La terna propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto para elegir a un nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) generó incertidumbres y dudas en el tribunal.

Ni el ex procurador General de la República y actual embajador en Estados Unidos, Eduardo Medina Mora, ni los magistrados federales Horacio Armando Herrera Orozco y Felipe Alfredo Fuentes Barrera recibieron comentarios favorables sobre la posibilidad de integrar la SCJN.

Respecto de Medina Mora, funcionarios judiciales de primer nivel comentaron que es una propuesta del titular del Ejecutivo federal y que esperan –porque se da por hecho que Medina Mora será elegido ministro por el Senado– que asuma una postura en favor de la ampliación de los derechos humanos; en tanto que otros de plano señalaron que el ex procurador no era la mejor opción para integrar la Corte.

En los pasillos del tribunal se cuestionó también la cercanía de Medina Mora con Peña Nieto y con los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón –con quienes ocupó puestos clave en materia de seguridad–, además de que llamaron la atención en que, por primera vez desde la reforma constitucional de 1994, el pleno quedará integrado con más ministros externos (seis) que los provenientes de carrera judicial.

Lo cierto es que ninguno de los funcionarios consultados mostró entusiasmo por la posible llegada del ex director del Centro de Investigación en Seguridad Nacional (Cisen) cargo que desempeñó durante el sexenio de Vicente Fox, como tampoco mencionaron algún mérito jurídico o académico (en la rama del derecho) en favor del ex procurador.

Medina Mora, quien a la muerte de José Ramón Martín Huerta asumió la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública, en septiembre de 2005, y que en diciembre de 2006 fue designado procurador General de la República, es recordado más por sus descalabros que por sus aciertos.

Eduardo Medina Mora fue propuesto para ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de la NaciónFoto Jesús Villaseca

Siendo procurador, Medina sostuvo un enfrentamiento constante con Genaro García Luna (secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón), con quien las diferencias sobre las facultades de la Agencia Federal de Investigaciones (PGR) con la Policía Federal derivó en falta de coordinación y colaboración entre ambas instituciones en materia de inteligencia y en cuestiones operativas, lo que derivó en el debilitamiento de ambas instituciones en el combate al crimen, como lo revelaron en su momento los cables de Wikileaks.

El procurador Medina Mora

En su gestión, la Procuraduría General de la República (PGR) inició las investigaciones que derivaron en el llamado michoacanazo y la operación Manos limpias, las cuales terminaron por ser un rotundo fracaso, porque los acusados finalmente quedaron en libertad por falta de pruebas.

En el michoacanazo la PGR detuvo a 35 presidentes municipales y funcionarios de Michoacán, acusados de tener ligas con el grupo delictivo de La Familia y que, finalmente, todos fueron liberados; mientras la operación Manos limpias que pretendía ser una acción sin precedentes contra la corrupción dentro de la PGR, que derivó en la detención y consignación del ex subprocurador especializado en delincuencia organizada Noé Ramírez Mandujano en 2008 –entre otros funcionarios– concluyó en 2013 con la absolución del funcionario.

Respecto de los magistrados, los entrevistados reconocieron que se trataba de personas que han mantenido un bajo perfil en su trayectoria y les dieron pocas posibilidades reales de ser elegidos ministros de la SCJN.