Opinión
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uesta trabajo reconciliar la idea de que el Clint Eastwood responsable del díptico La conquista del honor y Cartas desde Iwo Jima (ambos de 2006), dramas complementarios y pensativos sobre los sinsabores de la guerra, sea el mismo que ahora ha realizado Francotirador, la glorificación de un Navy Seal de la vida real que, en la guerra de Irak, se acreditó más de 160 muertes.

Ya se sabe que Eastwood es partidario republicano, pero eso parecía contradictorio con sus anteriores reflexiones sobre la violencia y sus consecuencias. Para una estrella tan cercanamente identificada con el uso fulminante de las armas de fuego, el cineasta parecía poseer una sabiduría muy ajena a los tintes conservadores. Véase nomás la conclusión de Gran Torino (2008), para constatarlo.

Francotirador se centra en la figura de Chris Kyle (Bradley Cooper), un texano a todo lo que da, con aspiraciones de cowboy. Su padre (Ben Reed) le ha inculcado no sólo una afición por la cacería, sino una ideología maniquea según la cual sólo hay tres tipos de personas: ovejas, lobos y perros pastores. A estos últimos les corresponde defender a las ovejas de todo mal. Los ataques terroristas a embajadas y sobre todo, el del 11 de septiembre de 2001, convencen a Kyle sobre el sentido de su vida: acabar con los lobos yihadistas.

Después de un arduo entrenamiento, Kyle formará parte de la primera ola invasora de Irak, con la responsabilidad titular de disparar contra todo lo que ponga en riesgo a sus compañeros. La primera secuencia de la película lo muestra tomando una difícil decisión: disparar o no a una mujer y un niño que parecen llevar una granada oculta entre su ropa. La decisión de Kyle será, claro, la correcta. No hay aquí, como en la obra maestra Los imperdonables (1992) un diálogo sobre el duro significado de matar a un hombre.

Esa falta de ambigüedad tiñe a Francotirador. En ningún momento se intentará humanizar al enemigo, tildado siempre de salvaje y de maldad despreciable. Por supuesto, nunca entrará en discusión si la guerra de Irak está justificada. Kyle es una bendita máquina de matar que, como en un western, se enfrentará a los malos para liquidarlos. Incluso, la muerte de un francotirador contrario se construirá como un creciente duelo de habilidades.

Después de que el protagonista ha concluido su cuarta gira, decide retirarse a la vida civil, donde la llorona esposa Taya (Sienna Miller) y sus dos hijos pequeños están para reclamarle su persistente ausencia, pues el hombre está ensimismado en su trauma bélico. Pobrecito. No obstante la contenida interpretación de Cooper, esa caracterización de un guerrero afectado por la violencia es demasiado superficial para ser convincente. O emotiva. (Su muerte a manos de otro veterano dañado parecería un acto de justicia poética, pero Eastwood lo utiliza como un triste epílogo patriotero a una existencia gloriosa.)

Como artesano, el octogenario Eastwood está en plena forma, según se comprueba con la permanente tensión que consigue en las secuencias de batalla. En especial, un combate climático en medio de una tormenta de arena, testimonia la habilidad del director. Lástima que Francotirador funcione como propaganda republicana de una impecable factura.

Francotirador

(American Sniper)

D: Clint Eastwood/ G: Jason Hall, basado en el libro autobiográfico de Chris Kyle, (escrito con Scott McEwen y James DeFelice)/ F. en C: Tom Stern/ M: Clint Eastwood, Ennio Morricone/ Ed: Joel Cox, Gary Roach/ Con: Bradley Cooper, Sienna Miller, Luke Grimes, Jake McDorman, Cory Hardrict/ P: Mad Chance Productions, 22 & Indiana Pictures, Malpaso Productions, Rat Pac-Dune Entertainment. EU, 2014.

Twitter: @walyder