Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 12 de octubre de 2014 Num: 1023

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

De las guerras
que somos

Omar González

Luis Nishizawa:
los dones cultivados

Augusto Isla

Requiem por
Alain Resnais

Miguel Ángel Flores

Mi voz raza
de alto horno

Héctor Kaknavatos

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
De Paso
Ricardo Yañez
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
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Verónica Murguía
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Jorge Moch
La Casa Sosegada
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Cinexcusas
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Jair Cortés
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El árbol de lo ritual: la poesía de
Roxana Elvridge-Thomas

Una de las poéticas más interesantes de la poesía hispanoamericana contemporánea es la de Roxana Elvridge-Thomas (nacida en Ciudad de México en 1964), autora de los libros de poesía El segundo laberinto (1991), La fontana (1995), Imágenes para una anunciación (2000), La turba silenciosa de las aguas (2001) y Fuego (2003). Su poesía, de variados registros formales y temáticos, aborda distintos ámbitos: la búsqueda de lo divino y el misterio que de esta experiencia se desprende:  “Una súplica/ a ti que todo puedes/ no me encierres/ en la charca/ no me hundas/ si tú sabes/ hacer que retoce/ el mar”; la exploración de las pasiones humanas (como el amor, el odio, el erotismo, los celos): “Concreto el ser al que se odia./ Concreta la dolencia que lanza a abatirlo./ Concreto el desenfreno de la ira./ Y es hedor que enrarece la mirada,/ ponzoña que hierve en cada poro…”; la reconstrucción de una historia poética de personajes y deidades cuya voz se proyecta en la escritura: “Ven, bienamado,/ acércate al muro/ Kilili sha apati/ Kilili te espera/ palpa mis muslos columnas/ ábrelos/ sáciate en el fondo de su abismo.”

Desde hace muchos años, Roxana Elvridge-Thomas, cuya obra ha sido traducida a distintos idiomas, trabaja en torno a un proyecto poético en el que los cuatro elementos (fuego, tierra, aire y agua) son los cimientos sobre los que se erigen sus libros. La visión arquitectónica que posee para crear paisajes y universos literarios proviene de una vocación espiritual de la cual es consciente; en su lúcido ensayo titulado “Arte combinatoria”, contenido en el libro A contraluz. Poéticas y reflexiones de la poesía mexicana reciente (2006), escribe acerca del aspecto ritual de la poesía: “A través del rito, se actualiza el mito. El rito es esa fiesta, ese juego trascendente. Quienes participan de él son seres colmados de vida al haber salido de sí para entrar en ese espacio-temporalidad que los hace tocar los pliegues del misterio. Ser en suma, como los dioses: creadores, artistas.” Son muchas las influencias que alimentan la poesía de esta poderosa, e imprescindible poeta: los místicos españoles, sor Juana Inés de la Cruz, Góngora, García Lorca, Xavier Villaurrutia y Octavio Paz, entre los más visibles.

De ese árbol ritual que es el canto de Elvridge-Thomas, nacen diversos frutos: conciencia de la tradición, una musicalidad inusitada que seduce al lector y un despliegue de recursos retóricos alimentado por un espíritu barroco que fascina e imanta a todos sus lectores: “Un estrépito de aldabas./ Sus bronces incitan clarines por las cóncavas esquinas de la tierra./ –Despiertan del letargo altivas bestias. En los manantiales nace la respiración del mundo.” Y es justo esa “respiración del mundo” la que se advierte en cada poema de Roxana Elvridge-Thomas, ritmo vital del lenguaje sagrado que revela su más primigenia esencia.