Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 15 de junio de 2014 Num: 1006

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Burocracia mata ciencia
Manuel Martínez Morales

Tsutsui y el desenfreno
Ricardo Guzmán Wolffer

La vida bajo un toldo
Ollin Velasco

¿Constitución?
Leonardo Compañ Jasso

Procesos electorales:
la reducción de
la democracia

Clemente Valdés S.

Sin paz para Octavio
Rodolfo Alonso

Leer

Columnas:
Perfiles
Abraham Truxillo
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 
 

Hugo Gutiérrez Vega

Memoria de Al Mutanabbi  (II Y ÚLTIMO)

La prepotente cultura occidental cristiana olvida siempre que gracias a los pueblos árabes se salvó el incalculablemente rico tesoro del pensamiento griego y grecolatino. Córdova fue la capital intelectual de la península ibérica y, junto con Bagdad, guardó celosamente los manuscritos de la Antigüedad clásica y sentó las bases de la cultura islámica. La lista de filósofos, científicos, médicos, especialistas en hidráulica, arquitectos, pedagogos e historiadores que dieron una resplandeciente vida intelectual a Córdova es impresionante. Los occidentales soslayan estos hechos culturales y, con soberbia imperialista, califican de bárbaros e incultos a los pueblos que vienen de la tradición cultural islámica.

Sigo con mi homenaje al poeta nacional de la lengua árabe, Al Mutanabbi. Consiste en dos poemas que intentan recuperar algunos de los temas del Diván del gran poeta. 

Variaciones sobre una “Mujtathth”
de Al-Sharif Al-Radi

Pasaré la noche con el inmenso desierto
que hay entre mí y el estar contigo
.

Era el tiempo en que se nos abría el paraíso
en todos los minutos del día.
Días de minutos largos,
de palabras recién conocidas.
El ojo de la magia les daba una iluminación irrepetible.
Y sucedió después que el paraíso era un engaño de la luz,
que a los amigos les bastaba un segundo para morirse,
que los amores llevaban dentro una almendra agria.

En la noche el paraíso sigue abriendo su rendija,
un fantasma de la luz,
el que hace que los amigos estén siempre aquí,
que los amores se conformen con su almendra agria,
que el corazón no rompa a aullar en la montaña.

*

Esa noche escuchamos el graznido de los cuervos del destino presagiando la partida.
Esa noche que, aunque siendo de verano, nos impidió pasar las horas en el terrado
escuchando la voz del poeta joven.
Esa noche los lobos anduvieron cerca de la casa y al inicio de la madrugada
las flechas sombrías se clavaron en la puerta.
Se escuchó el gemido de las gacelas perseguidas por la sombra
y se agrió la leche en los pechos de las madres.
Rodearon los presagios el lecho de la madrugada y el nuevo día nació llorando.
El viento dijo que la separación se acercaba a la puerta.

Los cuervos no graznaron en vano:
antes de que el sol descubriera una pequeña parte de su rostro la casa quedó vacía.
Desde el terrado te vi correr hacia la montaña. Se fue perdiendo la música de tus ajorcas.

Ahora la pena ocupa nuestro lecho.

Cómo encontrar reposo durmiendo sobre los guijarros de la soledad no deseada.

Cómo vivir con la certidumbre de que la ausencia ha puesto sitio a nuestra casa
ya en sombra.

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