Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 30 de marzo de 2014 Num: 995

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Cartier-Bresson en
el Centro Pompidou

Vilma Fuentes

El laberinto de la soledad: monólogo, delirio y diálogo
Antonio Valle

La era no canónica
de Octavio Paz

Gustavo Ogarrio

Octavio Paz: libertad y palabra, realidad y deseo
Juan Domingo Argüelles

Las cartas perdidas
de Paz

Edgar Aguilar

Diez aspectos de la
poesía de Octavio Paz

Hugo Gutiérrez Vega

Vitos y Alií
Katerina Anguelaki-Rouk

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Poesía
Ricardo Yáñez
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


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Jorge Moch
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Twitter: @JorgeMoch

Los imbéciles

Prendamos la tele. Allí un programa. El título no importa, puede ser cualquier frase breve y descriptiva; De trancazo, La carcajada, Video extremo, Qué fuerte, cualquier estupidez del tipo. Escenografía de moda en los foros de hoy: luces atenuadas con filtro en color, un par de acentos en luz directa, algunas sombras para crear atmósfera cálida, bastidores simulados, algún desnivel. Poco paneo de cámara, traveling comedido y un par de ángulos picados, para dar sensación de amplitud. Sin mobiliario, porque los muebles son los –finjo generosidad con la definición de lo que sea que hacen allí– presentadores. Tres mujeres, no muy jóvenes, más o menos guapas, y un varón. Alguno de ellos, presume la televisora, ganó el Emy. Ahora vayamos al contenido. Mosaico de videos caseros, la mayoría estadunidenses –y por ende ajenos a lo cotidiano en México–, un par de segmentos de reportaje sensacionalista del tipo “el vecino era caníbal y nunca lo supieron”. La inmensa mayoría de los segmentos de porrazos, accidentes y “rarezas” (el corderito de cinco patas, la víbora de dos cabezas) tomados sin ningún pudor, y desde luego sin pagar ni un peso en derechos de autor, de internet. Como quien dice, un programa hecho de contenidos pirata, y ni quien diga nada. Tratando de crear expectación se nos anuncia que a continuación veremos un video “que se ha vuelto viral”, es decir, que descaradamente reproduce ahora la televisora sin costo, y aunque ya haya sido visto hasta el hartazgo por millones de internautas, de “un gatito que supera la adversidad”. Pensemos en esa afirmación imbécil: un gato carece de voluntad, tiene instinto, sí, y una muy rudimentaria inteligencia emocional, pero no un ejercicio propiamente volitivo del que pueda desprenderse un propósito, ni entendimiento de lo que es adverso. Encuentra, si acaso, cosas que estorban su camino y las sortea por reflejo: responde a un estímulo inmediato de su entorno. Aunque claro está que el desabrimiento epistemológico de la presentadora más o menos guapa no da ni de lejos para estas reflexiones; lo suyo, como en el gato, es más del estímulo inmediato que de la cavilación ontológica. Y en efecto, vemos un primer plano de un gato de un par de meses de edad con una malformación en las patas delanteras. La persona con la cámara –aunque por la mala calidad se infiere que la escena se filmó con un dispositivo como un teléfono celular–, hablándole en ese inglés tan gringo (kitty, kitty, kitty!) estimula al gatito a subir las escaleras persiguiendo un juguete. El animal, que por necesidad es bípedo, salta, se retuerce, mueve los muñones de aquellas patas malogradas, sube otro escalón mientras la voz lo anima: Good kitty!

Corte a otra presentadora, plano medio, la cara seria, una ligera mueca introductoria que quiere demostrar empatía pero supura condescendencia y entonces el rancio hedor de la moralina: “¿Vio usted al gatito?, ¡qué tal, ¿eh?, ésas son ganas de…” y aquí complete usted con el verbo de su elección: superar, mejorar, lograr cosas en la vida, etcétera. La secuencia quizá cierra ráfaga de repeticiones y algún efecto de sonido.

Es decir, mierda. Mierda barata –más allá de los salarios que se paguen a los cuatro muebles que dicen presentar la porquería y las nimiedades de foro y producción, los contenidos, hay que insistir, son prácticamente gratis para la televisora. Mierda que millones de mexicanos sintonizan, felices, ajenos a sí, a su destino muchas veces cruel, mientras rumian borbotones publicitarios y esperan el siguiente video que, mañosamente, una de las casi guapas ha prometido como im-pre-sio-nan-te para cuando volvamos del corte.

Fe de erratas Cabezalcubo 377

La semana pasada por un error se mencionó a elementos de la Secretaría de Marina implicados en hechos en realidad imputables a elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional. A nuestros lectores y a la Semar una sincera disculpa.

¿Y la autoridad que vigila que los contenidos televisivos algo enaltezcan la machucada cultura del televidente?, allá, negociando espacios publicitarios y cotos de poder, o sea, a lo suyo, que es hacer dinero, cobrar “moches” y cuidar las frágiles espaldas de sus intereses de grupo. El segmento de hoy fue cortesía de TV Azteca como pudo ser de Televisa. Imbéciles los productores, pero imbéciles, también, sus pasivos televidentes receptores.

Y mientras la cúpula de las telecomunicaciones sigue despachándose leyes a modo en sus enjuagues, transas y simulaciones, sigamos disfrutando de las benditas “ganas de superación” del pobre gatito tullido.