jornada


letraese

Número 217
Jueves 6 de Agosto
de 2014



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Marta Lamas

Reivindicar el trabajo con el cuerpo

Especialista en el tema de trabajo sexual debido a que sus investigaciones de posgrado versaron sobre el tema, Marta Lamas, antropóloga y docente y una de las máximas pensadoras mexicanas en cuestiones de género, habla sobre la importancia del reconocimiento del sexo comercial independiente para garantizar los derechos de un sector que, afirma, merece el mismo respeto que cualquier otro grupo social.

¿Cuál es la importancia de reconocer al trabajo sexual como trabajo no asalariado?
La importancia radica en que si lo reconoces como un trabajo vas a tener derechos y obligaciones. Teniéndolos, paulatinamente se va erosionando el estigma y se va a poder empezar a ver como otro trabajo y así enfrentar el moralismo, la hipocresía y la extorsión. Todas
éstas son una serie de prácticas, algunas ilegales, y otros usos y costumbres culturales.

Además, implica quitarle a quienes ejercen el trabajo sexual el aura de pecado y degeneración y reconocer que es un trabajo que debe tener un horario, acceso a los derechos laborales, condiciones óptimas.

Este reconocimiento haría un giro cultural muy importante. Por eso, el triunfo reciente de un grupo de trabajadoras sexuales de la ciudad de México, quienes obtuvieron una credencial que las reconoce como trabajadoras no asalariadas, beneficia al conjunto de las trabajadoras sexuales en general, aunque ahora parezca que sólo a algunas cuantas, debido a que por primera vez se introduce una perspectiva distinta sobre el comercio sexual.

¿En qué radica la importancia de distinguir al trabajo sexual de la trata?
Son cosas muy diferentes. Hay una realidad que implica que las trabajadoras sexuales eligen ese oficio porque es donde pueden conseguir un mayor ingreso. Esto significa que tienen libertad de movimiento aunque en algunas ocasiones con ciertas dificultades, pues una realidad es que en el trabajo sexual hay clases sociales. No es lo mismo ejercerlo en un departamento en Santa Fe que en Tlalpan o La Merced.

Estamos en el capitalismo y no es tan fácil salir de un sistema de explotación. No sólo se explota a la trabajadora sexual, también a la mesera, a las secretarias, a las obreras de la maquila. En el capitalismo a todo mundo se le explota. Sin embargo, hay reglas, leyes laborales que permiten regular la materia. Por eso es importante que el trabajo sexual entre en ese apartado.

La trata existe y es un espanto, sin embargo, la mayoría de las mujeres no está en la trata sino en el trabajo sexual. Hay un sector que ha sido secuestrado y amenazado, y engañado. Para los integrantes de este sector se deben hacer políticas para que las encuentren y las saquen de esa situación.

Confundir ambas cosas no permite ni hacer una buena política hacia la trata ni una buena política hacia el trabajo sexual.

¿Cómo evitar la criminalización del trabajo sexual?
Con información, con debates públicos y hablando con la gente que sí piensa que es una degeneración, que todas son unas delincuentes y que siempre andan drogadas. Hay que darles la voz a las trabajadoras para que expliquen quiénes son. Criminalizar no es la solución ni una alternativa.

Hay que trabajar en dos niveles. Por un lado, con la sociedad para que comprenda la situación, y por otro, con las autoridades. Hay que confrontarlas y mostrarles cómo sus elementos están criminalizando, haciendo extorsiones e implementado operativos fuera de lugar.

¿Por qué sigue habiendo rechazo hacia el trabajo sexual?
Son siglos de cultura los que han dividido a las mujeres en dos categorías: decentes y putas. No se va a cambiar una cultura que venimos arrastrando desde la época de los cristianos. El judeocristianismo introdujo una visión muy puritana con respecto a la sexualidad de las mujeres que tenía que ver con el hecho de la herencia y de los hijos, pues había una necesidad muy grande de saber de quién eran los hijos, además de la castidad y su cuidado.

Lo que se tiene que entender es que sólo existe un tipo de mujer. O todas somos putas o todas somos decentes. Me parece que puta es un término denigrante que se debe reivindicar. No se vale utilizarlo sólo para señalar a alguien. (Leonardo Bastida Aguilar)

 

 


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