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El ex integrante del cuarteto Liverpool y su All Starr Band se presentaron en el Auditorio

Ringo Starr regaló un poco de diversión a beatlemaniacos de todas las edades
Foto
El ex beatle fue coreado hasta el éxtasis por los asistentes a su concierto en la ciudad de MéxicoFoto cortesía Ocesa
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de marzo de 2015, p. 9

Un público especial para una noche especial, afirmó Ringo Starr durante uno de los momentos en que la concurrencia al Auditorio Nacional se desbordó de admiración y cariño por el ex beatle, quien en las conferencias corrige a reporteros novatos: No me llames Richard; soy Ringo.

En un nuevo encuentro con beatlemaniacos de todas las edades, la noche del pasado martes el intérprete del Submarino amarillo estuvo acompañado por su All Starr Band, integrada por Warren Ham, Steve Lukather, Richard Page, Gregg Rolie, Todd Rundgren y Gregg Bissonette; cada uno de ellos es una estrella con luz propia.

Los éxitos comenzaron con el flamazo de Caja de cerillos (Matchbox), que causó que los corazones del Sargento Pimienta latieran aceleradamente. El respetable mexicano mantiene una relación constante con el cuarteto de Liverpool, con programas de radio como La hora de los Beatles, de Radio Universal, que es la paralela en rock y sus variantes de El Fonógrafo y sus rolas romántico-lacrimógenas.

Está muy flaco

¡Buenas noches, México! ¡Vamos por un poco de diversión!, dijo. Comprobó lo dicho inmediatamente con No viene fácil (It don’t come easy), que fue coreada hasta el éxtasis. El ex beatle balanceaba su cuerpo siguiendo el ritmo y mostraba sus tenis, los cuales a sus 74 años son un apoyo para el esqueleto. Está muy flaco, comentó una dama.

Alas (Wings) reforzó la serie inicial, que fue interrumpida porque en el formato de los conciertos de Ringo y compañía se alternan las participaciones. Los de la All Starr Band son tan buenos músicos y están ligados a éxitos mundiales que la gente los escucha, pero, la verdad, todos quisieran oír más de Ringo.

Así, la All Starr se dio su lugar con clásicos como I saw the light, Evil ways, Rossanna, Bang the drum all day, Black Magic Woman, África y Oye cómo va.

Entre esas rolas hiperconsabidas, Ringo tomaba su turno, para calmar las ansias de quienes querían escucharlo. Don’t pass me by dio paso a Yellow submarine, que levantó a miles de sus asientos, quienes agitaron globos amarillos. Los haces cruzaron el espacio y la tocada estuvo en su apogeo. Algunos recordaron que esa canción le llegó en su tonada a Paul cuando iba a la cama a dormir. Fue un chispazo.

Buenas noches, ciudad de México, amo estar aquí. ¿Pueden escucharme? Quiero oír que digan amor y paz.

Fotografía, la infaltable, llegó anunciando el casi final. Una emoción rodeó el ambiente por el consaber de que esa canción se recordará por muchos años, cuando ya todos los presentes sean ausentes. Este es un público especial, un escenario especial y una noche especial, añadió el percusionista, quien tocó la batería, el pandero y el cajón.

Cuando cantó Quiero ser tu hombre, el tema que The Beatles regaló a Jagger y sus Rolling Stones, los All Starr bromearon por la idea que tiene Ringo de lo difícil que es ser algo importante para una fémina, que sea una muñeca que sólo responda ¡no!

Fotografía fue seguida por Act naturally, de los días de The Beatles, para cerrar a tambor batiente con la clásica Con una pequeña ayuda de mis amigos, en un homenaje a Joe Cocker, llamado La Guitarra Invisible, recientemente fallecido, quien hizo de esa composición una versión que a muchos gusta más que la de The Beatles. Se fueron las estrellas, pero regresaron ante la gritería para entonar Den una oportunidad a la paz, de John Lennon, rola que en México se sobredimensionó por el contexto sociopolítico y de criminalidad.