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Tienen necesidad de mejorar sus condiciones de vida, dice Alejandro Solalinde

Persecución, violencia y maltrato, el viacrucis de migrantes centroamericanos

Después de un recorrido de nueve días, la caravana llegó a Ciudad Ixtepec, Oaxaca

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La caravana de indocumentados a su llegada a Ciudad Ixtepec en la representación de la última estación del viacrucis, donde tres cruces fueron cargadas por hombres y mujeresFoto Diana Manzo
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En Juchitán, Oaxaca, el sacerdote Alejandro Solalinde dio la bienvenida a los centroamericanos que integran el Viacrucis del MigranteFoto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 4 de abril de 2015, p. 9

Ciudad Ixtepec, Oax.

El Viacrucis del Migrante, integrado por centroamericanos, menores de edad, hombres y mujeres, así como activistas mexicanos y extranjeros, llegó a Ciudad Ixtepec después de un recorrido de nueve días por el estado de Chiapas y poblados de la zona oriente y centro del istmo de Tehuantepec.

El sacerdote Alejandro Solalinde, fundador del albergue Hermanos en el Camino, les dio la bienvenida en Juchitán, donde aseguró que el viacrucis es para sensibilizar a la sociedad de que el migrante no es una persona mala, sino que tiene la necesidad de mejorar sus condiciones de vida.

Detalló que la intención de este recorrido es manifestar que el Plan Frontera Sur, habilitado en julio del año pasado, ha significado persecución, violencia y maltrato a los centroamericanos.

El migrante ha tomado nuevas rutas, nuevos espacios; ahora camina y sufre la persecución de agentes migratorios avalados por los gobiernos mexicano y estadunidense; lo que intentamos con este viacrucis es concienciar al pueblo mexicano, expresó.

Los migrantes, después de pernoctar en Juchitán, caminaron aproximadamente tres horas, es decir, 15 kilómetros y emprender la ultima estación del viacrucis recorriendo calles y avenidas de Ciudad Ixtepec.

En la entrada principal de la ciudad la comitiva de migrantes fue recibida con aplausos de centroamericanos del refugio Hermanos en el Camino encabezados por Alejandro Solalinde Guerra, fundador de este centro humanitario.

El viacrucis en su última estación fue representada por tres cruces cargadas por hombres y mujeres migrantes, quienes han vivido situaciones de peligro, discriminación, asaltos, y algunos hasta secuestro.

Axel Quevedo, de 32 años, originario de Guatemala, cargó la cruz desde su salida en Tapachula, y comentó que representar a Cristo ha sido la mayor satisfacción de su vida.

Hace tres meses fue deportado de Nueva York, donde residía desde hacía más de 10 años, por lo que anhela encontrarse con su familia, sus hijos menores de edad, su esposa y su madre.

Después de recorrer las vías del ferrocarril, el viacrucis concluyó en las instalaciones del albergue Hermanos del Camino con un acto simbólico de crucifixión.

Autoridades como el grupo Beta del Instituto Nacional de Migración, la policía vial del estado de Oaxaca, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Policía Federal y la Agencia Estatal de Investigación brindaron protección y apoyo a los migrantes que participaron en el viacrucis.