Opinión
Ver día anteriorMiércoles 4 de marzo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Ingreso petrolero hundido

Erario: ataque de nervio

Se afila la tijera, otra vez

M

uy lejano parece estar 2016, pero desde ya se puede adelantar que ese año los tijeretazos presupuestales serán parte de lo cotidiano por el desplome del ingreso petrolero. De hecho, si las cosas siguen como hasta ahora –y nada avizora cambio a corto plazo–, nada raro sería un segundo recorte en 2015, cuando menos.

Las cifras más recientes divulgadas por la Secretaría de Hacienda revelan que la caída en la producción petrolera y los bajos precios internacionales del crudo causaron en enero un retroceso de poco menos de la mitad en los ingresos petroleros del gobierno federal (43.5 por ciento, para ser precisos), lo que provocó que el balance público fuera deficitario en 91 mil 544.3 millones de pesos, que contrastan significativamente con los 4 mil 907.9 millones que faltaron en los ingresos públicos en enero de 2014, con lo que en enero pasado se reportó el más alto déficit público en la historia del país para un primer mes de año; ese faltante deberá cubrirse con endeudamiento (La Jornada, Víctor Cardoso), por mucho que Luis Videgaray prometió exactamente lo contrario.

El ministro del año se ha confesado como un optimista irredento, pero serlo no sirve para nada si permanentemente se niega la cruda realidad, y esta –según las cifras de la propia Secretaría de Hacienda– indica que el desplome del ingreso petrolero en enero de 2015 ha sido el más pronunciado en lo que va del siglo XXI. Sólo como contexto, vale mencionar que en el primer mes de 2009, en plena zarandeada económico-financiera, la caída de dicho indicador fue de 26 por ciento.

Ese 43.5 por ciento de desplome en el ingreso petrolero –con respecto a enero de 2014– equivale a una pérdida cercana a 41 mil millones de pesos (sin considerar que el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios inyectó más de 34 mil millones) tan sólo en el primer mes de 2015, periodo en el que el precio del barril mexicano de exportación promedió 40.15 dólares, contra 90.65 un año antes.

En febrero de 2015 algo mejoró la situación (por decirlo así, siempre en el contexto del desplome de los petroprecios) y el barril mexicano se vendió, como promedio, a 47.77. Sin embargo, en igual mes de 2014 ese precio fue de 93.09 billetes verdes.

Desde que se instaló en Los Pinos, el gobierno peñanietista pisó con el pie chueco: en enero de 2013 el ingreso petrolero se hundió 21 por ciento; en igual mes, pero de 2014, la caída fue de apenas 0.5 por ciento, pero ya en el arranque de 2015 la situación tornóse dramática. Y el marcado descenso de dicho ingreso afecta las finanzas nacionales, estatales y municipales.

En este espacio se ha comentado que por mero decreto salinista (último informe de gobierno, primero de noviembre de 1994), las finanzas públicas quedaron oficial y mentirosamente despetrolizadas, pues a lo largo del sexenio de la solidaridad (según CSG) fue tal la diversificación en la captación de recursos públicos que el proveniente del crudo casi casi, era destinado a las propinas. Por aquellas fechas, el ingreso petrolero equivalía a 4.9 por ciento del producto interno bruto y alrededor de 30 centavos de cada peso presupuestal provenían del oro negro.

A estas alturas, y ya despetrolizadas las finanzas públicas, el ingreso petrolero equivale a 7.6 por ciento del PIB y de cada peso presupuestal cerca de 35 centavos provienen del oro negro. De hecho, el ya famoso ministro del año en días pasados repitió el cuento de la abundancia: hoy, 85 por ciento de lo que le vende México al resto del mundo son manufacturas, son productos con valor agregado, automóviles, bienes electrónicos; somos, por ejemplo, algo que poca gente sabe, el país donde más pantallas planas se fabrican (léase maquilan) y se exportan en el mundo es México. Lo que no dijo es que ninguno de esos sectores (colmados de subsidios, apoyos y exenciones fiscales) aporta una tercera parte del presupuesto anual, como sí lo hace el ingreso petrolero.

Nadie, salvo el optimista irredento, cree que el precio del petróleo mexicano se recuperará a mediano plazo. El martillazo a las finanzas nacionales está dado, y no hay ni con qué sobarse. Ayer el barril de exportación se vendió a 50.02 dólares (casi 29 billetes verdes por debajo de lo presupuestado), pero, como bien informa La Jornada (Roberto González Amador) “la recuperación mostrada en las últimas semanas en el precio del petróleo es insostenible.

El precio puede caer incluso a 35 dólares por barril en el segundo trimestre del año (de tal suerte que) independientemente del nivel promedio de la cotización en 2015, un nuevo recorte del gasto público será necesario el próximo año, dada la dependencia que tiene el presupuesto federal de los ingresos petroleros; 2016 se anticipa más difícil en gasto y presupuesto; la complicación esperada se relaciona con la disminución de los ingresos petroleros, tanto por un menor precio como por la lenta recuperación en los niveles de producción, consideraron Omar Taboada y Ricardo López, analistas de la casa de bolsa de Banamex.

Entonces, ¿cómo se taparán los enormes agujeros en las finanzas nacionales? Fácil: con optimismo irredento, según dice Luis Videgaray.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, desde La Paz, Baja California Sur: “La empresa de minería marina Exploraciones Oceánicas, presentó una denuncia en contra del reportero de la fuente ambiental y científica Carlos Ibarra, y miembros de la Cooperativa Puerto Chale. De acuerdo con el expediente AP/BCS/SPPA-AMPFDC/176/2014 de la Procuraduría General de la República, Florencio Aguilar Liera, presidente de la Sociedad Cooperativa Puerto Chale, además de los integrantes de la asociación Gregorio Higuera Mayoral y José Humberto Espinosa Aguilar; Arturo González Ramírez, ex asesor del organismo pesquero y enlace con el proyecto minero marino Don Diego; Ryan Morris, director de Meson Capital y el reportero, son acusados de ‘atentar en contra del consumo y riquezas naturales’. ¿Cuál es la causa real? La publicación de una serie de notas y reportajes en los que se presentaron posturas de instituciones académicas, científicas y gubernamentales; asimismo, declaraciones del ex consejero de la compañía (Arturo González) e información dada a conocer en Internet por medios de comunicación u otras firmas que señalaban irregularidades financieras de Odissey Marine Exploration (dueña de la minera marina). Se manifestaban en contra y a favor. Incluso, la empresa fue entrevistada para conocer el proyecto, pero ahora aduce ‘ataques mediáticos’ para la denuncia, que es en realidad un atentado contra la libertad de expresión”.

Twitter: @cafevega