jornada
letraese

Número 209
Jueves 5 de Diciembre
de 2013



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate



Director fundado
Trabajo a contrarreloj:

avances hacia la cura del VIH

A partir del descubrimiento del VIH en 1981 y su asociación con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida en 1984, la comunidad científica se ha empeñado en encontrar una solución para erradicarlo del organismo. Por años, la respuesta había sido fallida. Hace un lustro, con el caso del llamado "paciente de Berlín"
y posteriores reportes médicos en Boston y Mississipi, en los cuales se asentaba que el virus parecía haber sido eliminado de los pacientes, la esperanza de una cura revivió.

Leonardo Bastida Aguilar

"En 1986, la comunidad científica aseguró que en 10 años habría una vacuna para el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Hoy podemos decir que seguimos a una década de poder conseguir ese objetivo que ha preocupado a la comunidad científica desde hace casi 30 años", bromeó David Baltimore, premio Nobel de Medicina en 1975, durante su participación en la conferencia "¿Qué necesitamos hacer para lograr un mundo libre de sida?".

Al igual que él, muchos de los científicos asistentes al encuentro celebrado en San Francisco, California, entre ellos Anthony Fauci –director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas– y Francois Barré-Sinoussi –una de las descubridoras del VIH–, coincidieron en que la única manera de erradicar el virus es mediante su eliminación total del cuerpo de las personas infectadas.

Si bien se ha demostrado que las personas cuya infección está controlada con tratamiento antirretroviral no transmiten el VIH, la comunidad científica considera que persiste cierto riesgo de que se generen nuevas infecciones, por lo que la solución óptima es la cura del virus.

La vacuna
El VIH es un virus que mata o daña las células del sistema inmunológico, especialmente los linfocitos CD4, del organismo en el que se aloja. Debido a sus constantes mutaciones, provocadas por su rápida capacidad de reproducción, el hallazgo de una vacuna que lo erradique por completo es complicado, pues la variabilidad de su genética impide que las soluciones elaboradas tengan un alcance universal, ya que sólo son válidas en ciertas condiciones.

Al respecto, el propio Baltimore explicó, durante la conferencia organizada en noviembre por las publicaciones científicas Cell y The Lancet, que las interrogantes para encontrar la vacuna que evite nuevas infecciones por VIH están casi resueltas.

A diferencia de los métodos tradicionales de elaboración de vacunas, que apuestan por la inoculación de un agente infeccioso en el organismo para que una vez identificado por el sistema inmunológico éste lo detenga, el método del investigador del Instituto de Tecnología de California opta por inocular genes en un músculo para que el organismo produzca de manera constante el anticuerpo b12, capaz de neutralizar distintas cepas del virus, y de esta forma se puedan generar anticuerpos en el organismo durante un largo período.

Las investigaciones de Baltimore, realizadas en ratones "humanizados" –llamados así porque poseen un sistema inmunológico similar al humano–, mostraron que tras aplicarse la vacuna los roedores tuvieron el mismo nivel de anticuerpo b12 en su organismo durante toda su vida, lo cual permitió que, incluso tras verse expuestos a altas cargas del virus, no se infectaran.

De esta manera, el equipo encabezado por el especialista mostró que más allá de buscar una solución que se active cuando el virus entre el cuerpo, es mejor tener de antemano un número suficiente de anticuerpos en el organismo para, en caso de una infección, evitar la propagación del virus.

Se espera que dentro de uno o dos años el prototipo de vacuna pueda ser probado por primera vez en seres humanos a fin de confirmar su seguridad y efectividad.

Por otra parte, un equipo de investigación del Centro de Virología e Investigación sobre Vacunas del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston, Massachussets, liderado por Dan Barouch, demostró que el uso de antígenos bio-informáticamente optimizados del VIH tipo 1 (VIH-1) puede ayudar en el desarrollo de una vacuna global contra el virus.

Los antígenos son sustancias que inducen la formación de anticuerpos debido a que el sistema inmune las reconoce como una amenaza. Su uso en vacunas ayuda a promover la formación de anticuerpos contra algún virus en específico, en este caso, el VIH.

En esta investigación se utilizó el antígeno "mosaico" Env/Gag en las proteínas llamadas gag, env y pol, tres de los principales componentes del VIH-1, en monos Rhesus previamente infectados con el virus de inmunodeficiencia simia (VIS). Esta estrategia logró reducir entre 87 y 90 por ciento la probabilidad de infección cada vez que los monos estuvieron expuestos al virus, esto en comparación con otros monos que no fueron inyectados con la vacuna, los cuales se infectaron de manera rápida.

Para el equipo de investigadores, quienes publicaron el hallazgo en la revista Cell, el éxito de la prueba de uso de este tipo de antígeno abre una puerta para el desarrollo de una vacuna contra el virus que pueda ser utilizada en cualquier parte del mundo sin importar la variante del VIH-1 que predomine en determinada región geográfica.

Repensar los antirretrovirales
A mediados de la década de los noventa, la Organización Mundial de la Salud estimó que se registraban 7 mil 500 nuevas infecciones de VIH cada día en todo el mundo. Si bien desde 1987 se contaba con medicamentos como la zidovudina (AZT), y posteriormente la didanosina y la dideoxicitidina, tres inhibidores de la transcriptasa inversa (enzima producida por el VIH, necesaria para la reproducción del virus), las personas seropositivas no mostraban una mejoría notable.

En el verano de 1996, durante la Conferencia Internacional de Sida celebrada en Vancouver, el doctor David Ho y su equipó de investigación mostraron que el uso de inhibidores de la proteasa (otra enzima involucrada en la replicación del VIH) o de la transcriptasa inversa del tipo no analógo de nucleósido ayudaban a disminuir la replicación viral en las personas y a mantenerla baja durante largos períodos.

Años después, el estudio HPTN 052, dirigido por Myron Cohen, profesor emérito de microbiología de la Universidad de Carolina del Norte, mostraría que los medicamentos antirretrovirales actuales pueden reducir 96 por ciento la transmisión del virus que se da mediante las secreciones genitales. La investigación reveló que de 886 parejas serodiscordantes en las que la persona seropositiva tomaba su tratamiento de manera más temprana, sólo se registró una nueva infección.

A partir de ese momento se determinó que los antirretrovirales son una herramienta de prevención y organismos como la Organización Mundial de la Salud han recomendado la toma de terapia antirretroviral desde etapas tempranas de la infección, con el fin de que los individuos mantengan una cantidad de virus indetectable y así se minimice la posibilidad de transmitir el virus a otras personas.

A pesar del avance científico, la comunidad médica aún guarda cierta reserva, ya que aún no se ha comprobado que los medicamentos actuales eliminen los reservorios de VIH que quedan en la memoria de las células CD4 (las células de defensa del organismo que son atacadas por el virus) y, por tanto, se corre el riesgo de que se reactive la infección.

Los reservorios son células infectadas con el virus que están en reposo y no producen activamente más virus. Se establecen en el organismo durante la etapa más temprana de la infección y aunque los tratamientos reduzcan la concentración del virus en la sangre, los reservorios sobreviven.

Para sortear esta dificultad, diversos centros de investigación trabajan en la elaboración de nuevos medicamentos que tengan una acción denominada antilatencia, es decir, que impidan al virus permanecer en reposo en el cuerpo.

Algunas de las opciones que se han estudiado son aquellos antirretrovirales basados en la interferencia transcripcional, esto es, un método cuya base es el uso del ácido ribonúcleico interferente (ARNi), un grupo de moléculas que logran "silenciar" la replicación de los genes de un virus debido a que estas moléculas son el complemento natural de los genes del virus, y al estar reguladas en las células se reduce considerablemente la posibilidad de producción de proteínas claves en el desarrollo de células malignas.

Otra ruta que se está probando es el uso combinado de citocinas, un tipo de proteínas que elaboran ciertas células inmunitarias y no inmunitarias cuyos efectos en el organismo pueden producir una respuesta inmunitaria ante virus como el VIH. Algunos estudios han mostrado que su alta concentración en el organismo puede limitar la actividad del VIH y afectar su estado de reposo en el cuerpo.

Revivir el virus
El futuro más promisorio parece estar en un método en apariencia contradictorio: sacar al virus de su estado de reposo y reactivarlo. Por increíble que parezca, esta reactivación ayuda a que, mediante el uso de los medicamentos ya conocidos, se elimine su presencia, ya que el VIH es cazado en el momento en que intenta ingresar a las células.

Estos medicamentos han sido llamados inhibidores de bromodominio, un grupo de moléculas que logran interactuar en las zonas donde están depositados los reservorios y mediante una intervención con algunas proteínas, sacan al virus de su estado de reposo.

Así lo mostraron recientes experimentos con una molécula llamada JQ1, realizados en células con VIH latente y en células de personas VIH positivas con carga viral indetectable. Se logró la reactivación de los reservorios, lo cual dio paso a su erradicación mediante el uso de los antirretrovirales ya conocidos.

En la actualidad, cada vez más estudios comprueban la efectividad de los medicamentos antirretrovirales para prevenir nuevas infecciones. Además, las investigaciones recientes se están enfocando al estudio de los mecanismos de los reservorios para encontrar fármacos aún más eficaces que sean capaces de eliminar por completo al virus del organismo.

Por estas razones, la comunidad científica internacional está segura de que la balanza del sida ha comenzado a inclinarse a favor de la humanidad y desea pronto dar noticias esperanzadoras en las que se pueda asegurar que la cura del VIH es una realidad.


S U B I R

Experiencias exitosas

A diferencia del concepto de "cura" planteado en la década de los años ochenta, definido como la eliminación completa del virus en el cuerpo, hoy en día se establece la posibilidad de una "cura funcional" basada en la persistencia de una carga viral baja y estable sin la toma de medicamentos.
La primera muestra de este tipo de cura ocurrió con el llamado "paciente de Berlín", un hombre gay estadunidense, quien tras un transplante de médula ósea en el que se utilizaron células madre de un donante con inmunidad genética al VIH, ha permanecido con carga viral indetectable por casi cinco años.

Otros estudios como los de la cohorte de Visconti, realizados en Francia, mostraron que un grupo de pacientes tratados muy tempranamente y luego retirados de la terapia antirretroviral no han mostrado signos de resurgimiento de su infección con VIH.

Resultados obtenidos por científicos del Hospital Brigham and Women de Boston en dos hombres con VIH que fueron sometidos a un transplante de células madre para tratar un linfoma, debido a que padecían cáncer de la sangre, mostraron que al paso del tiempo, tras dejar de tomar los medicamentos antisida, ambos se mantienen con carga de virus indetectable.

Un último caso es el de una bebé en Mississipi, a quien su madre dejó de suministrarle medicamentos a los 18 meses de nacida y cinco meses después el virus permanecía indetectable en su sangre. Por el momento, los médicos especulan sobre si esa indetectabilidad en la menor se debe a que le suministraron antirretrovirales dentro de las 30 horas siguientes a su nacimiento.