Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 7 de septiembre de 2014 Num: 1018

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Los alegres y sonrientes
Manuel Martínez Morales

José Juan Tablada: las palabras del cómplice
Teresa del Conde

Juventino anda
Sobre las olas

Leandro Arellano

La caída del Muro
de Berlín: el fin
de la dualidad

Xabier F. Coronado

Berlín 25 años después: sinfonía de una metrópoli
Esther Andradi

¿Hablar o no
hablar inglés?

Edith Villanueva Siles

Columnas:
Perfiles
Gustavo Ogarrio
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Gustavo Ogarrio

Agosto


Ilustración de Juan Puga

para Mariela

Agosto es un paseo de aguas cristalinas en el sueño de antílopes sin pasado, una broma poblada de magníficos huecos en los dientes. Es también un metal de ojos vacíos que castiga los últimos días del verano, que mira sin mirar las fiebres en las que los nenes aprenden a relacionarse con el fuego. Puedo hablar del fin de las lluvias y de este mundo paralelo que se llena de hormonas en el cereal con leche y de transgénicos que son ya la intimidad velluda del maíz y de los esquites con mayonesa y limón y de que una noche de agosto mientras subía por la colina de la infancia para relajarme de las obligaciones de los gansos salvajes descubrí que Robert De Niro era el joven Vito Corleone en otro mundo en el que los capos crecían, se reproducían y se negaban a vender drogas por temor a que su familia estallara; los bautizos servían para que Al Pacino ajustara cuentas con los muchachos alegres y ruines en bañeras que de golpe se llenaban de sangre. Por eso digo que agosto es mi propio paseo de aguas cristalinas y que más bien yo soy ese antílope sin pasado, esa broma chimuela que se despide de la lluvia y del verano. Me hubiera gustado que agosto fuera también una luz en ese metal de ojos vacíos y que alguna vez los indios sioux ganaran la batalla contra los cowboys, sin caballos que caen fulminados por la raya invisible de plomo. Agosto no es un mes propicio para los pulmones débiles, su humedad ocasiona que las puertas de madera se hinchen y así el baño se convierte en una fortaleza de hormigas y cucarachas miedosas que esperan el asalto final; tampoco es favorable para las películas con final feliz ni para los indios cheyenes que pelearon sin suerte contra el general Mackenzie y su mirada complacida y mezquina que pese a todo sobrevivió y que ahora palidece ante la muerta verdadera. Agosto es una autopista de pesadillas producidas por la Metro Goldwyn Mayer, la rudeza innecesaria de los héroes bajando por las cenizas del futuro de esos nenes con fiebre.