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Era llamado Sangre; recibía órdenes del comandante de la 27 Zona Militar

En 1974 operó en Guerrero grupo paramilitar que interrogaba e incineraba a sospechosos

Durante el régimen de Rubén Figueroa se encargó de vengar insultos al gobernador

Enviada
Periódico La Jornada
Viernes 17 de octubre de 2014, p. 13

Chilpancingo, Gro., 16 de octubre.

En 1974 operó en la Costa Grande de Guerrero un supuesto grupo delincuencial conocido como Sangre, que capturaba a ciudadanos que bajaban de las sierras de Atoyac y Coyuca, los interrogaba y torturaba para obtener información sobre la guerrilla de Lucio Cabañas, los obligaba a beber gasolina y después les prendía fuego. Hacia 1974 se encendió la alarma en la prensa local, ya que cada vez eran más numerosos los cuerpos que aparecían mutilados y quemados de esta manera. La prensa local empezó a hablar de un grupo delincuencial llamado Sangre.

Un documento interno de la Dirección Federal de Seguridad, recuperado por la Comisión de la Verdad de Guerrero (Comverdad), revela que no se trata de simples asesinos, sino de un grupo paramilitar que actuaba bajo órdenes directas del comandante de la 27 Zona Militar de Acapulco, general Salvador Rangel Medina, y bajo la supervisión del teniente coronel Francisco Quiroz Hermosillo, comandante en esas fechas del segundo Batallón de la Policía Militar.

Una vez asentado Rubén Figueroa en el gobierno (1975-1978), el grupo fue recontratado por el capitán Javier Barquín (quien nunca ocupó un cargo público y fue enjuiciado en el fuero castrense, pero no por estos delitos, sino por otros homicidios), quien además empleó a ex agentes de la policía militar y la policía federal para vengar insultos al gobernador, o a personas que han tenido problemas con el Ejército. Esto consta en un documento de la DFS de noviembre de 1972 integrado al llamado Expediente Acosta Chaparro.

Un documento de la hoy extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), fechado el 24 de junio de 1974, toma conocimiento de la aparición de numerosos cuerpos sin vida en la región de Acapulco y alrededores. Los describe con huellas de tortura, quemaduras y desfiguraciones severas y dice que “la prensa local atribuye los hechos a una organización clandestina denominada Sangre”.

Durante la entrega del informe final de la Comisión de la Verdad sobre el conflicto armado en Guerrero en los años 70, el comisionado Apolinar Arquímedes Morales leyó parte del documento de la DFS bajo resguardo en el Archivo General de la Nación en el expediente 100-10-16-4-74, H-244, L-9:

“En forma por demás discreta se ha logrado saber que los cuerpos encontrados pertenecen a personas conectadas con Lucio Cabañas Barrientos y su gente, que han sido aprehendidos cuando bajaban de la sierra para abastecerse de víveres y otros objetos necesarios para ellos, o bien que sirve de correo entre los remontados y quienes se encuentran en la zona urbana.

Que las detenciones se ejecutan por órdenes expresas del comandante de la 27 Zona Militar, con sede en Acapulco, general de división diplomado de Estado Mayor Salvador Rangel Medina, que después de obtener, por diferentes medios, toda la información posible sobre Lucio Cabañas y su gente, se les da a tomar gasolina y se les prende fuego; posteriormente se les abandona en lugares solitarios, en donde aparecen con las desfiguraciones provocadas por las llamas y presentando impactos de arma de fuego.

Añade el memorando: Entre el campesinado existe contrariedad por la presencia del teniente coronel de infantería diplomado de Estado Mayor Francisco Quiroz Hermosillo, comandante del 2 Batallón de la Policía Militar, a quien ya conocen y culpan de las ejecuciones. Y reconoce: “Hasta la fecha se desconoce la organización y militantes del grupo denominado Sangre”.