Isla del Sol, Lago Titicaca, 2014. Foto: Nadja Massün

Evidencia del rojo

LeeAnne Howe

El pueblo choctaw, una de las primeras “tribus civilizadas”, según los conquistadores anglosajones, encarna especialmente el efecto de las interminables traiciones que sufrieron los pueblos originarios en Norteamérica, hasta su casi extinción, a lo largo de las Guerras Indias y los muchísimos tratados que el Estado nunca honró. Su desventura inició con su fatal alianza con los franceses contra el imperio británico, que en castigo les quitaría millones de hectáreas, mismas que hereda el país independiente.

Los choctaw insistieron siempre en ser “aliados” de los blancos, firmando con ellos sucesivos acuerdos que de nada sirvieron para que no fueran desplazados de sus tierras ancestrales en Mississipi, todo Alabama y finalmente Missouri, donde vivían prósperamente. Tras el perverso Decreto de Remoción en 1830, los choctaw fueron los primeros desplazados y expulsados con engaños al territorio de Oklahoma, donde residen en reservaciones la mayoría de los choctaw contemporáneos.

En su tiempo incluso se negaron a apoyar a otras tribus decididas a resistir a los invasores. Esa disponibilidad infundada con los colonizadores los convirtió en el primer pueblo en emprender el tristemente célebre Sendero de Lágrimas, por maquinación y obra de su “aliado”, el general Andrew Jackson, presidente de Estados Unidos conocido por su sadismo patológico, y a quien antes habían servido como mercenarios en su guerra contra los cree. Durante las travesías del exilio, los indígenas murieron por miles de hambre y frío. Para muchas tribus originarias aquel Trail of Tears significó su extinción. Los choctaw se convertirían en masa al baptismo a fines del siglo XIX.

Este moderno poema de origen al menos termina con una carcajada.

Primero se abrió la noche.
Los cuerpos cogieron raíz de la sal podrida
y el agua de mar,
evidencia de vida roja.
Las olas implacables bombearon al aire las mareas
en un solo latido.

En la pulpa de sombras y espacio
el agua sacó a nuestro pueblo del sueño.
Así empezó todo. Al menos
es lo que alcanzamos a recordar.
Comenzó con agua y un latido.

En pocos minutos escarbamos por un ombligo
de mujer maíz
a la humedad de hombres y mujeres rojos.
Bostezando recogimos mejillas y rodillas,
nuestros pechos y una determinación
bien plantada.

Algunos miles de años antes
de que Moisés separara las aguas del Mar Rojo
y naciera en el Medio Este
el dios de las tres cabezas,
los choctaw danzábamos
en nuestras tierras infrarrojas.

Cuando finalmente las armas de los extranjeros
llegaron para apropiarse del Oeste,
Abuela supo del dios con tres caras
que anunciaba el caos.

Cuando éste llegó y frunciendo los labios
trató de besarla
ella le dio su buen baño:
“Tal vez ya olvidaste
que naciste de agua y mujer”
le dijo al darle la espalda y alejarse riendo.

LeeAnne Howe, poeta, narradora, periodista, cineasta y dramaturga choctaw, nació en Okahoma. Ha publicado Evidence of Red: Poems and Prose (Evidencia del rojo: poemas y prosa, 2005) y las novelas Miko Kings: An Indian Baseball Story (2007) y Shell Shaker (2001). Condujo para la televisora pública PBS la serie Diarios del País Indio: Espiral de Fuego (2006).

Traducción y nota:
Hermann Bellinghausen