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Cada año los partidos gastan más de mil 100 millones; esos fondos no son auditables

Pese a promover la transparencia, cunde la opacidad en la Cámara de Diputados
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de marzo de 2015, p. 11

Cada año, los siete grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados reciben y gastan más de mil 100 millones de pesos, como parte de subvenciones no auditables, y que las bancadas utilizan de manera libre.

Para 2014, la Cámara contó con un presupuesto de 7 mil 110 millones –este año es de 7 mil 339– y las subvenciones se entregan conforme al número de diputados que tiene cada partido.

Así, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) dispuso el año pasado de 461 millones 420 mil; el Partido Acción Nacional (PAN), de 250 millones 361 mil; el Partido de la Revolución Democrática (PRD), 225 millones 62 mil; el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) contó con 78 millones 796 mil, y además tenía registrados ahorros de 46 millones 835 mil pesos de 2013; Movimiento Ciudadano recibió 52 millones 128 mil pesos; el Partido del Trabajo, 38 millones 350 mil, y el Partido Nueva Alianza 33 millones 11 mil pesos.

La información, que proviene de los reportes trimestrales entregados por cada encargado de las finanzas de los grupos a la Junta de Coordinación Política, permite distinguir cómo gastan ese dinero los grupos parlamentarios: papelería, viáticos, alimentación, combustibles, autos, etcétera.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) en cada cuenta pública señala la opacidad con la que se manejan las subvenciones, pero cuando fue presidente de la junta en su calidad de coordinador del PAN –antes de ser destituido por un escándalo por una fiesta con bailarinas en una reunión plenaria–, Luis Alberto Villarreal afirmó en una conferencia de prensa que los legisladores no están obligados a rendir cuentas sobre esos fondos.

Justifican gastos sólo con firmas

Para la comprobación de las subvenciones se requiere sólo la firma de los coordinadores parlamentarios, y aun cuando los grupos envían, cada cuatrimestre, un reporte de ingresos y egresos a la Junta de Coordinación Política, éstos no incluyen detalles de su ejercicio.

En el caso del PVEM, en el periodo enero-abril del año pasado recibió una partida de 24 millones 307 mil.

Entre mayo y agosto le entregaron 21 millones 997 mil pesos, y llegó al tercer cuatrimestre, una vez descontados sus egresos, de 63 millones 79 mil pesos. Después, entre septiembre y diciembre recibió 32 millones y al cierre del año utilizó 64 millones para comunicación social y publicidad.

Esto es posible debido a que mantiene una nómina reducida, además de que otros gastos como alimentos, combustibles y viáticos son mínimos.

Ese gasto lo focalizó en los pasados cuatro meses de 2014, en momentos en que se dedicó a emitir promocionales en las salas de cine del país, radio y televisión con sus logros, estrategia por la cual ha sido multado por el Instituto Nacional Electoral (INE), y contraste, por ejemplo, con el gasto publicitario del PRI, de 44 millones.

Si bien en la Cámara de Diputados existen dos restaurantes –en La Mansión una pechuga de pollo cuesta 290 pesos– y una cafetería, que operan en espacios concesionados, tres bancadas tienen su propio servicio para sus diputados: PRI y PAN, en carpas instaladas en los jardines aledaños a cada grupo, y el Partido del Trabajo en un espacio habilitado desde la 60 Legislatura.

Pero es en Acción Nacional donde las viandas para los diputados cuestan más: 10 millones 333 mil pesos anuales.

En contraste, el PT dispuso de 3 millones 476 mil pesos para su comedor, aunque en éste no sólo se sirven alimentos a los diputados; también pueden comer sus trabajadores.

No obstante, la del PT es la única bancada que no reporta gastos en los rubros de servicios personales; remuneraciones al personal permanente, transitorio y especiales; seguridad social y seguros; y otras prestaciones sociales y económicas o estímulos.

Ello se debe –explicaron trabajadores– a que asesores, secretarias, auxiliares y cocineras no tienen contrato y su pago se hace en efectivo en una caja en el primer piso del edificio B, donde firman un recibo y además, en algunos casos, el monto que reciben es menor al que amparan los documentos.