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Pura López Colomé reúne en un volumen sus poemas escritos entre 1985 y 2012

La gran lección de la poesía: poder decir la verdad

Me ha ido quitando las telarañas, celebra la autora de El sueño del cazador

La expiación viene por la palabra no de la sangre, como señalan los grandes libros fundacionales de muchas tradiciones

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“La poesía se sostiene per se, sola, más allá de lo que estamos viviendo, porque su esencia es la palabra”, expresa la escritora a La JornadaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 24 de diciembre de 2013, p. 2

A los 13 o 14 años, en un internado eclesiástico, fanáticamente católico, Pura López Colomé (méxico, DF, 1952) escribió su primer poema. Desde entonces trabaja con la palabra, con la poesía, aun en sus traducciones y ensayos, siempre la poesía.

Ahora sus poemarios están en un solo volumen, Poemas reunidos 1985-2012 –que fue presentado hace unos días en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia–, desde aquel primer libro publicado, El sueño del cazador, hasta Lieder.

Mirar 27 años de trabajo reunido “es como voltear a verme cuando era joven y recordarme. La primera vez que escribí un poema en el internado en Estados Unidos, cuando vivía allá, tenía 13 o 14 años. Era un internado católico, fanáticamente católico, le decía a una de las religiosas: ‘Le hablo a Dios y Dios no me habla a mí’; ella me dijo que le hablara con mis propias palabras, no con padres nuestros ni aves marías.

De ahí brinqué a escribir poesía. Realmente eso fue lo que disparó, hablando de manera más violenta, lo que disparó el gatillo. Eso fue lo que disparó esta experiencia que puede matarte igual que una bala.

Desde ese momento viene su historia con la poesía, con la palabra, el mirarse en sus primeros poemas, en sus intentos iniciales de traducción, que fue la obra de Emily Dickinson. “Hoy me da un poco de ternura verme, ver esa claridad al observar que tenía yo de joven y que se ha ido enturbiando al paso de la vida, pero al mismo tiempo son velos que he ido quitando por voluntad, gracias a la propia poesía.

La poesía es la que me ha ido quitando las telarañas, los velos de encima, pero en ese entonces era pura visión, era puro deseo. Ese deseo que era de escribir poesía se ha concretado realmente en escribir poesía.

Corregir, ejercicio de humildad

En Poemas reunidos, volumen publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), están los libros El sueño del cazador, Un cristal en otro, Aurora, Intemperie, Éter es, Tragaluz de noche, Santo y seña, Reliquia, Una y fugaz y Lieder.

“Hay muchas cosas que siguen presentes, eso es lo increíble. Tenía siglos de no regresar a estos libros: hay pájaros por todas partes, deseos de interiorizar por todas partes, diálogos con la divinidad por todas partes.

“Tengo una especie de obligación de dejarlos así, como los escribí, pero no voy a decir que no trabajé algunas cosas que me parecían fallidas desde el punto de vista musical. Hay correcciones.

“Esas correcciones son el ejercicio de humildad. No digo ‘mi evolución permanece intacta en cada uno de mis peldaños porque soy el genio de la lámpara’. No. Soy un humano común y corriente que tiene este quehacer como otros tienen otros quehaceres, y es un quehacer que veces ha sido una maldición porque la poesía es tremenda, es poderosísima, y hay muchísimas cosas que me gustaría no haber visto y que vi venir por vía de la palabra”.

Aun en un país como el nuestro, que vive un contexto de violencia, “la poesía se sostiene per se. Se sostiene sola, más allá de lo que estamos viviendo porque la esencia de la poesía es la palabra, hablar directamente de las cosas que ocurren y creer que ahí va a estar la expiación y porque la expiación no va a estar en la sangre, como dicen los grandes libros fundacionales de muchas tradiciones. No, la expiación viene por la palabra.

“La poesía nos sirve para vivir y para decir la verdad. Es la lección más grande que tengo de mi capitán, el poeta que más he admirado en toda mi vida, que la gran lección de la poesía es que la verdad se puede decir. No es algo superficial, al decir las cosas, son, lo que se dice, es.

“Por eso se le tiene miedo a la poesía, porque además de todo tiene un poder convocatorio, es tremenda, es profética y convoca a todas las energías, por eso milenariamente hay conjuros, el nombre, ese es el Verbo, es el mero origen y es la serpiente que se muerde la cola, es el Uroboros. Esa es la poesía.

“Me encantaría que la poesía me dejara ser. Que la poesía misma me permitiera vivir para ella, y vivir como un vehículo más afinado para ella. Es como escuchar a un gran intérprete en sus diversas versiones de una obra, me encantaría que eso ocurriera.

Me conmueve muchísimo ver que no todo fue prescindible de lo que escribí antes. Es como de repente me conmovería ver entrar caminando a la que fui en la primaria. Eso me ha pasado al ver este libro. Es un privilegio poderlo conservar en un tomo.