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No habría que desechar esos indicadores, pero sí darles su justa dimensión, consideran

La medición internacional de universidades sólo ofrece una visión parcial, dicen expertos
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Roberto Rodríguez, Humberto Muñoz, Héctor Hernández Bringas e Imanol Ordorika, durante el foroFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de febrero de 2015, p. 41

Las clasificaciones internacionales que pretenden establecer criterios de valoración sobre las mejores universidades del mundo no sirven para reflejar realmente la calidad de las instituciones de educación superior, pues tienen serias carencias metodológicas y muchas sólo persiguen fines comerciales, al asumirse como una especie de guía para consumidores de servicios educativos.

Así lo afirmaron diversos especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes señalaron que dichas mediciones analizan a todas las casas de estudio bajo el mismo modelo y no toman en cuenta el papel de desarrollo económico y social de estos centros en el ámbito local, por lo que llamaron a tomar una distancia analítica de ellas.

Durante un foro organizado sobre el tema en la Casa de las Humanidades, Imanol Orodorika, director de evaluación institucional de la UNAM, enfatizó que aunque los rankings han sido tomados por muchos gobiernos como un referente para otorgar becas o visas, e incluso como criterio para asignar presupuesto, en realidad sólo dan información muy general sobre la calidad de una universidad.

“Los rankings internacionales no sirven para evaluar la calidad de las instituciones de educación superior en los diferentes países del mundo”, porque sólo se enfocan en medir las actividades de investigación y no las de docencia, miden a todos los centros de estudio con el parámetro de lo que hace Harvard, en Estados Unidos, y tienen serios problemas metodológicos, pues recurren a fuentes muy cambiantes o a opiniones de académicos de unos cuantos países industrializados, recalcó.

De igual forma, estos instrumentos no consideran el impacto social y económico de las universidades a escala local y muchos de ellos tienen un interés estrictamente comercial, pues venden servicios de publicidad para hacer que las instituciones que los contratan alcancen un puesto más alto en el listado, dijo Ordorika, quien llamó a guardar una distancia analítica con respecto a dichas mediciones.

Humberto Muñoz García, coordinador del seminario sobre educación superior de la UNAM, subrayó la importancia de comprender que los indicadores son sobre todo una herramienta del mercado académico mundial, donde las universidades compiten por el prestigio que les facilita obtener más alumnos y/o más financiamiento público.

En el mismo sentido, Roberto Rodríguez, subdirector de evaluación superior de la UNAM, apuntó que las mediciones internacionales sólo consideran algunos aspectos del trabajo de las universidades, generalmente de manera inexacta y con datos que contribuyen a tener más incertidumbre en vez de disiparla, además de no considerar el impacto social de las mismas.

Héctor Hernández Bringas, coordinador de planeación, presupuestación y evaluación de la UNAM, consideró por su parte que las mediciones tienen ventajas pero también desventajas, pues sólo ofrecen una visión parcial de la realidad. Por tal razón, llamó a ubicar estos instrumentos en su justa dimensión, pero no a abandonarlos totalmente.