Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 16 de febrero de 2014 Num: 989

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Mihai Eminescu
Vasilica Cotofleac

Adrián
Marin Malaicu-Hondrari

Cuatro poetas

Carta sobre una
literatura periférica

Simona Sora

Poema
Radu Vancu

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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Minificciones
Mario Sánchez Carvajal
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
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Las Rayas de la Cebra
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Ricardo Venegas
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La crónica de un libro

Hace ya cerca de una década presentamos en Cuernavaca la saga de Verso-converso y Versos comunicantes, que José Ángel Leyva realizó como parte de las actividades paralelas a la revista literaria Alforja, compilando un mosaico interesante e inevitable de la poesía mexicana y latinoamericana; luego de aquellas presentaciones, en una charla de café, Leyva me sugirió compilar el volumen de entrevistas de sus contemporáneos. Al principio creí que sería un trabajo sencillo reunir las entrevistas de una generación que se caracteriza por la dispersión. Una labor que a cualquiera le hace entender que la entrevista puede ser, incluso, un género literario. Sin regateos. Y este era el punto que siempre estuvo presente: autores como Enzia Verduchi, Leticia Luna, Patricia Real Santa Cruz, Claudia Posadas, Armando Alonso, Leticia Romero, JD Victoria, Luis Vicente de Aguinaga, Ricardo Ariza, Armando Alanís Pulido, Itzel Sosa, Jair Cortés, Kenia Cano y Alejandro Campos, entre otros, estuvieron siempre dispuestos a corroborar, como entrevistadores, el lugar de este grupo de poetas en la poesía mexicana. Así nació Con-versatorias (2013), entrevistas a poetas de los cincuenta, cuyo prólogo fue escrito por el gran Hugo Gutiérrez Vega. La edición fue realizada con el apoyo para publicación de obras literarias INBA-Conaculta.

La propia Colección de los Cincuenta, que apareció en los noventa, subraya el lugar que estos creadores –casi todos hijos de la Asamblea de poetas jóvenes de México (1980), de Gabriel Zaid– ocupan en el mapa poético. Es tan extensa la nómina de estos poetas que habría que planear seriamente un segundo volumen que complemente el dibujo de una parte importante –más bien enorme– de la poesía mexicana.

La dispersión, ya lo mencioné, es otra característica de este grupo, su diversidad de lecturas –Baudelaire, Rimbaud, los Contemporáneos, los clásicos de la poesía española, Rubén Bonifaz, Jaime Sabines, Pablo Neruda, T.S. Eliot, Roberto Juarroz, Octavio Paz, Cesare Pavese, René Char, los poetas beat– y temas como la desilusión amorosa, la infancia, el humor, la naturaleza, el erotismo… En el ahora, esta generación lleva consigo las riendas de gran parte de lo que germina en la poesía mexicana y asume los riesgos de toda generación: su propia heredad.

A las nuevas generaciones les interesa conversar con los poetas que les anteceden; también los lectores quieren saber de nuevos autores –aunque desde antiguo se diga que la poesía no tiene público de masas.

Cuando le dije a uno de los poetas entrevistados que el libro ya estaba impreso, respondió:  “Si mal no recuerdo yo estudiaba la prepa cuando me entrevistaron y mi entrevistadora estaba en la secundaria.” La broma me hizo reír, pero también encontré una respuesta:  el periodismo cultural es de un aliento más largo; incluso, está más cerca de un género literario que dé una prosa efímera. Y si estas entrevistas soportan las inclemencias del tiempo, quiere decir que la poesía mexicana es capaz de echarse un trompo a la uña para una relectura.