Opinión
Ver día anteriorSábado 14 de marzo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
En el Chopo

Aquellos años

L

a primera vez que visitamos terrenos choperos fue cuando ocupaban las banquetas de la calle Chopo en la colonia Santa María la Ribera; no volvimos a lares tianguistas hasta que estuvieron en la calle Oyamel. En 1988 el Chopo dejó de ser itinerante y se instaló en Aldama, entre Sol y Luna, colonia Buenavista-Guerrero. Durante los años 90 del siglo pasado fui visitante/comprador y, también, acudí como reportero de la re- vista Conecte; eran sábados de bonanza tanto comercial como cultural para el Chopo. Había músicos, fotógrafos, productores, escritores, profesores, representantes, organizadores de tocadas, todos andaban por ahí atendiendo a los compradores. La lista de locatarios y visitantes chidos en esos años es interminable, pero sus nombres quedaron registrados en libros, como Una larga jornada, de Abraham Ríos. En aquellas tardes, después de terminar el Chopo, era reglamentario ir a la chelería más cercana; no faltaban las chavas y la pandilla de Conecte (no se mencionan nombres para proteger a inocentes je je). Pero sí recordamos con afecto a quienes ya no están, como Pablo Cáncer, el Capitán Pijama, Jorge Reyes, Vicentito y el Vladys.

El cruce de caminos hace 14 años

Ya instalados en este siglo, hacemos cuentas y ya sumamos más de 700 sábados consecutivos haciendo acto de presencia en el Tianguis del Chopo; todo, gracias a la publicación de esta colaboración. Aunque es sabido que la relación del tianguis con La Jornada se dio muy temprano, baste recordar las ocasiones cuando la naciente grey chopera acudió a las oficinas del periódico, ubicadas en aquellos años en Balderas y Artículo 123, a buscar apoyo; igual, es bueno acordarse de los cartones del maestro Ahumada alusivos al Chopo. Pero, el cruce de caminos se formalizó aún más el 10 de marzo de 2001 con la primera publicación de En el Chopo. Desde ese día, es decir, hace 14 años, hemos estado en muchos momentos claves, otros chidos y algunos, hasta rudos para el tianguis: de los primeros, en el pretendido desalojo; de los segundos, sus festejos de aniversario en el Zócalo y la publicación de algunos libros; de los terceros, en algunos amagos de operativos y en las negociaciones con los ambulantes toreros. Por supuesto dejamos asentado aquí las situaciones exitosas, pero igual algunos desaciertos respecto a las actividades públicas que ofrece el multicitado mercado rockero. En fin, hemos estado en las buenas, en las malas y las peores. Salú.