó consternación por el absurdo derramamiento de sangre en África y Medio Oriente. Calificó de esperanza el reciente acuerdo sobre el programa nuclear de Irán con las potencias occidentales, recordó a los estudiantes asesinados por islamitas la semana pasada en Kenia y pidió por las víctimas de los narcotraficantes.

Después de presidir la misa ante miles de personas en la plaza de San Pedro, el pontífice pronunció un mensaje urbi et orbi (a la ciudad y el mundo). Aseveró que los ataques contra cristianos en África y Medio Oriente han sido el sombrío escenario de las ceremonias de Semana Santa previas al Domingo de Resurrección.

Jorge Mario Bergoglio exigió que cesen las tragedias y persecuciones en los países en conflicto, y deploró los secuestros perpetrados por extremistas islámicos en Nigeria y partes del continente negro y Medio Oriente. Francisco oró por que cese el fragor de las armas en Siria e Irak, y por que llegue la paz a Nigeria, Sudán del Sur, Sudán y Congo.

Que todas las personas de buena voluntad eleven una oración incesante por aquellos que perdieron su vida, y pienso muy especialmente en los jóvenes asesinados el pasado jueves en la Universidad de Garissa, en Kenia, dijo Francisco desde el balcón de la basílica de San Pedro antes de impartir su tradicional bendición urbi et orbi.

El Papa argentino encomendó con esperanza a Dios el acuerdo sobre el programa nuclear iraní firmado en Lausana el 2 de abril para que sea un paso definitivo hacia un mundo más seguro y fraterno. Ese fue otro de sus parabienes en el Domingo de Pascua.

Quien lleva en sí la fuerza de Dios, su amor y su justicia no necesita usar la violencia, expresó refiriéndose a los grupos religiosos que recurren a la guerra, pero sin mencionar a los movimientos yihadistas.

Bergoglio, de 78 años, exhortó a la comunidad internacional a que no permanezca inerte ante la inmensa tragedia humanitaria en Siria e Irak, y el drama de tantos refugiados. Aunque no se refirió a las persecuciones de los yihadistas contra los cristianos, el Papa pidió a Jesús que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre.

También llamó a acabar con el absurdo derramamiento de sangre en Libia y pidió que en Yemen prevalezca una voluntad común de pacificación, por el bien de toda la población.

Francisco no citó a su continente, América Latina, pero sí pidió paz y libertad para las víctimas de los traficantes de drogas, muchas veces aliados con los poderes que deberían defender la paz y la armonía en la familia humana. Imploremos la paz para este mundo sometido a los traficantes de armas, quienes se enriquecen con la sangre de hombres y mujeres.

Oró por los hombres y mujeres sometidos a nuevas y antiguas formas de esclavitud por personas y organizaciones criminales.

Para el Papa argentino, la Semana Santa es un momento intenso y agotador. Celebró dos misas el jueves, presidió el viernes el ritual de la Pasión en la basílica de San Pedro y el vía crucis en el coliseo. El sábado celebró la vigilia pascual durante dos horas y media.

Durante esta vigilia había invitado a los católicos a aprender de las mujeres discípulas de Jesús el conocimiento del misterio de la fe.