Sociedad y Justicia
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No somos una moda, somos familia, dijeron al pasar frente al Senado

Sin el estruendo de años anteriores, marcha la comunidad LGBTTTI

Algunos reclamaron la intromisión del GDF en la organización

Señalan temas pendientes como acceso a la salud, la educación y el trabajo, porque el matrimonio igualitario no es el fin

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Como cada año, desfilaron personajes de todo tipo, pero ahora la mayoría no iba disfrazadoFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de junio de 2014, p. 32

Día de fiesta por la libertad y de lucha por la igualdad, por el respeto al derecho a ser diferentes y a tener la familia que cada quien elija. La 36 Marcha del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual, Travesti e Intersexual (LGBTTTI) reunió ayer a miles de hombres, mujeres, jóvenes, adultos y adultos mayores que hicieron de Paseo de la Reforma y toda la ruta hasta el Zócalo capitalino, centro de reunión y encuentro.

Esta vez, buena parte de las consignas se dirigieron a los senadores, que decidieron crear una Comisión de la Familia y Derechos Humanos. No somos una moda, somos familia, gritaron los manifestantes al pasar por la sede de ese órgano legislativo.

Ahí, un grupo de mamás y papás, parejas del mismo sexo, reivindicaron su derecho a ser familia y llevaron a sus hijos. Somos familia porque vivimos bajo el mismo techo; nos damos amor, respeto y no importa la preferencia sexual.

La comisión de la familia, de tinte fascista

Se pronunciaron contra la pretensión del senador panista José María Martínez, presidente de la nueva comisión, de imponer un modelo de familia que no va de acuerdo con la realidad del país. Ser gay no me exime de ser buen padre, rezaba un cartel. Enseguida exigieron a los legisladores la desaparición de dicha comisión, porque es de tinte fascista.

No celebramos ser gays, sino nuestro derecho de existir sin ser perseguidos, decía otra de las cientos de mantas y pancartas que llevaban los asistentes a la movilización que cada año convoca a un mayor número de personas.

La línea 1 del Metro se saturó desde temprano. Cerca del mediodía, los vagones iban a tope y se vaciaban en la estación Insurgentes, como ocurre a diario por las mañanas con los usuarios que se dirigen a sus centros de trabajo. Ayer, sin embargo, no bajaban mujeres con zapatillas y hombres de traje, sino jóvenes y adultos de los distintos grupos de la diversidad sexual que se dirigían al Ángel de la Independencia, punto de salida de la marcha y donde desde las 11 de la mañana se presentaron cantantes y grupos musicales y de danza flolclórica, todos miembros de la comunidad LGBTTTI.

Las actividades se llevaron a cabo de acuerdo con el programa acordado con autoridades del gobierno del Distrito Federal, hasta que llegó el momento de iniciar la caminata. Puntuales, representantes de la comunidad dieron el banderazo de salida a las 12:30 horas en el área repleta, pero los contingentes no avanzaron. De hecho, se perdieron en la multitud. Luego de una hora comenzaron a caminar, aunque tampoco en el orden que estaba previsto. Ya no importó. Prevaleció el ánimo festivo y las ganas de hacerse escuchar.

Como cada año también, desfilaron personajes de todo tipo: princesas, novias, jeques árabes, bailarinas, vaqueros, doctores, pilotos, entre otros. Pero ahora la mayoría no iba disfrazado ni hubo el estruendo de otras marchas. Caminaron simplemente, solos, en pareja o en grupos. Estos últimos hicieron el mayor escándalo hasta con la expresión de moda en el Mundial de futbol: “eeeehhhh…. putos”. Una fiesta total.

¡El dinero rosa vale!

No faltaron los desacuerdos entre los activistas: algunos reclamaron la intromisión del gobierno capitalino en la organización y por los temas pendientes, porque el matrimonio igualitario no es el fin. Hace falta, señalaron frente al Senado, garantizar el acceso a la salud, la educación y el trabajo de la comunidad transgénero. También que la lucha contra la homofobia se refleje en la agenda política de la ciudad y el país.

Hemos ganado muchísimo, señaló eufórica la Supermana al inicio de la movilización. Somos muchos, gente de primera. ¡El dinero rosa vale! ¡Vámonos al Zócalo!