Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 6 de julio de 2014 Num: 1009

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

La balada de
Gary Cooper

Guillermo García Oropeza

El cuento español actual
Antonio Rodríguez Jiménez

Vista de la Plaza
Río de Janeiro

Leandro Arellano

Querido Prometeo
Fabrizio Andreella

El Canal de Panamá:
una historia literaria

Luis Pulido Ritter

Borges y Pacheco
Marco Antonio Campos

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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
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Cabezalcubo
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CLETA, las periferias del teatro

Cleta: crónica de un movimiento cultural artístico independiente (Citru/INBA/CNCA, 2013), de  Julio César López,  es un libro dedicado a la indagación sobre el tránsito de CLETA en la cultura artística mexicana que muestra diversas zonas de la política y el periodismo cultural, también algunos desarrollos artísticos que corrieron paralelos y otros que, por su ausencia en ese proceso, muestran las equidistancias creativas de nuestro entorno creador.

De manera oblicua, Julio César se atreve poco a señalar, de manera directa, el mundo autoritario en el que se convirtió CLETA, opta por tratar de mostrarlo en la multiplicidad de testimonios que recoge. Procede más como un periodista que muestra sus fuentes que como un investigador que ensaya a partir de la recolección informativa. Sin embargo, no deja de mostrar sin idealismos y filiaciones cómo CLETA pasó de un horizonte autoritario a otro igual de autoritario (aunque más primitivo), con un discurso aparentemente revolucionario, militante y liberador.

La bibliohemerografía muestra una gran pobreza sobre la reflexión temática: no hay libros que documenten y reflexionen sobre ese momento. La mayor riqueza es hemerográfica y es parcial. pues sólo unos cuantos medios y unos cuantos periodistas culturales documentaron ese periplo (Miguel Ángel Pineda –sin duda el mejor trabajo de reporteo e interpretación–, Juan Miguel de Mora, Olga Harmony, Manuel Blanco, Merry Mac Masters, Félix Cortés Camarillo, Miguel Guardia, Rodolfo Rojas Zea,  Fernando de Ita, Antonio Magaña Esquivel y Malkah Rabell).

Los apéndices siempre me han parecido espacios en los que el investigador muestra que no pudo hacer algo más creativo con la información que tiene o que no puede renunciar a colocar en un cuarto de trebejos lo enorme de un tema que tiende a ser ilimitado por las raíces y las ramas de que está compuesto. Claro, también sirven para que el lector saque sus propias conclusiones cuando se trata de un universo fundamentalmente cuantitativo, pero aquí no es el caso.

La investigación de Julio César López ilumina también un territorio del periodismo donde se especula permanentemente sobre sus grandes momentos, sus figuras y los aspectos que definen un territorio que incluye el tema del trabajo de campo a través de la crónica, la entrevista y la cobertura informativa y, por otra parte, el de un periodismo de opinión que se expresa a través de la llamada crónica teatral, que a veces es reseña y en otras ocasiones alcanza la dimensión de la crítica, del ensayo breve.

De 1973 a 2007 hay un recorrido de prácticamente tres décadas en las que el periodismo cultural ha sido ejercido por una generación de periodistas que han transitado del ejercicio del reporteo al de la edición, la crítica y el ensayo, pasando por el reportaje de fondo y la crónica. Muchos de ellos desaparecieron con la creciente inanición de sus secciones culturales, el desinterés de sus editores y la falta de continuidad y solidez en su equipo de reporteros, priorizando a los “jóvenes”.

La desaparición de estructuras que sostenían desarrollos que se iniciaron antes, durante y después de los años setenta, fue consecuencia del desgaste, cambio de administración o de propiedad de algunos medios de comunicación impresos, que por su desvanecimiento condujo a cambios importantes en la apreciación, cobertura y profundización de las artes escénicas en general y del teatro en particular. Me refiero a medios como El Heraldo de México, Novedades, The News, El Día, Excélsior, el semanario Punto, revistas como La Cabra, Escénica y Gala Teatral, así como el diario El Nacional y sus suplementos.

Este trabajo carece de la visión que adoptaron los medios electrónicos en esas décadas. Tal vez la ausencia de mecanismos de consulta de las emisiones que hoy posibilita internet impidió contar con testimonios que ampliaran el registro. Queda por comentar el registro de las políticas culturales que hoy ya no incluyen del  mismo modo a campesinos, obreros e indígenas que, desde las instituciones priizadas, eran considerados como el subsuelo de la patria, victimizados por oportunistas que le sacaron mucho provecho a sus situaciones desventajosas y reprimieron liderazgos auténticos.

Empero, se trata de un libro fundamental para trazar la historia de un concepto que hoy tiene muchas aristas y que permite trazar el registro de prácticas culturales diversas, que van desde la planeación hasta el periodismo (¿a quién le importa el teatro?) y la creación artística: ¿qué es el teatro independiente?