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Presentan Denibée, disco con 11 obras de la compositora dedicadas a la flauta

Las personas se cierran a la música que no las conmueve, señala Gabriela Ortiz

La obediencia ciega a la partitura normalmente no trasciende, considera Alejandro Escuer

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Gabriela Ortiz y Alejandro Escuer ofrecen un testimonio de la importancia y los alcances de la colaboración entre autor e intérprete para lograr una obra más plena. En la imagen, durante la entrevista con La JornadaFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de febrero de 2014, p. 7

Un panorama de los recientes 15 años en el trabajo creativo de la compositora Gabriela Ortiz es lo que reúne el disco compacto Denibée, que hoy será presentado en la Fonoteca Nacional.

El álbum, realizado con el sello Urtext, está dedicado a la flauta, con sus diferentes tipos y variantes interpretativas, así como su papel de solista y su relación con otros instrumentos, entre ellos la voz humana, las copas de cristal, la guitarra y el contrabajo.

Once son las obras que integran el disco, gran parte son inéditas y concebidas para ser interpretadas por el flautista Alejandro Escuer. La más antigua es de 1998 y la más reciente al año pasado.

Para Gabriela Ortiz y Alejandro Escuer ese material representa un valioso testimonio de la importancia y los alcances de la colaboración entre autor e intérprete para conseguir una obra más plena.

La compositora destaca que el instrumentista se convierte, en varios momentos, en un creador activo de la pieza, no sólo durante el proceso de escritura, mediante sus observaciones y sugerencias, sino también en la interpretación, al imprimirle su lectura y esencia.

Al respecto, Escuer apunta que “un aspirante a artista (en la música) no sólo debe ser intérprete, sino creador. Hay cosas que el compositor no escribe, como el vibrato, ciertas articulaciones, cómo empezar o terminar una frase o dónde hacer la respiración”.

Para el flautista y director del ensamble Ónix, la relación con el compositor es un punto trascendente. De allí que a lo largo de su trayectoria, ese sea un aspecto que ha buscado entablar cuando le es posible, como es el caso con gran parte de los autores mexicanos en activo, entre ellos Gabriela Ortiz.

Y le parece un punto básico, insoslayable, pues afirma que él se toma muy en serio la cuestión interpretativa.

Creo firmemente, y esto a lo mejor causa polémica, que en general la interpretación actual, incluso del repertorio clásico, es muy banal, muy a la ligera, indica.

“Muchos creen que por seguir al pie de la letra lo que dice la partitura están tocando bien, que son ya intérpretes y la verdad es que se quedan en ejecutantes.

Lo que prevalece es la obediencia ciega a la partitura y una especie de ejecución correcta, y eso normalmente ni conmueve ni trasciende. Se necesita un compromiso más profundo, más filosófico, más humano.

Profundizar en lo humano

La correcta interpretación de una obra musical, según Alejandro Escuer, exige profundizar en las características humanas, espirituales y estéticas del compositor, no sólo en las cuestiones técnicas.

Hay quienes se asumen como intérpretes cuando sólo se preocupan por el aspecto técnico. Y eso no transmite. Además del texto, deben dar a conocer su trabajo como seres humanos. Por eso a muchos no les gusta la música contemporánea. Es como un cocinero que sigue la receta al pie de la letra; eso no es suficiente, falta el sazón.

La relación con el público es algo sustantivo para Gabriela Ortiz, quien incluso lo considera uno más de los elementos indispensables del proceso musical.

Para que la música llegue a otro, señala, debe estar hecha con el corazón, con el vientre y con entrega, y ser tocada de la misma manera.

La música es una expresión que transmite emociones sin importar la época en que fue escrita. La comunicación está allí y las personas la perciben. Pero para ello es indispensable hacerla con compromiso. Si éste existe, no importa la complejidad del lenguaje.

Al final, la música no es una expresión que necesariamente deba entenderse, en lo intelectual. Es un lenguaje que se entiende con los oídos, las emociones y los sentimientos. Por eso es falso que la gente esté cerrada a lo nuevo. Se cierra a lo que no le gusta, lo que no le llega.

La presentación de Denibée (19:30 horas, en la Fonoteca Nacional, Francisco Sosa 383, Coyoacán), incluye una mesa redonda con Aurelio Tello, musicólogo; Juan Arturo Brennan, crítico de música de La Jornada; María Baranda, poeta, y Gabriela Ortiz, así como Marisa Canales, de Urtext. También se contará con una parte musical, a cargo de Alejandro Escuer y Ónix ensamble, que interpretarán algunas piezas del álbum.