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Tras ganar reality show, Pablo López o Jahvel Johnson lanzó al mercado su primer disco

Ahora canto menos horas que en el Metro y se toma más en cuenta

El contratenor recorría las líneas 2 y 3 interpretando clásicos de BB King, Billy Ocean, Joe Cocker y Eric Clapton

Siempre le he echado ganas, incluso hoy en los programas de radio o televisión

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Pablo López es oriundo de Torreón, Coahuila, y vivió durante algún tiempo en Utah, Estados UnidosFoto Cortesía Sony Music
 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de febrero de 2015, p. 7

“Desde que gané el concurso de televisión México tiene talento la pregunta que me cae más gorda es qué siento por ser ahora famoso”, expresó en entrevista Pablo López, conocido como El cantante del Metro, medio de transporte que era su espacio de trabajo y al cual espera no regresar, apoyado en el millón de pesos que le dio el reality show y a lo que recibió tras firmar con la trasnacional Sony Music, sello que hace días lanzó al mercado su primer disco, titulado Pablo López es Jahvel Johnson.

Jahvel Johnson es el nombre que eligió como una forma de rebautizo, dado su sino de haber sido adoptado y de aceptar que a pesar de todo la vida es una joya. Antes de su trascendencia televisiva, Pablo, de 42 años de edad y oriundo de Torreón, Coahuila, ya era famoso en las redes sociales por los videos que eran subidos a Internet por sus escuchas en los vagones del Metro, que quedaban admirados por su voz, distinta, rasposa y clara.

Su buena reputación como contratenor crecía día con día, al son de clásicos de BB King, Billy Ocean, Joe Cocker y Eric Clapton, interpretados en inglés con dicción exacta.

Era una persona sin casa fija, un homeless, de los seres que viven en el paraíso libre, pero rodeado de cemento, frío y hambre. Su voz, que le ha dado dinero para pagar alguna torta, un cuarto barato de hotel... lo mínimo para sobrevivir 24 años en esta urbe, le ha permitido conocer gente que lo ha decepcionado y le ha creado un carácter desconfiado. Natural. Sus ojeras, apenas visibles tras sus gafas, son las huellas de los desvelos, de mirar la luz de la Luna.

Da vuelta a las necesades

La calle y la noche tienen sus reglas. Los seres noctámbulos se defienden a su manera. Pablo lo sabe. En la entrevista por momentos se denota desconfiado y sus respuestas pueden ser hasta taimadas. Medita cada palabra y sabe dar la vuelta a necedades, a lugares comunes. Un ejemplo: a la pregunta de cómo le iba en el último vagón del Metro a altas horas de la noche, sonríe, hace una pausa y contesta: ¡Eh! ¡Qué pregunta! ¡Yo ahí no, claro que no! Y es que ese vagón es conocido como La cajita feliz, porque lleva de todo, dicho esto en el plano sexual. Esa parte del convoy se convirtió en un espacio de encuentro, para el ligue, sobre todo homosexual. Ahí es donde no le caía Pablo.

Su mente se sumerge en los recuerdos. Uno de ellos hacia el día en que se soltó de la mano de sus padres y se perdió. Tenía 5 años de edad. De ahí hasta un centro de reclusión porque no había lugar en orfanatos. Allí aprendió las malas mañas, y mejor andar en la calle que encerrado. Una familia mormona se lo llevó a Utah, Estados Unidos, pero a los 20 años le pidieron que se fuera porque era para ellos un canijo. A rascarse con sus propias uñas. En su andar callejero, un amigo le regaló una grabadora, su instrumento para poner pistas de canciones. Así, día tras día trascurrió toreando a los policías en las líneas 2 y 3 del Metro. Hoy tiene, mínimo, un millón de pesos.

Consideró que ser ahora millonario no ha influido en su manera de cantar. Cuando lo hacía en el Metro trabajaba cinco o seis horas; ahora canto menos, pero se me toma más en cuenta. Llegó el momento de cuidarme porque esto para mí no es una carrera, sino una oportunidad, y hay que tomarla como tal. Cuando canto a veces me salen tristezas, a veces enojo. Los temas del disco se los dedico al Creador, aunque los autores los hayan escrito con otra intención. Siempre le he echado ganas, lo mismo cuando andaba en el Metro que ahora, que voy a programas de radio o televisión.

Usa bastón porque un micro le dio un aventón que no pidió. Todo mundo sufre problemas, tiene tristeza, pero cada quien debe vivir el hoy. Ver para atrás no sirve de nada, y lo mismo si te la pasas metido en el futuro. ¡Es muy chocoso estar oyendo a la gente quejarse todo el tiempo! Si vives con los problemas te traumas. He vivido mucho tiempo en la calle y he vivido malas experiencias. Yo si a algo le tengo miedo es a la muerte. Todos nos arrepentimos de algo. Yo tengo que evitar a quienes me quieren dar esquinazo porque saben que ahora tengo dinero.

El álbum de Pablo está próximo a ser disco de oro.