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El asesinato de Galeano, muestra de su presencia en la región tojolabal en Chiapas

La agresión de la CIOAC en La Realidad se suma a casos de hostilidad antizapatista

Expertos documentan colaboracionismo de la central con subordinación al Estado y los partidos

Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 18 de mayo de 2014, p. 13

San Cristóbal de las Casas, Chis., 17 de mayo.

Cuando en enero de 2013 la dirección nacional de la Central Independiente de Obreros y Campesinos (CIOAC) anunció su incorporación entusiasta a la Cruzada Nacional contra el Hambre, ya nadie podía llamarse a sorpresa. El colaboracionismo de la otrora revolucionaria central data del salinismo, al menos en Chiapas. Y en la región tojolabal ha servido para confrontar la autonomía zapatista, en un proceso donde el asesinato de Galeano en La Realidad, hace dos semanas, es sólo otra escala más.

Recordemos que con no menos entusiasmo la CIOAC pediría a su partido, el de la Revolución Democrática, retornar al Pacto por México con el gobierno del PRI; eso sí, con agenda política de izquierda y con dignidad. En junio de 2013, La Vía Campesina, afín al zapatismo, expulsó a la CIOAC de su movimiento internacional durante su Sexta Conferencia Internacional en Yakarta, Indonesia.

La investigadora Dolores Camacho Velázquez de la UNAM (PROIMMSE-IIA) detalla en una ponencia de 2013: A partir de 2000 muchos líderes campesinos ocuparon cargos públicos, lo que propició que sus organizaciones dejaran de ser proactivas y se convirtieran en gestoras de recursos ante las instancias del gobierno. Un ejemplo es que dejaron de oponerse al Procede, y en varios casos sus agremiados aceptaron la certificación de sus tierras; otros proyectos de apoyo al campo fueron aceptados por organizaciones que habían mantenido resistencia. Como resultado hubo oposición de muchos de sus miembros, por lo que empezamos a observar organizaciones fragmentadas que no son capaces de construir hoy un actor colectivo unificado que comparta demandas y luchas (Las organizaciones campesinas chiapanecas: fragmentación y nuevas estrategias de sobrevivencia).

En el caso de organizaciones grandes, debido a que sus líderes aceptaron cargos en el gobierno fueron desconocidos por sus agremiados, y ahora hay CIOAC Independiente o Democrática, CIOAC histórica u oficial, OCEZ-CNPA, OCEZ independiente, OPEZ, OPEZ independiente y democrática.

Estas circunstancias han llevado a que las dos CIOAC, al igual que otras organizaciones independientes en el campo chiapaneco rompan acuerdos que datan de hace 20 años, cuando se sumaron a la toma de tierras tras el levantamiento zapatista de 1994. Según la Comisión Ejecutiva Agraria, citada por Camacho Velázquez, para abril de aquel año había 340 fincas ocupadas por 4 mil 445 campesinos de la CNC, CIOAC, OCEZ Plan de Ayala y otras organizaciones.

El gobierno autoriza la compra de tierras y se forman 16 fideicomisos. El uso indiscriminado de recursos provocó corrupción, dice Camacho. Se compraron tierras que pertenecían a los propios campesinos o eran de mala calidad para el cultivo; fue denunciado el desvío de recursos con maniobras como tierras pagadas dos veces o a valor superior del real, así como autoinvasiones e invitación de propietarios a grupos de campesinos para invadir sus tierras con el fin de beneficiarse con los altos pagos que el gobierno estaba realizando.

La CIOAC de Chiapas

En los años 70 del siglo pasado, luego de su fundación, la CIOAC se concentra en organizar al proletariado agrícola. Según la investigadora Antonia Berenice Villafuerte Torres, la participación activa de la CIOAC en la movilización, la reivindicación agraria, y sobre todo el descontento de los campesinos de las organizaciones corporativizadas permitieron a la central ampliar sus dirigencias desde el centro del país hasta el sur, como fue el caso de Chiapas, donde a la fecha mantiene presencia en las regiones norte, sierra, selva y centro. (Revista Pueblos y Fronteras, volumen 8, diciembre 2013-mayo 2014).

En los años 80 continuó movilizándose a pesar de las represiones del gobierno estatal, recapitula Villafuerte, Los dirigentes utilizaron la negociación como instrumento fuerte de sus luchas. A finales de esa década la CIOAC, al igual que otras organizaciones cansadas de la lucha represiva, comenzó a desgastarse y disminuir su fuerza social.

Cabe apuntar que es así que, por esos años, luchadores de todas esas organizaciones en las regiones indígenas, desilusionados y defraudados, se suman a las filas clandestinas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). La CIOAC no fue excepción. Sobre todo al avalar la política de concertación de gobierno salinista. Pedro de Paz, secretario de Planeación y Desarrollo Rural de la CIOAC, entrevistado por Villafuerte, reconocería que, asociada con la reforma agraria del artículo 27 en 1992 y el nuevo pacto social entre campesinos y Estado, la lucha por la tierra pasa a segundo término, ahora con las tierras obtenidas se piensa en hacerlas producir, entonces empezamos la gestión de los recursos productivos.

Vinieron los convenios y programas de Solidaridad, la lluvia de dinero, el reconocimiento oficial de las dirigencias independientes. Sin embargo, Camacho destaca que sigue el descontento de sus bases indígenas, y tras el alzamiento zapatista en 1994, CIOAC y otras 279 organizaciones forman el fugaz Consejo Estatal de Organizaciones Indígenas y Campesinas (CEOIC), con la intención de apoyar y participar en las pláticas que mantenía el EZLN en San Cristóbal de Las Casas, pero además conducir sus demandas de tierra, proyectos productivos y liberar a los presos políticos.

Sigue su adhesión al gobierno estatal en resistencia de Amado Avendaño, como parte de la Asamblea Estatal Democrática del Pueblo Chiapaneco (Adepech), de donde migran pronto a las arcas y los proyectos estatales y abandonan la resistencia. Su institucionalización se agudiza en 2001 al convertirse en gobierno como parte de la coalición de partidos que derrota al PRI con Pablo Salazar Mendiguchía. De entonces datan las primeras confrontaciones por la certificación de las tierras recuperadas y parte de los territorios autónomos. El Estado se dirige a romper ese vínculo entre el EZLN y las otras organizaciones, y sus dirigentes devienen parte del gobierno. Su adhesión se hará más contrainsurgente durante el gobierno de Juan Sabines Guerrero, con el condimento de las gestiones del comisionado para Chiapas y luego funcionario indigenista en los dos gobiernos federales de Acción Nacional, Luis H. Álvarez.

La relación de la CIOAC con el PRD limitó su autonomía ante las alianzas electorales con los demás partidos: PAN, PRI, PVEM, PT, Convergencia. Por ello resulta difícil trazar una línea divisoria entre los agresores en La Realidad, como en otros casos de hostilidad antizapatista. Las siglas partidarias pierden sentido y todo acaba siendo PRI, como escribe el subcomandante Marcos en su más reciente comunicado.

Villafuerte concluye que la CIOAC puede ser vista como subordinada al Estado y a los partidos, situación que etiqueta la presencia de la organización en un neocorporativismo.