Opinión
Ver día anteriorLunes 10 de noviembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La Muestra

Cenizas del pasado

U

n nuevo relato salvaje en la Muestra. Cenizas del pasado (Blue Ruin), segundo largometraje del estadunidense Jeremy Saulnier, también fotógrafo y guionista de la cinta, describe de modo áspero, sin concesiones, el violento ajuste de cuentas de un hombre ordinario, el vagabundo Dwight (Macon Blair), empeñado en vengar la muerte de sus padres.

La aparente morosidad en que transcurren los días del protagonista, domiciliado en su viejo automóvil Pontiac, esa ruina azul a la que alude el título original de la película, se ve súbitamente alterada con la noticia de la liberación de Wade Cleland, el asesino de su familia. A partir de ese momento da inicio un esquema de represalia criminal, basado en la ley del talión y fríamente calculado, que poco tiene que envidiar a los relatos que integran el filme Un toque de pecado, del chino Zhangke Jia, exhibido en la pasada Muestra.

El joven realizador conduce su relato de modo magistral, desde la ambientación en una región desolada del noreste industrial estadunidense, hasta el diseño de personajes de personalidad compleja, como el propio Dwight y su hermana, temerosa y a la vez deseosa de revancha, o la siniestra e implacable familia Cleland, al borde casi de la caricatura.

El relato, que progresa como un thriller de violencia extrema, alcanza dimensiones de tragedia griega. La relación fraternal marcada y sacudida por un idéntico impulso de venganza, en el que Dwight se vuelve brazo armado de una hermana sumida en un rencor callado, y el verse ambos enfrentados a una oscura familia que semeja un siniestro clan de los Atridas, todo genera crecientemente la sensación de una fatalidad irresistible.

El notable trabajo de edición refuerza los momentos de tensión, como la escena en un baño en la que un Dwight agazapado espera el momento oportuno para su primer ajuste de cuentas, y también su presentación como personaje anodino y a la vez inquietante, capaz de generar empatía con su apariencia inofensiva y bonachona, y perturbar después con esa frialdad con que ejecuta sus faenas más sangrientas.

En un estupendo giro narrativo, un personaje secundario, Ben (Devin Ratray), amigo de Dwight y cómplice inesperado, añade intensidad a una narración cercana y al horror y a la desesperanza.

Este relato salvaje de Saulnier muestra, a diferencia de los relatos límite del argentino Damián Szifrón, una fina construcción dramática menos atenta al efectismo visual y al agravio individual y sus violentas repercusiones, que a la vorágine de barbarie que, de modo trágico e irónico, reúne en un mismo plano a víctimas y criminales. Una cinta formidable.

Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional, a las 12.30 y 15.30 horas.

Twitter: CarlosBonfil1