Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 21 de septiembre de 2014 Num: 1020

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Cartas de Juan
de la Cabada a
José Mancisidor

Las Crónicas
parisienses
de
Alfonso Reyes

Vilma Fuentes

Martín Chambi, un
fotógrafo fundamental

Hugo José Suárez

Homenaje póstumo

Nicanor Parra,
un siglo de humor

José Ángel Leyva

¿Quién le teme a
Sigmund Freud?

Antonio Valle

Con ustedes,
los Rolling Stones...

Juan Puga

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Columnas:
Galería
Ricardo Guzmán Wolffer
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
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Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
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Germaine Gómez Haro
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Octavio Paz: correspondencias estéticas

Dentro de los festejos que han tenido lugar este año para celebrar el centenario del natalicio de Octavio Paz, no podía faltar un gran evento alusivo a la pasión que profesó el poeta y escritor por las artes visuales. Sus numerosos textos inspirados en obras del arte universal de todos los tiempos fueron compilados en tres tomos, en la imprescindible publicación titulada Los privilegios de la vista (1987), nombre que dio lugar en 1990 a una soberbia e inolvidable exposición que se presentó en el desaparecido Centro Cultural de Arte Contemporáneo (CCAC) de Televisa. El antecedente de esta muestra fue la exhibición pionera en el tema organizada por la Fundación Maeght en 1983 en St. Paul de Vence, Francia, sobre el Museo Imaginario, de André Malraux, que cautivó a Paz por la correspondencia que sentía con el escritor francés con relación a las artes plásticas. Catorce años más tarde, el Museo del Palacio de Bellas Artes retoma la idea de festejar a Paz con una magna exposición que propone una red de vasos comunicantes que permiten al visitante hacer un recorrido por algunas de las pasiones estéticas del homenajeado. La presente exposición, titulada En esto ver aquello. Octavio Paz y el arte, está integrada por alrededor de 220 piezas provenientes de numerosas colecciones públicas y privadas del mundo. No faltará quien diga que es un “refrito” de aquella más vasta y ambiciosa del CCAC, pero en realidad hay que reconocer que se trata de un esfuerzo titánico que ha dado lugar a la afortunada conjunción de obras excelsas que difícilmente se pueden ver reunidas bajo el mismo techo en nuestro país. Es posible que algunos visitantes en primera instancia se sientan confundidos ante la diversidad de obras aparentemente inconexas que Héctor Tajonar ha entretejido en una inteligente trama curatorial, misma que sólo resulta congruente si el espectador la percibe como un itinerario visual que invita a explorar los luminosos textos del escritor. Después de visitar la exposición, el verdadero homenaje al poeta será leerlo –o reelerlo.


Retrato de Octavio Paz

El título de la exposición es acertado porque propicia la libertad de la mirada:  “Esto nos deja ver aquello y, a veces, esto se transforma en aquello. Todas las artes, lo mismo las verbales que las visuales son de esencia metafórica.” Así, siguiendo los eslabones metafóricos de una larga cadena, el espectador puede ir construyendo su propia visión del arte a partir de la interacción con extractos de los textos del escritor que aparecen en pantallas interactivas. Para comprender, y por ende, amar el arte, hay que verlo: los textos guían, pero la mirada sensible juega el papel primordial. Agrega Paz: “ Para ver de verdad hay que comparar lo que se ve con lo que se ha visto.” De ahí el diálogo abierto entre diferentes épocas, culturas y lenguajes. Es imposible reseñar en este espacio los once núcleos que conforman la exhibición, integrada por dos temáticas principales: el arte moderno universal y el arte mexicano. Paz escribió sobre arte a lo largo de casi seis décadas; sus pasiones y curiosidades estéticas abarcan todos los períodos del arte mexicano, desde el pasado prehispánico hasta los artistas de su tiempo; las corrientes europeas desde el siglo XVIII, pasando por las vanguardias hasta llegar a sus contemporáneos; el arte estadunidense y las creaciones eróticas de Japón e India, que inspiraron algunos de sus escritos más encendidos en torno a la pasión amorosa.

Octavio Paz es tan crítico de arte como poeta, siguiendo la brecha iniciada por Baudelaire. La revelación del “instante poético” que se da en todas las artes es el hilo conductor de esta muestra que propicia el espacio de coincidencia entre lo inteligible y lo sensible a partir del símbolo y de la analogía.

Siguiendo al poeta: “El universo de símbolos es también un universo sensible. El bosque de las significaciones es el lugar de la reconciliación.”

Octavio Paz muestra su voluntad de hacer de su mirada una visión. Ya que la visión, como él mismo lo explicaría años después, “no es sólo lo que vemos. Es una posición, una idea, una geometría: un punto de vista en el doble sentido del término.”

“Presencia y presente: Baudelaire, crítico de arte”:  “El objeto, aquello que se presenta a los ojos o a la imaginación, nunca aparece tal cual es. La forma de la aparición de la presencia es la representación.  El ser es invisible y estamos condenados a verlo a través de una ventana tejida de símbolos.”