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El escritor comparte con los lectores su segundo volumen de ensayos sobre poesía

Sólo los poemas pueden dar fe del rumbo del poeta: Alberto Blanco

Aborda la creación lírica vinculada con el cerebro, la música, la imagen, la forma, el dibujo, la arquitectura y el collage

Presenta el título el 26 de febrero en la Casa Refugio Citlaltépetl

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El libro La poesía y el presente fue editado por el Conaculta y Auieo Ediciones. La imagen es un retrato de Alberto Blanco, por Alberto Castro Leñero
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de febrero de 2014, p. 8

El poeta Alberto Blanco (DF, 1951) da a conocer el segundo volumen de sus ensayos dedicados a la poesía, los cuales conforman, en sus palabras, una constelación, cuya luz observo, me maravillo y comparto con el lector.

El libro, que se titula La poesía y el presente, fue editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y Auieo Ediciones; contiene 12 textos que son parte de una serie de 36 ensayos, divididos en tres volúmenes, de los cuales el primero, titulado El llamado y el don, apareció hace un par de años en una edición ahora agotada.

Aquel primer libro tiene como hilo conductor una reflexión sobre la poesía y el pasado. Sus temas van desde la tradición, el mito y el lenguaje, hasta la escritura y la traducción. Ojalá que pronto se redite, señala el poeta en entrevista.

Añade que los temas de esta segunda entrega abordan desde “una reflexión en torno a la poesía y el cerebro, pasando por asuntos como la poesía y la música, la imagen, la forma, hasta temas como la poesía y el dibujo, la arquitectura y el collage.

“Habrá de ser seguida, en un par de años, por el tercer y último volumen de mi reflexión sobre la poesía. El título es El canto y el vuelo, y habrá de centrarse en la poesía y el futuro. Se tocarán temas como la poesía y la ciencia, la poesía y la ecología, la velocidad, el humor.

Los temas de los tres volúmenes están interrelacionados: conforman una constelación cuya luz observo, me maravillo y comparto con el lector, es toda una vida dedicada a la práctica de la poesía.

–¿Cuándo sabe un poeta que la estrella que sigue rumbo a su Ítaca le está ofreciendo una buena ruta?

–La pregunta aparece ya, formulada con otras palabras y utilizando otra imagen, hace 2 mil años, en los Evangelios: ¿cómo sabemos que un árbol es bueno? Y la respuesta irrefutable es: ‘Por sus frutos los conoceréis’. En el caso del poeta y su viaje, solamente los poemas pueden dar fe del rumbo: si el viaje va rindiendo buenos poemas, la ruta es correcta; si no, no. En todo caso, y ya que surge Ítaca en la pregunta, es inevitable remitirnos al célebre poema de Cavafis, que en sus versos finales dice: Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado./ Sabio, así como llegaste a ser, con experiencia tanta,/ habrás comprendido al fin lo que las Ítaca significan.

Habiendo comprendido lo que las Ítacas significan, podemos, o no, llegar a puerto, pero siguiendo a la buena estrella estaremos en la buena ruta. Como en el poema de Cavafis, la poesía nos habrá regalado el viaje: los versos, el canto, el fruto instantáneo del poema. Y es justamente en este presente, en este instante que ahora mismo compartimos en la lectura, la escritura y la reflexión, donde tenemos que buscar a final de cuentas y desde el principio mismo de la aventura y el viaje, la almendra del poema. He aquí el corazón del instante.

–¿Sólo los poetas o artistas pueden convertir el instante en poesía?

–La respuesta depende de lo que se entienda por poesía. Sin extendernos demasiado se puede decir que si por poesía entendemos un arte del lenguaje que se manifiesta en esos objetos socialmente indeseables llamados poemas, entonces, sí, sólo un poeta puede convertir el instante en un poema. Y la prueba de que se trata de un poeta está en los poemas. Pero si por poesía entendemos algo mucho más vago y extenso, algo que llega a empatar con la belleza, la calidad, lo sublime o hasta lo trascendente, entonces, la respuesta es: no. La poesía está en todas partes y al alcance de todos.

–¿Cómo percibe el rostro de nuestro país en estos días, en este gran instante presente que vivimos, al parecer tan alejados como sociedad de la cultura, el arte, la poesía?

–Hablar del rostro de un país es plantear una metáfora corporal que presupone hablar del país todo como si fuera una sola persona. Pero la verdad es que somos millones: más de 100, y cada uno con un rostro, evidente u oculto, verdadero o no, pero con un rostro. O una máscara. En todo caso, con una buena o mala cabeza. Y como dice ese dicho que me encanta: cada cabeza es un mundo. A veces, más de uno. Y hasta muchos. Y a los millones que vivimos en esta ciudad y en este país nos han tocado, como dice Borges en su Nueva refutación del tiempo: ‘Como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir’. A lo cual habría que agregar lo que decía Brecht: ‘Y en los tiempos oscuros, ¿habrá canto?/ Sí. Habrá el canto sobre los tiempos oscuros’.

“Malos tiempos, tiempos oscuros. Buenos tiempos, tiempos brillantes; opacos, neutros, aburridos, vacíos, plenos, horribles, maravillosos, etcétera. Los adjetivos corren por cuenta del lector y, desde mi punto de vista, salen sobrando. En todo caso queda claro que ‘este gran instante’ es todo lo que tenemos y todo lo que hay. En realidad nada nos falta”, concluyó el poeta.

La poesía y el presente de Alberto Blanco se presenta el miércoles 26 de febrero a las 19 horas en la Casa Refugio Citlaltépetl (Citlaltépetl 25, colonia Hipódromo Condesa). Conversará con el autor Emiliano Álvarez.