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Pide construir una nación donde se valoren la vida y la dignidad

Llama el Episcopado a orar por la paz
 
Periódico La Jornada
Jueves 27 de noviembre de 2014, p. 24

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aseguró que México está en crisis, pues prevalecen la inequidad, la injusticia, la corrupción, la impunidad, las complicidades y la indiferencia, las cuales nos han sumido en la violencia, el temor y la desesperación.

Precisó que ante esta situación que duele y nos afecta a todos, muchísimos mexicanos nos hemos manifestado de distintas maneras para demandar justicia y paz, y añadió que sabiendo que todos somos parte de la solución para construir una nación en la que se valore la vida, la dignidad y los derechos de cada persona, los obispos del país propusieron realizar 12 días de oración por la paz.

Piden que del 30 de noviembre, primer domingo de Adviento, al 12 de diciembre, celebración de la Virgen de Guadalupe, “nos unamos en un ‘docenario’ de oración por la paz”. Asimismo proponen que el 12 de diciembre, junto al papa Francisco pidamos la intercesión de la madre de Dios por la conversión de todos los mexicanos, particularmente la de quienes provocan sufrimiento y muerte, y para que todos pongamos lo mejor de nosotros mismos para hacer posible la paz.

Los obispos señalan su compromiso de ser constructores de paz, esa paz que se funda en la verdad, la justicia, el amor y la libertad, como enseñaba san Juan XXIII. ¡Sumémonos a los esfuerzos para atender a las víctimas de la violencia, participemos en los procesos de justicia, reconciliación y búsqueda de paz, privilegiemos el diálogo constructivo, trabajemos juntos en favor de un auténtico estado de derecho, formémonos en valores, ayudemos a los más vulnerables y ¡reconstruyamos el tejido social.

También la CEM llamó a los fieles a rezar la oración por la paz, que señala en sus primeras líneas Señor Jesús: tú eres nuestra paz. Mira nuestra patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan. Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte. Dales el don de la conversión. Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades.