Deportes
Ver día anteriorDomingo 15 de marzo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Pasó 106 días a bordo de una nave aerodinámica y recorrió 9 mil km

El remero Levy, primer hombre en cruzar el Atlántico en solitario

Esto representa lo que la voluntad humana es capaz de lograr, dijo

 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de marzo de 2015, p. a15

Con el impulso de los brazos y una fuerza de voluntad de acero, el mexicano Abraham Levy se convirtió ayer en el primer hombre que cruza el océano Atlántico a remo y en solitario, sólo por el gusto de sentir al máximo el contacto con la naturaleza, así como hacer conciencia para rescatar el sistema arrecifal mesoamericano.

Sus ojos contemplaron por fin la playa de Cancún, luego de pasar 106 días a bordo de una nave aerodinámica de fibra de carbono sin motor de seis metros de largo llamada Cascarita, tras haber partido en octubre pasado desde el puerto de Palos, España, y recorrer 9 mil kilómetros en el mar.

Aún no lo asimilo, me concentré en dar un golpe de remo a la vez y nada más. Ahora que veo la suma de todo eso me quedo sin palabras, dijo Levy, envuelto en un intenso júbilo que transmite a través del auricular en llamada telefónica con La Jornada.

–¿Cómo llamaría a este logro sin precedente?

–Quitaría el nombre del personaje, me quedaría con lo que se hizo. Un hombre cruzó un océano a remo y en solitario. Para mí esto representa lo que la voluntad humana es capaz de lograr y me deja soñando en lo que los seres humanos podríamos lograr con ella.

De 1.78 metros de estatura, 35 años, tez morena clara y cuerpo atlético, el remero ya había sorprendido al mundo cuando en 2008 recorrió 11 mil kilómetros de las costas de México a bordo de un kayak en un viaje que lo mantuvo 13 meses en el mar.

Aun cuando recibe elogios por la proeza de cruzar el Atlántico con un millón 680 mil golpes de remo, Levy asegura que el esfuerzo físico de remar entre nueve y 12 horas intercaladas al día no fue el principal factor para culminar este reto, y reitera que la clave es simple: la fuerza de voluntad.

Afirma que la perseverancia fue lo que le permitió no mirar atrás en esta travesía, por lo que está convencido de que el ser humano debería utilizar ese poder para preservar la naturaleza.

“Sueño un mundo en el que todos utilicemos esa voluntad para enaltecer a la humanidad, en vez de esclavizarla en el consumismo absurdo y dar el poder a unos cuantos.

El ser humano podría llegar a hacer algo estupendo porque tenemos una capacidad impresionante. Basta con ver nuestro alrededor, la naturaleza, toda esa armonía y perfección que existe. Los seres humanos formamos parte de todo eso, nada más que nos hemos desviado un poquito, dice eufórico.

Una mezcla de felicidad y asombro lo dominan. Está consciente de que ha logrado una de las hazañas más impactantes. No obstante, en sus pensamientos se mantiene fija la imagen del arrecife mesoamericano y la necesidad de conservarlo.

“Espero que este proyecto pueda crear conciencia sobre el arrecife mesoamericano, que es el segundo pulmón más importante del mundo y que tenemos la responsabilidad de cuidarlo.

Necesitamos hacer algo para preservarlo porque nos lo estamos acabando, destaca el deportista, quien donará a la organización The Nature Conservacy una parte del financiamiento que recibió por los kilómetros recorridos.

Denota la satisfacción de haber logrado esta travesía, más al recordar los obstáculos que tuvo que sortear para demostrar que el ser humano siempre es hábil para quebrar los límites, como obtener los recursos económicos para la nave aerodinámica y una tonelada de comida deshidratada, necesarias para el viaje.

Foto
Abraham Levy, de 35 años, festeja su llegada a CancúnFoto Ap

Enfrentar una tormenta con vientos hasta de 140 kilómetros por hora fue quizás el momento de mayor tensión que vivió en esta aventura, en la que tuvo que recurrir al ingenio.

Pasé muchísimo miedo

Fue terrible. A la mitad de la ruta, en medio del océano Atlántico, en el punto más alejado de otro ser humano sobrevivió a una tormenta extraordinariamente fuerte. En altamar fue la situación más complicada que me ha tocado vivir. Pasé muchísimo miedo, me sentí pequeño, narra, al tiempo que recuerda cuando la Cascarita fue volcada por una ola que lo sumergió por instantes en el mar.

“Aun cuando la embarcación está diseñada para voltearse automáticamente, por unos instantes mi camarote parecía una pecera, estaba abajo del agua. Lo único que me quedaba en esos momentos era aferrarme a la idea de que todo lo que podía hacer lo había hecho antes.

Confiar en que elegiste el equipo adecuado y que el diseño de tu bote es el apropiado, que tienes chaleco salvavidas, balsa de rescate, en que vas preparado y que podrás superar esta prueba, relata.

Sin embargo, no se atreve a confirmar la frase más común entre los marineros, de que la mar es traicionera, pues asegura que la naturaleza nunca traiciona, sólo hay que aprender a fluir con ella.

No puedes desafiarla, tienes que lidiar con su fortaleza y saber utilizar la inteligencia sobre la fuerza, sostiene, y subraya que el hombre también es parte de ella.

Incluso cuando muchas personas considerarían una locura la odisea de Levy, al navegar en solitario por casi cinco meses, él deja claro que nunca se sintió solo, debido a que pudo mantenerse en comunicación vía satélite con su familia y leer todos los mensajes de ánimo que cientos de personas le escribieron en Twitter.

Si la locura es lo que se necesita para hacer los sueños realidad, si eso es lo que se necesita para ser feliz, que nos la receten a todos a cucharadas y por montones, destaca con seguridad y entre risas.

Agrega que no tiene conflicto en enfrentarse a sí mismo en la soledad: Me caigo bien, puedo reír, cantar, pensar, sin que ninguna otra cosa distraiga mis pensamientos. Vivimos en una época en la que estamos saturados de mercadotecnia y todos nos quieren vender algo. Allá adentro la naturaleza no tiene ningún interés por hacerlo.

Levy admite que extrañará estar rodeado del inmenso azul, de los escenarios multicolores en el horizonte, de las estrellas infinitas, pero guardará la experiencia de haber sido testigo de lo más puro y salvaje de la naturaleza, el único lugar en el que considera que existe la armonía total.

Mi embarcación es tan pequeña que de pronto yo sentía que no estaba, que yo flotaba sobre las olas. Estar ahí de testigo con esa magnificencia es algo que me conmueve hasta las lágrimas, es algo bellísimo, afirma.

–¿Te considerarás un súper hombre?

–No, para nada, estoy hecho de lo mismo que el resto de los demás, simplemente tuve la fortuna de encontrar mi camino. Todos podemos lograr lo que tenemos en la cabeza, siempre y cuando sea auténtico y sin intención de dañar. Estoy seguro de que soy igual que todos los demás.