Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 8 de febrero de 2015 Num: 1040

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El acuerdo
Javier Bustillos Zamorano

Leonela Relys: elogio
de la maestra

Rosa Miriam Elizalde

Décimas para recordar
a Xavier Villaurrutia

Hugo Gutiérrez Vega

Szilágyi y la judicatura
Ricardo Guzmán Wolffer

Las mujeres de
Casa Xochiquetzal

Fabrizio Lorusso

Visiones de Caracas
Leandro Arellano

Leer

Columnas:
Galería
Ricardo Guzmán Wolffer
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
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Jorge Moch
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Perversa propaganda

Muchos mexicanos creemos que no puede haber progreso en un país al que su propio gobierno miente con descaro y reiteramos que la propaganda mediática en México se ha convertido en algo obsceno. Hemos visto escándalo tras escándalo de corrupción que demuestran que la política en México nunca ha dejado de ser un cochinero y que la porqueriza no tiene visos futuros de limpieza: la democracia es cosmética y desde luego la transparencia es parte del maquillaje, pero lo que consolida el disfraz de gobernar que oculta en realidad una cáfila mafiosa de rateros y vividores es la propaganda. El gobierno gasta miles de millones de pesos, que deberían emplearse en mejorar la vida de los mexicanos, en espacios publicitarios, producción de minificciones para la radio y sobre todo la televisión. Y en año electoral como este ya calamitoso 2015, la propaganda se multiplica: el pri, tramposo ancestral, propala presuntos logros gubernamentales para “lograr” otro de sus esquinazos al sistema de vigilancia de gastos partidistas, y de suyo, junto con el resto de la partidocracia inútil pero ávida siempre, derrocha cientos de miles de millones de pesos en un pregón inútil, creado supuestamente para buscar votantes pero en realidad usado para enaltecerse a sí mismos, azuzar a sus correligionarios y militantes, satisfacer el hambre inmarcesible de los consorcios mediáticos por si se obtienen escaños o puestos públicos desde los que luego habrán de tejerse complicidades que buscan perpetuidad del círculo vicioso.

Pero en los hechos son una infamia los anuncios de los partidos y son un insulto los de un gobierno que auspicia esa partidocracia que le cuesta casi doscientos mil millones de pesos al mismo país al que se le recortan más de siete mil millones en rubros estratégicos y vitales como la educación. Es una bofetada diaria y quemante lo que ganan los politicastros que mantenemos, el presidente y sus secretaruchos de Estado, los gobernadores, los alcaldes o esos rebaños mayoritariamente constituidos por verdaderos lenones que son los miembros de las Cámaras, los diputados y los senadores. Y ni hablar de asesores, subsecretarios, directores de área, jefes de oficina, líderes de algo o simples aviadores. La impericia y la corrupción han hecho que el gobierno que prometió no hacer más ajustes vuelva a las andadas, y hablan, y mucho, de bajarse los sueldos “hasta en un veinticinco por ciento...”, pero sueldos de cientos de miles de pesos al mes en un país donde el salario mínimo recibió un aumento de… 2.5 pesos. Una mierda.

Y entonces, sabedores ya de que no habrá mejoría en infraestructura de comunicaciones, porque no hay dinero (pero sí avionsote de lujo y hangar presidencial como para el rey de Arabia), tenemos que soportar esos anuncios mentirosos y cínicos, esa propaganda perversa del PRI, que “apoya a los mexicanos luchones” (pero les vuelve una miseria el estipendio a los pensionados que se sobaron el lomo toda la vida), o del prd que, dice machaconamente, saber “todo lo que está mal” cuando ellos mismos son parte del problema por vendidos y zalameros, o el Acción Nacional con sus posturas de figurines de oposición que en doce años nos embarraron hasta el colodrillo de sangre y lodo, o los del partido menos verde y ecologista del mundo que descaradamente se atribuye “logros” legislativos ajenos mientras es una de las más vergonzosas y nauseabundas comparsas del priísmo mafioso de siempre, o del panal clientelar, o del nuevo partido pseudohumanista tras el que se esconde el infame Felipe Calderón, o los del que quizá sea el único verdadero partido de oposición, el Movimiento de Regeneración Nacional que sin embargo ya repite los viejos vicios del dedazo, la imposición de candidatos y la sordera ante las expresiones de sus propias bases.

Y mientras cientos de miles de millones o quizá demenciales cifras de billones se botan en las faltriqueras sin fondo de los dueños de los medios (y patrocinadores de monigotes como el mismo Enrique Peña Nieto), miles de escuelas y hospitales padecerán escasez; millones de niños mexicanos sufrirán desnutrición y deficiencias de desarrollo cognitivo fatales para nuestro futuro.

Pero un perverso, parásito ladrón obtendrá su puestazo. Su sueldazo. Su fuero. Su camionetota con chofer. Y guaruras, porque sin guardaespaldas se sabe inerme ante la gente que en mayoría lo repudia. Y seguiremos sin lograr cambiar las taras de un país que alguna vez pudo destacar por sus triunfos y virtudes y no por sus deficiencias, vicios y retrocesos.