En dos décadas, la imagen de México como productor competitivo de café de alta calidad se debilitó.

Perdió más de 200 marcas propias que se cotizaban en el extranjero, algunas con más de 100 años de tradición, y aunque en el padrón cafetalero hay cerca de medio millón de productores, se estima que sólo 300 mil son activos debido al abandono de parcelas por la migración y porque el cultivo dejó de ser negocio para los jóvenes ante la caída de los precios internacionales.

El hongo roya debilitó más al sector. En ciclo 2013-2014 se obtuvieron 921 mil sacos menos que en el anterior, al cosecharse más de 2.4 millones. Las exportaciones también fueron afectadas, pues las ventas fueron de 504 mil 852 millones de dólares contra 684 mil 575 millones del ciclo anterior, según la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café (Amecafé).

La roya provocó una caída en la producción en Chiapas, Oaxaca y Veracruz, tres de los principales productores del país.

Sin embargo, la crisis en la cafeticultura no es producto únicamente del avance de la enfermedad, sino de un abandono de los cafetos por los productores por diversas razones socioeconómicas, falta de continuidad de las políticas gubernamentales y de organización, además de la desaparición y reapertura de los organismos estatales para dicho producto, que fue considerado el oro del sector agropecuario por su elevada aportación al PIB sectorial, por las exportaciones.

De los más de seis millones de sacos que llegó a producir el país hasta finales de los años 80, en el ciclo pasado (2013-2014) fueron más 2.4 millones de sacos. México pasó de ocupar el tercer lugar al quinto entre los principales productores de café en el mundo, en tanto Vietnam pasó del quinto al segundo.

Alfredo Moisés Ceja, productor de café en Chiapas y ex directivo de Amecafé, consideró que la crisis no debe abordarse sólo con la entrega de recursos. Para este año, la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) destinó 700 millones de pesos a la cafeticultura y de mil 300 a mil 500 pesos por hectárea a productores que tengan hasta tres hectáreas; los recursos deben entregarse en fungicidas, herramientas de trabajo y asistencia técnica; apoyar viveros locales para la siembra de variedades de cafetos regionales, y adquirir productos ya probados contra el hongo.

Agregó que la variedad catimor –procedente de Costa Rica y que pretende distribuir Sagarpa– tiene altos rendimientos, pero requiere de fertilizantes y de constantes cuidados; los riesgos son elevados sin asistencia técnica adecuada.

En Chiapas, Oaxaca, Veracruz y otras regiones hay cafetos que no han sido dañados por la enfermedad, los cuales pueden servir de semilleros; esto permitirá utilizar los recursos para otras actividades del sector, pues 400 técnicos son insuficientes para apoyar 500 mil hectáreas destinadas al cultivo.

La producción de café en el país ha caído entre 40 y 50 por ciento en comparación con el volumen de hace dos décadas. Esto también debe ser una alerta para que el productor se diversifique y junto con el grano aromático siembre especies forestales, hortalizas e incluso frijol; con asistencia técnica y creatividad se pueden afrontar las dificultades, apuntó.