Opinión
Ver día anteriorMartes 10 de marzo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Agua y lento aprendizaje

Beltrones se enciende

Récord: el dólar a 15.81

A

lo largo de las últimas tres décadas la modernización ha sido la madre de todas las privatizaciones, y éstas no han sido pocas. De Miguel de la Madrid a la fecha ese ha sido el subterfugio predilecto, aderezado con términos como desincorporación, adelgazamiento, desinversión, concesión, permiso limitado, coinversión, capital complementario, riesgo compartido, transición energética, democratización del capital, redimensionamiento y, entre lo más reciente, unir esfuerzos.

En dicho periodo así se modernizaron alrededor de mil 200 empresas del Estado para terminar en manos del gran capital, pero la inventiva de los genios privatizadores parece no tener límite. Por ejemplo, en una de tantas intentonas por privatizar… perdón modernizar al sector petrolero, uno de los directores de Pemex durante el calderonato (el junior Jesús Reyes Heroles) consideró necesario que la paraestatal se hiciera acompañar de inversionistas privados como parte de la modernización, y otros utilizaron cualquiera de los subterfugios referidos.

Así procedieron, también, con la modernización de la Comisión Federal de Electricidad (antes de la reforma energética), y a la vuelta de la esquina 40 por ciento de la generación eléctrica ya estaba en manos de particulares, con tarifas verdaderamente insoportables para los consumidores.Qué decir del sector petrolero. Y como esos, muchos más (banca, carreteras, aerolíneas, etcétera, etcétera).

El domingo pasado el pastor de los borregos tricolores en San Lázaro, Manlio Fabio Beltrones, mandó a paseo a todo el mundo contrario a la modernización del agua en el país, y afirmó que la nueva ley asegura el uso eficiente de los recursos hídricos con criterios de sustentabilidad, equidad y suficiencia, además de que une los esfuerzos de gobierno y sociedad (léase capital privado), lo que de ninguna manera significa privatizar el agua.

En el castellano del ex gobernador sonorense lo anterior quiere decir que sólo se trata de que el capital privado se sume a las inversiones públicas y “actualizar el régimen de concesiones, permisos, sanciones y tarifas, y consolidar la rectoría del Estado sobre las aguas nacionales; desde 2012 la Constitución establece el acceso al agua como un derecho humano, pero aún falta un marco reglamentario para que se haga efectivo mediante una política hídrica sustentable, racional e integral que asegure este rubro de la seguridad nacional… El ingrediente de la participación ciudadana es imprescindible en una legislación moderna y en la gestión sustentable del agua”. Y todo listo.

El rollo anterior embona perfectamente en lo que se cita en las primeras líneas. Aquí al subterfugio modernizador se agrega el unir esfuerzos, como si el Estado no tuviera obligaciones constitucionales. Y en cuanto al ingrediente de la participación ciudadana, pues simple y sencillamente lo dejaron afuera, hasta que iniciaron los reclamos, es decir, primero modifican la ley en lo oscurito, y luego, ya con la intención de aprobarla por mayoriteo hoy martes, y en medio del escándalo, hacen como que les interesa la discusión sobre la conveniencia o no de modificar el dictamen aprobado o, como le llamó Beltrones, abrir un espacio para la consulta e intercambio de puntos de vista entre todos los actores políticos representados en esa instancia legislativa (¿y la participación ciudadana?).

Los escándalos políticos en tiempos electorales no son muy queridos por los partidos. La información dice así: “la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados decidió por unanimidad posponer ‘el tiempo que sea necesario’ la discusión en el pleno del dictamen de la Ley General de Aguas, que estaba previsto para votarse en la sesión de este martes. Al dar a conocer el acuerdo de los grupos parlamentarios, el presidente de la Junta de Coordinación, Manlio Fabio Beltrones (PRI), rechazó que la propuesta busque la privatización del agua. ‘Con su simple lectura le quedaría claro, a cualquiera que no tenga lento aprendizaje, que no se trata de una privatización. Es una ley que moderniza, y en mucho el marco legal en la materia” (La Jornada, Enrique Méndez).

Ya encarrilado, el ofendido sonorense aseguró que habrá tiempo suficiente para que muchos de quienes hablan pero todavía no han leído la iniciativa ni el dictamen hagan su trabajo. Lo que no hay es intención privatizadora, como ciertos políticos demagógicos han expresado. Así, dijo, a solicitud de todas las bancadas, aunque con distintas expresiones del porqué, hemos resuelto que se difiera su discusión del día de mañana por el tiempo que sea necesario para que se aclaren dudas y se acabe la desinformación que ha hecho que algunos políticos en campaña quieran tomarlo como bandera.

Como ha sucedido con otras modernizaciones, en el caso del agua y la unión de esfuerzos con el capital privado lo primero que harán será ajustar (léase incrementar) las tarifas (hay que revisar las experiencias de Argentina y de otras naciones latinoamericanas en este sector), porque de lo que se trata, según dicen, es de hacer financieramente sostenible el proyecto modernizador y garantizar la recuperación de las inversiones privadas. Recuérdese cómo, una vez democratizado el capital en la banca lo primero que se incrementó a la velocidad de la luz fueron las tasas de interés cobradas a los créditohabientes y el cargo por comisiones, que crecieron por todas partes.

En fin, si, como dice el sonorense, es una maravillosa iniciativa para democratizar el agua, para qué posponer el tiempo que sea necesario la aprobación de la nueva ley, que según dice garantiza sustentabilidad, equidad y suficiencia, si para efectos prácticos tenían en el bolsillo los votos necesarios. Y como dicen los clásicos, los de lento aprendizaje (Beltrones dixit) no eran ariscos; los hicieron a golpe de modernizaciones y, sobre todo, de resultados desastrosos a lo largo de las últimas tres décadas.

Las rebanadas del pastel

La volatilidad pasajera (Videgaray dixit) trae podrido al ministro del año. Lo persigue por doquier. Como vidente no ha dado una, y frase que pronuncia, frase que tira la realidad. Ayer el tipo de cambio peso-dólar alcanzó récord histórico, listo para aterrizar en los 16 por uno. En ventanilla el billete verde se ofreció a 15.81 bilimbiques, mientras el precio del barril de exportación volvió a caer (se vendió a 47.95 dólares).