Opinión
Ver día anteriorLunes 23 de marzo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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De liberales y aristócratas
E

n un artículo publicado en La Jornada Semanal (22/2/15) destaqué el valor de la política liberal impulsada en la UNAM por el rector Barros Sierra, la cual se manifestaba, entre otras disposiciones, en la libertad de los estudiantes para estudiar. La libertad de cátedra tiene esta compañera inseparable: la libertad de estudiar, inspirada en los valores de igualdad y fraternidad. La política de Barros Sierra –comenté– contrastaba con la política clasista y selectiva de su antecesor, el doctor Ignacio Chávez.

Ese artículo sirvió de pretexto al maestro Guillermo Sheridan para ocuparse una vez más de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), o más bien de su ex rector. En un ar­tículo publicado en el diario El Universal el pasado martes 10, este maestro se refiere al ex rector de la UACM, sin dar nombre, pero no deja duda, pues en ese texto Sheridan repite con pretendida ironía, dos veces, las palabras finales del artículo recién aparecido en La Jornada Semanal: la Universidad Nacional Autónoma de México navega sin rumbo.

Sheridan no se ocupa de lo dicho en mi artículo, excepto esas dos alusiones. Con una reacción de causa desconocida se dedica a criticar a la educación socialista, y a Narciso Bassols, a quien por desconocimiento dice urdió ésta. Se mofa de quienes reivindican la educación socialista como una orden vigente de Lázaro Cárdenas, pero ni en ese artículo ni en algún otro reciente me he referido siquiera a la educación socialista ni al socialismo, y ni la UACM o su proyecto tienen relación alguna con Narciso Bassols o con la educación socialista. En mi artículo hice una crítica a administraciones de la UNAM (en particular a la del doctor Ignacio Chávez) impulsoras y ejecutantes de una política clasista y selectiva en esa institución. Sin duda esto fue la causa de la reacción de Sheridan, pues en más de una ocasión se ha manifestado (muy su derecho) en favor del insigne cardiólogo.

Hay quienes se dicen demócratas y liberales, pero las únicas libertades que les interesan son las que les permite seguir siendo aristócratas. Se aferran a uno de los elementos de la ecuación que sustenta su credo: la libertad, pero rechazan los otros dos: la igualdad y la fraternidad. Cualquier expresión o propuesta inspirada en estos dos últimos la descalifican como populismo, como socialismo, o como cacofonía sentimental y barahúnda ideológica (dice Sheridan).

Estoy dispuesto a corregir mi juicio acerca de la falta de rumbo en la UNAM, si alguien me dice cuál es su rumbo. Según una burleta de Sheridan (sin fundamento, en su artículo de El Universal), el rumbo por mí deseado sería la huelga (¿?). La huelga es una medida extrema en casos de extrema cerrazón. Nueve años ocupé la rectoría de la UACM y no hubo una sola huelga. Todas las discrepancias, esencia de la universidad decía Barros Sierra, se resolvieron mediante un arduo trabajo de discusión con las varias formas de pensamiento allí vivas.