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Al menos 47 venden sus productos con facilidad, debido al aval del FSC

Pese a trabas de la Semarnat, comunidades forestales logran certificaciones mundiales
 
Periódico La Jornada
Lunes 15 de septiembre de 2014, p. 17

Pese a las dificultades que impone la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para aprobar los programas de manejo a las comunidades forestales, 47 de ellas, que poseen hasta 15 por ciento de la superficie boscosa del país, cuentan con la certificación internacional del Consejo de Administración Forestal (FSC, por sus siglas en inglés), con lo cual logran vender sus productos con facilidad.

Se trata de comunidades que cubren con los estándares más estrictos a escala internacional. Deben cumplir requisitos como que el bosque mantenga su composición original, generar empleos formales, tener un plan de negocios y poseer áreas con valor especial, para que valga la pena conservarlo, como contar con biodiversidad única que esté en riesgo o sea prioritaria, sostuvo Eugenio Fernández, del equipo de políticas públicas del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (Ccmss).

Un ejemplo es el ejido El Largo, el más grande del país, ubicado en el municipio de Madera, Chihuahua, que cuenta con unas 260 mil hectáreas. En él trabajan mil 723 ejidatarios, y se aprovechan varias especies de pino y encino. Al año produce 25 por ciento de la madera de Chihuahua y 6 por ciento a escala nacional. Entre sus productos están la madera serrada para tarima, para mangos de escoba, postes para transmisión eléctrica y cajas de empaque y celulosa, explicó el responsable técnico del manejo forestal, Alfonso Domínguez.

En entrevista telefónica indicó que este es uno de los ejidos más antiguos del país. Antes, la explotación de la zona forestal la hacía la empresa Bosques de Chihuahua, pero desde 1971 los dueños de la tierra –los ejidatarios– comenzaron a hacer el aprovechamiento. Cuentan con la certificación del Consejo de Manejo Forestal (FSC, por sus siglas en inglés), según la cual se deben cumplir criterios ambientales, económicos y sociales, indicó.

Entre las ventajas de la certificación está que hay preferencia con las empresas que buscan este tipo madera. Los precios no varían mucho, lo que vemos es que avanzamos en lo ambiental, social y ecológico. Hay beneficio al predio. No debe haber basura, los cauces de los arroyos se deben cuidar, hacer represas para retener el suelo, para que haya más retención de agua y suelo, para que mejore la calidad del líquido. Muchas empresas exigen la certificación de la madera, por eso se tiene preferencia. En este ejido hay un área donde se encuentra la cotorra serrana, especie que está en peligro de extinción.

Fernández detalló que 90 por ciento de bosques certificados son comunitarios, pero se enfrentan a un difícil entorno político y regulatorio para contar con programas de manejo. La Semarnat cambió criterios y, por ejemplo, la Unión de Comunidades Zapotecas-Chinantecas, que siempre ha estado certificada, tiene un modelo de manejo para el país. El FSC les ha permitido mejoras y la dependencia tardó meses en autorizar su programa de manejo para continuar con su actividad.

La certificación FSC es un instrumento que aprovecha el mercado para impulsar el manejo sustentable de los bosques en todo el mundo, ya que los productos forestales que cuentan con ella son verificados por una entidad independiente desde que son extraídos del bosque como materia prima, hasta que son entregados al consumidor final. Dicho aval garantiza que los productos forestales utilizados para elaborar un producto se obtuvieron de forma sustentable y de fuentes certificadas.

Esta semana se realizó la asamblea general de la FSC, en la cual uno de los temas centrales fue la simplificación del proceso, la transparencia e integrar a pequeños propietarios y a pueblos indígenas.