Opinión
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¿La Fiesta en Paz?

Hermosas suposiciones y omisiones

Juan Luis Silis, nuevas esperanzas

Crítica desorientadora

Hasta siempre, Reynaldo

E

l rejoneador más espectacular de la historia, el navarro Pablo Hermoso de Mendoza, que hace tres lustros viene cada año a nuestro país, llena plazas, cobra fuerte, desplaza colegas, escoge ganado, impone fechas, alternantes y orden de actuación como si del inventor del toreo se tratara, primero fue entrevistado en el Canal 40, cuyo dueño es ferviente admirador del jinete, y el lunes pasado por uno de los conductores del programa taurino del Canal Once, todavía del Instituto Politécnico Nacional, y también reverente partidario del caprichoso caballista.

Lo que el comunicador ya no preguntó es por qué Hermoso ha hecho repuntar el rejoneo a costa del toreo de a pie, ya que en México nunca le ha interesado apoyar a jóvenes con verdadero potencial e incluirlos como alternantes en su taquillero espectáculo –una treintena de corridas por viaje–, sino que éstos han tenido que hacerse en ruedos ibéricos, en otra paradoja de la inequitativa globalización taurina.

Al tono admirativo que caracteriza a los entrevistadores de figuras españolas, siguieron las respuestas coberas del caballero para luego sostener que si él es un llenaplazas con su predecible chou hípico-taurino puede hacer lo que le venga en gana, saltarse reglamentos y echar por delante a los teloneros –actores menos importantes previos a la atracción principal–, en este caso diestros de discreto perfil advertidos de no hacerle sombra al supuesto parteaguas del rejoneo, cuya maestría no mata ventajas ni ingratitud.

Juan Luis Silis, ese magnífico torero casi relegado que a punto estuvo de morir tras un cornadón en mandíbula y cuello en la Feria de Pachuca 2013, ofreció el pasado martes en la Asociación Nacional de Matadores una conferencia de prensa para presentar a su nueva administración: el empresario Alfredo Rodríguez y la firma Promotoreando, que dirige Miguel Guzmán. El diestro capitalino, aún con huellas de las incontables y penosas cirugías, tuvo palabras de emocionado agradecimiento para sus primeros apoderados, Fernando Rosique y Román Martínez, e incluso para el ganadero Julio Uribe, empresario de Pachuca, que tuvo a bien premiarlo con aquella infausta corrida tras haber sido el triunfador en 2012.

Alfredo Rodríguez, su flamante apoderado, informó que por lo pronto Silis torea el 12 de abril en la Feria de Texcoco reses de Lebrija, con Alejandro Martínez Vértiz y José Mauricio. El 1 de mayo en Torreón, el 10 en Metepec, el 27 un festival taurino en Pachuquilla, el 14 de junio una corrida mixta en Tlaxcala y en agosto en San Salvador, Hidalgo. El objetivo de esta nueva mancuerna es que Silis, a partir de la regularidad que le permite su sólida tauromaquia, confirme su alternativa en la Plaza México en la próxima temporada y logre convertirse en el importante torero que está llamado a ser. ¡Mucha suerte!

Hay una crítica que soñándose positiva y conocedora no pasa de simplona y desorientadora al reducir casta y bravura a toreabilidad, a faenas bonitas y al corte de orejas. Cómplices de la banalización del toreo, no apuestan por éste y su azaroso encuentro sacrificial sino por las apoteosis de oropel, influyendo negativamente en los criterios de apreciación del desinformado público.

Así, el encierro de Piedras Negras lidiado en Texcoco con gran torería por Ignacio Garibay, Joselito Adame y Sergio Flores, a algunos críticos no les pareció fácil, como si bravura con más o menos estilo fuera sinónimo de facilidad. Y a Iván Fandiño le cayeron encima tras su encerrona en Las Ventas con toros que evitan los diestros que figuran, no porque estuviera mal sino porque no salió con las orejas o en camilla. La comodidad es otro cáncer de la pobre fiesta.

Partió Reynaldo Torres el jueves al encuentro de escenarios fascinantes con nuevos motivos de inspiración para sus pinceles magníficos tras llenar de trazos policromos incontables lienzos e imperecederos retratos. Poseedor de una personalidad encantadora, amplia cultura y, como todo buen pintor que se respete, de una conversación deliciosa capaz de matizar ideas en un medio más bien verboso y grillero, Reynaldo, conocedor de los intríngulis de la fiesta no se permitía largar de sus degradaciones pero sí puntualizar realidades: A las empresas en México ya no les interesa promover la fiesta a través de las artes plásticas, y hoy tiene poca trascendencia porque no es tomada en cuenta ni valorada ni difundida ni estimulada. Ojalá el problema fuera sólo de la pintura, pero con relación al tema taurino las artes en general han sido excluidas.

Sus toreros favoritos fueron Silverio y Procuna. De éste recuerdo el mejor óleo taurino que he visto, con unas resonancias postimpresionistas maravillosas pero, apasionado de la fiesta Reynaldo prefirió contener su genio creador y dejar trazos más asequibles. No sé si he tenido talento pero siempre he tenido pasión, que tal vez sea otra manifestación del talento. Hasta siempre, querido y admirado Reynaldo.