El Congreso Nacional Indígena

Fortalece su espacio para
entender y luchar juntos


Túnel con carros y autobuses. Grafito, lápiz de colores, acuarela y crayón en papel, 1954

El Congreso Nacional Indígena (CNI) volvió a apretar el paso a partir de la reunión que en agosto convocó en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a representantes de todo el país. Ahí se conjuntó un diagnóstico de los conflictos que viven los pueblos, naciones, comunidades, tribus y barrios, como insistiera don Juan Chávez Alonso. A partir de entonces, desde los rincones más insospechados, bullen las reuniones para privilegiar lo que siempre ha sido el corazón de su propuesta: fortalecer uno de los pocos espacios de diálogo libre donde la gente puede reconocerse intentando entender juntos.

Hasta ahora se han realizado varias reuniones regionales en Hopelchén, Campeche, el 12 de octubre; en San Lorenzo de Azqueltán, Jalisco, el 9 y 10 de noviembre; en San Ignacio Arareco, Chihuahua, el 14 y 15 de noviembre; en Villa de Ayala, Morelos, el 30 de noviembre; y en Xpujil, Campeche, el 7 de diciembre.

Habrá más reuniones en otras regiones donde la gente pueda sistematizar lo que le ocurre e impulsar vínculos de varios niveles, pero en el recuento ya quedan convicciones y certezas.

En Hopelchén el CNI declaraba: “Levantamos la voz para denunciar el despojo de tierras ejidales en toda la península (de Yucatán) y de nuestras semillas nativas por las grandes empresas transnacionales que nos la están robando y cambiando por los transgénicos que contaminan la tierra y la miel; denunciamos la discriminación histórica de los pueblos mayas de la península que se traduce en la falta de reconocimiento de los derechos reconocidos en la Constitución de nuestro país; denunciamos que los programas emergentes que el gobierno implementa implican una burla para nuestra memoria y dignidad, y tienen como única finalidad dividirnos como pueblo; denunciamos el hostigamiento y represión de los gobiernos federal, estatales y municipales en contra de los que luchamos por recuperar nuestra memoria”.

En San Lorenzo de Azqueltán el CNI insistía: “Denunciamos que los intereses capitalistas que amenazan y afectan nuestros territorios se han coludido con grupos del crimen organizado nacional e internacional con los diferentes ordenes y niveles de gobierno conformando un fenómeno complejo que se dota de formas legales e ilegales para despojarnos de nuestros recursos y nuestros territorios”.

En San Ignacio Arareco decía: “Vemos que ponen a trabajar sus políticas de desprecio, de despojo, de discriminación y destrucción. Vemos también que los partidos políticos con sus diputados y senadores (PAN, PRD, PRI, etcétera) aprueban leyes a favor de los capitalistas, como es el caso de la reforma al artículo 27 constitucional en 1992; la ley agraria reformada en 1992 cuyo fin es separar tierra y campesinos, tierra y nosotros indígenas. Derogaron la ley federal de la reforma agraria y con ella los artículos relativos a la dotación de tierra y bosque ejidal y comunal. Aprobaron el tratado de libre comercio, la ley de minería a favor de los grandes consorcios nacionales y extranjeros, la ley de bioseguridad de organismos genéticamente modificados (Ley Monsanto), la ley para la protección y fomento de las semillas mejoradas y variedades nativas mexicanas (para el cultivo de transgénicos), la ley federal de acceso y aprovechamiento de los recursos genéticos (para legalizar la biopiratería), la ley de aguas nacionales que legaliza la privatización del agua, la ley de la propiedad industrial que permite el patentamiento de conocimientos y saberes indígenas”.

En Villa de Ayala, Morelos, el CNI nos recordó que “la semilla sembrada por nuestro general y jefe Emiliano Zapata sigue floreciendo”. Conmemoró el 102 aniversario de la promulgación del Plan de Ayala, “del cual somos sus herederos”, y llamó a las mujeres, niños, jóvenes, abuelas y abuelos, y a los hombres de buen corazón, “a unir nuestra palabra para continuar con los trabajos en defensa de la madre tierra, del agua, del bosque, de los animales que en ella habitan”.

Por último en Xpujil, los representantes indígenas ratificaron su reconocimiento de los Acuerdos de San Andrés “como ley suprema en el seno de nuestros pueblos y organizaciones para vivir la autonomía”. Y añadieron: “Nos solidarizamos con todas las luchas dignas que apelan a la vida, a la convivencia y al respeto de las diferencias. Nuestra lucha es permanente y vamos a compartir nuestra palabra, nuestra propuesta ancestral y nuestras experiencias de lucha y resistencia para fortalecernos como pueblos, hasta que alcancemos la vida digna que sabemos es posible”.

Ojarasca