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Director: Iván Restrepo
Editora: Laura Angulo
Número Especial marzo abril 2015 No 198

Breve visión del cambio climático
en la región

El último invierno en Colombia es una muestra elocuente de los graves daños que el cambio climático comienza a dejar en ese país, afirmó el presidente Juan Manuel Santos. Dijo que ha sido el peor en la historia de su país: “un verdadero desastre natural, millones de familias fueron afectadas y varios sectores claves de nuestra economía sufrieron severos daños. Hoy en día nos enfrentamos a una dura sequía, a oleadas de calor en ciertas partes del país”. Según el mandatario, se comenzaron a preparar desde el año pasado para mitigar los efectos de la sequía y las temperaturas más altas.

Por su parte, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha reiterado el compromiso del país en la lucha contra el cambio climático y la importancia de que todas las naciones alcancen en 2015 un acuerdo efectivo y eficaz.

Para México, afirma, la atención al cambio climático es un compromiso de Estado. Y en ese tenor, considera que el cambio de fondo más importante en lo económico registrado en nuestro país es la reforma energética, que incorpora el criterio de sostenibilidad y que incrementará la producción de gas natural, entre otras ventajas. Para Peña Nieto, con esas y otras iniciativas, México asume su responsabilidad global con un compromiso sólido de reducción de gases de efecto invernadero. Sin embargo, los críticos de la reforma citada, sostienen que sus efectos serán contrarios a lo que se proclama en la política nacional sobre el cambio climático. Enseguida, algunos efectos que se esperan en el país.

Tendremos más calor. De acuerdo a los documentos elaborados por las instituciones gubernamentales responsables de las estrategias para enfrentar el cambio climático, es muy probable que el clima del país sea entre 2 y 4 °C más cálido para el periodo 2020-2080, principalmente en la parte más continental del norte. En invierno son muy probables las reducciones en la precipitación cercanas a 15 por ciento en regiones del centro de México, y de menos de cinco por ciento en la zona del Golfo de México. Por su parte, en verano las lluvias podrían disminuir hasta cinco por ciento en la parte centro. Pero a la vez se estiman retrasos en el inicio de la temporada de lluvias, la cual se extendería hacia los meses de otoño en gran parte del país.

La disponibilidad de agua. Para las próximas décadas, los aumentos en el grado de presión sobre este recurso como resultado del cambio climático pueden ser muy importantes. Respecto del año 2000, a nivel nacional se estima para el 2030 una reducción de 10 por ciento anual en la disponibilidad de agua. Los estados de Baja California y Sonora mostrarán una situación crítica. Zonas del sur de México y la península de Yucatán podrían comenzar a experimentar una presión de media-fuerte sobre el recurso.

En paralelo, la temperatura de la superficie del mar en el Golfo de México, Caribe y Pacífico mexicano podría aumentar entre 1 y 2 °C, favoreciendo las probabilidades de que los ciclones tropicales alcancen categorías mayores en la escala Saffir-Simpson. También es de esperar que aumente el número de tormentas severas, combinadas a la vez con periodos de sequía más extremos y prolongados. Las observaciones de los últimos años sobre estos fenómenos naturales parecen coincidir con tal planteamiento.

En cuanto al número de incendios forestales, en los documentos elaborados por las instancias oficiales se asienta que se verán afectadas en su distribución mayormente los pastizales, matorrales xerófilos y los bosques de encino. Para 2050, se proyecta un incremento drástico en el porcentaje afectado, pues entre 53 y 62 por ciento de las comunidades vegetales estarán expuestas a condiciones climáticas distintas a las actuales.

Brasil, la gran potencia económica de América Latina, por voz de su presidenta, Dilma Rousseff, exige la adopción de un nuevo acuerdo sobre cambio climático que sea universal, ambicioso y legalmente vinculante, que respete los principios y disposiciones de la convención marco de la ONU sobre el tema. Que sea “robusto en cuanto a la mitigación, la adaptación y los medios de ejecución”.

La mandataria sostiene que, al mismo tiempo que en Brasil se trabaja para reducir la pobreza y la desigualdad social, se protege al medio ambiente con resultados “extraordinarios”. La señora Rousseff reafirmó recientemente que el compromiso voluntario asumido por su país en 2009 de reducir entre un 36 y 39 por ciento las emisiones se ha cumplido mediante la aplicación de acciones decisivas. Agrega que en la última década, la deforestación se ha reducido en 79 por ciento y que entre 2010 y 2020, Brasil evitará despedir a la atmósfera 650 millones de toneladas de dióxido de carbono anuales.

La ministra de Medio Ambiente de Paraguay, María Cristina Morales, manifestó que el gobierno asume la adaptación al cambio climático como una prioridad y se mostró convencida de que en París se llegará a un acuerdo global y vinculante sobre el cambio climático.

La funcionaria afirma que su país es rico en recursos naturales, tanto en agua como en suelo, y en ellos basa su desarrollo. Y que “somos uno de los mayores exportadores de energías limpias en el mundo y estamos en proceso de certificación de más de 14 millones de hectáreas de bosque, cuyos servicios ambientales están a disposición del mundo entero a través y dentro de un marco legal que asegurará las inversiones nacionales y extranjeras”.

El Perú es el tercer país más vulnerable al cambio climático después de Bangladesh y Honduras. Esto opina el Tyndall Center de Inglaterra para el que la vulnerabilidad climática significa el grado de susceptibilidad de un territorio que varía según su exposición, sensibilidad y capacidad adaptativa al cambio climático. Sus efectos serán especialmente significativos en América Latina y el Caribe por la variabilidad y los extremos climáticos de la región.

Y Perú es uno de los países más afectados debido a la repercusión de fenómenos hidrometereológicos relacionados con el fenómeno de El Niño. Cabe señalar que este país cuenta con una valiosísima riqueza ecológica y megadiversidad climática (tiene 27 de los 32 climas del mundo). Por ello, cualquier daño al medio ambiente en el Perú perjudica el equilibrio ecológico del planeta.

Al respecto, los fenómenos hidrometereológicos (sequías, fuertes lluvias, inundaciones, heladas, granizadas) se incrementaron más de seis veces de 1997 al 2006, por ejemplo. Eventos climáticos extremos, como huaicos, inundaciones, heladas y el fenómeno de El Niño se producen con mayor frecuencia e intensidad. Estos casos evidencian que el cambio climático no es un fenómeno ajeno, sino que influye en la economía del país y en la vida de cada uno de sus pobladores.

El Perú ya sufre y sufrirá los siguientes efectos negativos:

  • La pérdida del 22 por ciento de la superficie de sus glaciares en los últimos 30 años, que a la vez son el 71 por ciento de los glaciares tropicales del mundo.

  • Peligro de extinción de flora y fauna biodiversa en la Amazonía.

  • Pérdida de los cultivos vulnerables al cambio climático, como el maíz, la papa y el arroz, fundamentales en la canasta familiar.

  • Destrucción de la infraestructura vial. Se estima que un 89 por ciento de esa infraestructura es altamente vulnerable a los eventos climáticos.

  • Algunas evaluaciones calculan que en 40 años el Perú tendría el 60 por ciento del agua que tiene hoy.

  • El aumento de las temperaturas intensificará los incendios forestales y la expansión de plagas que afectan los cultivos.

  • A medida que el clima cambie, las áreas ocupadas por muchas especies no serán aptas para su supervivencia, modificándose el mapa de distribución de las comunidades biológicas.

  • En cuanto al impacto económico del cambio climático en la economía peruana, se dispone de algunas estimaciones oficiales. La primera de ellas concluye que al año 2025 el PIB será 4.3 por ciento menor al que se tendría sin cambio climático. Por su parte, el Banco Central de Reserva del Perú calculó en el 2009 el efecto de del cambio climático sobre la economía agregada, evaluando el impacto de las variaciones climáticas (temperatura y nivel de precipitaciones) sobre la tasa de crecimiento económico. Estimó que al 2030 la economía tendría el PIB real 6.8 por ciento menor al que se tendría sin cambio climático.

A Venezuela ya llegó el cambio climático. La prueba más palpable de ello se resume en unos cuantos datos ofrecidos por el gobierno y los centros de investigación nacionales:

  • Los glaciares del país se están derritiendo rápidamente; han desaparecido en un 40 por ciento. Son una fuente de agua dulce para miles de personas.

  • Los mosquitos, que son partidarios de un mundo más cálido, se están propagando por muchos nuevos lugares causando enfermedades como la malaria y el dengue.

  • La sequía se está generalizando, haciendo que los cultivos tengan dificultades para crecer en muchos lugares, lo cual podría afectar los cultivos de maíz, frijol, arroz y hasta el plátano: es decir, Venezuela se quedaría sin dos de sus típicos: las arepas (hallacas) y el pabellón.

  • El nivel del mar comienza a crecer y los científicos advierten que podría aumentar hasta casi un metro en este siglo. Si esto ocurre, muchas de las ciudades, islas y campos quedarían inundados. Se perderían zonas importantes como las playas de Morrocoy, el mar territorial que genera la isla de Aves, y tantos poblados que conviven con el mar. Igual pasaría con las barreras de coral.

  • La temperatura en Venezuela se incrementaría entre 1 y 2 grados en 60 años. El país no funcionará entonces igual: más huracanes y tormentas, sequías o inundaciones, mayor pobreza y enfermedad.

Tomando en cuenta estos y otros hechos, más de 40 países y 48 organizaciones no gubernamentales se reunieron el año pasado en la hermosa isla Margarita para definir estrategias de prevención contra el cambio climático, desde el sistema ecológico. La alta comisionada presidencial para el Cambio Climático de Venezuela, Claudia Salerno, instó al pueblo a unir sus voces en organizaciones sociales para que en la próxima Cumbre de París se logre el tan postergado Acuerdo Global con el propósito de reducir las emisiones de carbono emanadas por las grandes empresas.

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