Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 21 de septiembre de 2014 Num: 1020

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Cartas de Juan
de la Cabada a
José Mancisidor

Las Crónicas
parisienses
de
Alfonso Reyes

Vilma Fuentes

Martín Chambi, un
fotógrafo fundamental

Hugo José Suárez

Homenaje póstumo

Nicanor Parra,
un siglo de humor

José Ángel Leyva

¿Quién le teme a
Sigmund Freud?

Antonio Valle

Con ustedes,
los Rolling Stones...

Juan Puga

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Horrores reales y espejismos: el Ejército Islámico
y sus tóxicos delirios de califato (I DE II)

De la revuelta al caos

La cortina de hierro se colapsó hace veinticinco años. Hoy son muy pocos los países del antiguo bloque soviético que pueden presumir de tener algo parecido a un régimen democrático y unos cuantos están hundidos en el caos. La Primavera árabe no ha cumplido cuatro años aún y ya la hemos declarado un fracaso y una desgracia. Probablemente nos estamos precipitando, pero no hay duda de que el derramamiento masivo de sangre, la represión indiscriminada, el sectarismo y el golpe de Estado egipcio no dan mucho espacio al optimismo ni a la paciencia. El problema del mundo árabe sigue siendo la incapacidad de los líderes de entender que la ley del todo o nada no tiene cabida en la democracia. Para los líderes árabes, desde Argelia hasta Omán, la oposición, de existir, tiene que ser un títere y cualquier cuestionamiento no sólo debe ser silenciado sino aplastado de inmediato para dar un ejemplo. El pluralismo es considerado como una amenaza existencial, una plaga que, de no ser exterminada, eventualmente corroería a las familias y grupos que tienen el poder. Con la excepción de Túnez y Líbano (que está lejos de gozar de tranquilidad), todos los estados árabes son monolíticos, paranoicos y en diferentes niveles grotescamente autoritarios.

La gran marcha

Un elemento que ha venido a despedazar cualquier ilusión de cambio con justicia y dignidad, de renovación y apertura en el mundo árabe es la aparición del Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS), una milicia que hace lujo de una brutalidad extrema y que en poquísimo tiempo ha logrado “conquistar” un territorio vasto entre Siria e Irak, además de que ha sabido utilizar los medios de comunicación digitales para magnificar sus triunfos, proyectar una imagen de crueldad insólita y reclutar a miles de fanáticos de diversas partes del mundo. Al fusionar sus dogmas medievales con una notable destreza para comunicar al estilo del siglo XXI se han convertido en una estridente, sorprendente y terrorífica amenaza para el Medio Oriente y para los intereses estadunidenses y europeos en la región. Washington insiste en que ISIS representa un peligro mundial real y presente. En parte tiene razón, pero la realidad es que esta milicia mediática no es como la pintan.

El problema sunita de al Maliki

ISIS surge aparentemente de la nada, como producto secundario de crisis mayores, pero con ambiciones de crear un califato que borre las fronteras arbitrarias establecidas por las grandes potencias europeas en la repartición del Medio Oriente que tuvo lugar al final de la primera guerra mundial. Sus triunfos en Irak están limitados a las zonas principalmente sunitas donde la población los apoya o no se resiste, y en ocasiones los ve como una fuerza que podrá liberarlos del primer ministro chiíta, Nouri al Maliki, quien ha impuesto un régimen de abuso, marginación y opresión en contra de la población sunita. Al Maliki, quien se vio obligado a ceder el poder el 14 de agosto de 2014 a Haider al Abadi, no intentaba siquiera disfrazar su desprecio por el treinta y tres por ciento de la población; su régimen se caracterizó por arrestos injustificados, tortura, asesinatos, la negativa de distribuir los beneficios del petróleo, nepotismo, corrupción, la deliberada ausencia de una política de reconciliación nacional y el rechazo a reconsiderar la desbaazificación (que mantiene en el desempleo y marginación a todo aquel que fuera miembro de ese partido). Soldados iraquíes han abandonado la lucha en varios frentes, en parte por incompetencia y miedo, pero también porque no creen en su gobierno ni están dispuestos a sacrificarse por los delirios de otro tirano.

Alianza de enemigos

Más importante aún es que, si bien isis ha captado la atención internacional, está lejos de ser el único contendiente en esa zona infestada de organizaciones militantes, sunitas en su mayoría pero algunos, como el Comando Supremo para la Yihad y la Liberación, dicen contar con miembros chiítas y kurdos. Otras organizaciones que pelean al lado de isis son Ansar al Islam, Frente al Nusra, Consejo General Militar de Revolucionarios Iraquíes (formado por miembros de los servicios especiales de la era de Saddam) y numerosos grupos tribales. Organizaciones con muy distintos objetivos, orientaciones ideológicas y religiosas cuya alianza no puede ser más que temporal. No hay duda de que pronto se apuñalarán mutuamente, pero mientras eso sucede ISIS y sus aliados están causando muerte y devastación a niveles aterradores y estableciendo nuevos parámetros para la política de lo peor.

(Continuará)