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Agrupación francesa que ofreció un concierto gratuito en la Escuela Nacional de Música

La Josem es una orquesta atípica: es muy humana, es una aventura

Su repertorio abarca música clásica, tradicional, cumbia, rock y reggae, entre otros géneros

Contagiaron al público con su frescura y diversión en el escenario, lejos de toda solemnidad

Hoy se presenta en el teatro Ocampo, de Cuernavaca, y el próximo viernes en Tepoztlán

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El público abarrotó la sala Xochipilli para disfrutar del concierto del grupo, que el martes pasado improvisó un recital en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de MéxicoFoto María Luisa Severiano
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El público abarrotó la sala Xochipilli para disfrutar del concierto del grupo, que el martes pasado improvisó un recital en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de MéxicoFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de agosto de 2014, p. 2

Pocas veces una orquesta logra que dos niñas dejen el teléfono celular y escuchen la música. La Jeune Orchestre Symphonique de l’Entre-Deux-Meres (Josem) lo logró el viernes pasado en el concierto que ofreció en la sala Xochipilli de la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, una presentación gratuita que forma parte de la gira que realizan en nuestro país y que este domingo llevará a los jóvenes músicos al teatro Ocampo de Cuernavaca, y el viernes a Tepoztlán.

Esta es la misma orquesta que el martes pasado sorprendió a propios y extraños al improvisar un concierto en el Aeropuerto de la Ciudad de México.

Somos una orquesta atípica, dijo su director Eloi Tembremande al finalizar el concierto del viernes, donde interpretaron desde un extracto de Sinfonía española para violín y orquesta, de Eduardo Laló, hasta Tríptico mexicano, de Manuel Enríquez, pasando por Cosmos, compuesta por uno de los integrantes de la orquesta, una cumbia colombiana y la canción tradicional italiana Ciao Bella!

La Josem, con sede en la periferia de Burdeos, Francia, es atípica porque es muy humana, más que música es una aventura. Todos son como hermanos y hermanas, muy buenos amigos. Hay más contacto, más sentimiento y emociones, porque somos muy unidos, añade Tembremande.

Dirigir esta orquesta me divierte mucho

La Josem tiene una energía muy particular y logra transmitirla en conciertos como el de la Escuela Nacional de Música, que se realizó en una sala con capacidad para 280 personas, y que se vio rebasada ya que, después de que las butacas fueron ocupadas en su totalidad al menos otras 100 personas se sentaron en las escaleras, mientras otros permanecieron de pie durante los poco más de 60 minutos que duró la presentación. Muchos tomaron fotos y videos. Lo que estaba haciendo la Josem en el escenario lo ameritaba.

Dirigir esta orquesta me divierte mucho. Hay muchas bromas, pero también está la parte seria. Tocamos música clásica con mucha intención, pero también música relajada. Así que cuando vienes a uno de nuestros conciertos encontrarás muchos tipos de emociones, agregó el director, mientras alrededor los jóvenes músicos se cambiaban de ropa o cargaban de un lugar a otro sus instrumentos.

–¿Esta energía y este no tomarse la música en serio acerca al público?

–¡Sí claro! El público no sabe qué va a pasar en el concierto. Hay música clásica, porque es una orquesta sinfónica, pero después cambiamos poco a poco, paso a paso. Las posibilidades son muchas.

Y sí. El público no se espera lo que pasa en el escenario acostumbrado a los muros y rituales que acompañan a la música clásica, donde los músicos siempre llevan zapatos. Con la Josem eso no pasa, al menos en el concierto del viernes menos oficial.

Iban vestidos de negro y blanco. Algunos todos de negro, otros todo de blanco. Algunos camisa y pantalón negros y blusa y camisa blancas o viceversa. Vestidos frescos. Zapatos bajos o sandalias. Una de las contrabajistas iba descalza.

Esperada visita a México

Durante el concierto, Tembremande explicó al público que la orquesta trabaja en dos vertientes: la música clásica, pero también el reggae, el rock, y tradicional de diferentes países.

Hace más de un año estaba el proyecto de venir a México, y estamos muy contentos de que se haya realizado, añadió antes de anunciar que trabajaron una pieza de Manuel Enríquez (Tríptico mexicano) y lo vamos a tocar como en Francia.

Después del Tríptico... llegó el grito de ¡cumbia! y comenzaron los acordes de una cumbia colombiana que, de haber habido más espacio, habría puesto a todos a bailar. El encore fue Ciao Bella!

Comenzaron como se hace en todos los conciertos: afinando sus instrumentos. Finalizaron tocando trepados en las sillas y el público aplaudiendo con gusto y ganas.

La Jeune Orchestre Symphonique de l’Entre-Deux-Meres se presenta este domingo a las 12:30 horas en el teatro Ocampo de Cuernavaca, Morelos. La entrada es libre. Cupo limitado.