Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 10 de noviembre de 2013 Num: 975

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bachofen o la
mitología paradójica

Mauricio Beuchot

A la memoria de
David Gris

Juan Gabriel Puga

Nicanor: de cantera
de cantores

Enrique Héctor González

El ajusticiamiento
de Taurino López

Agustín Escobar Ledesma

Jorge Carrión y
la revista Política

Marta Quesada

Las ilusiones perdidas:
Fellini 20 años después

Carlos Bonfil

Coordenadas de
una amistad escrita

Cristian Jara

Dos poemas
Spiros Katsimis

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Jorge Carrión y la revista Política

Marta Quesada


Foto: segen.buap.mx

Jorge Carrión (1913-2005), fue, junto con Manuel Marcué Pardiñas (director general y dueño de la empresa), cofundador de la revista quincenal Política, que se publicó en México de mayo de 1960 a diciembre de 1967.

Fue la culminación de una relación editorial muy productiva entre Marcué y Carrión, que se inicia en 1951, cuando éste entra a colaborar en Problemas Agrícolas e Industriales de México, revista-libro trimestral fundada por Marcué en 1949 en la que, a partir de su incorporación, elabora los editoriales y realiza otras tareas de dirección. Vendrán luego Problemas de Latinoamérica (1953), Problemas de México (1958) y finalmente Política, publicación muy ligada al movimiento por la paz, al grado de que algunos estudiosos la ligan prioritariamente con el Movimiento de Liberación Nacional y con el general Lázaro Cárdenas, situación que resulta, en parte, del análisis de su contenido. Empero, hay un hecho que pone en relieve, no que Política fuera una revista vocero de Cárdenas o del movimiento por la paz con el que, en efecto, estaba comprometida, sino la consideración y el respeto que el general sentía por la opinión de los integrantes de la revista.

Además de la lucha por la paz, otros temas permanentes en la revista fueron la defensa de los presos políticos, así como de la Revolución cubana y la difusión de sus logros, posiciones que se mantuvieron durante los ocho años en que apareció, a diferencia de lo sucedido en círculos de intelectuales que pronto abandonaron sus posiciones iniciales de apoyo y entusiasmo por la Revolución.

Destaca también la crítica persistente a Díaz Ordaz, desde que éste era secretario de Gobernación del gobierno de López Mateos. Los artículos de Carrión sobre el tema son fundamentales en su obra y tuvieron consecuencias importantes, no únicamente por las presiones usuales que desde el gobierno recibió la revista, sino en el curso que siguió la relación de esta publicación con los generales Heriberto Jara y Lázaro Cárdenas, después de que Jara, en marzo de 1964, y Cárdenas ya muy cercano el proceso electoral, en junio de ese mismo año, dieron su apoyo al candidato del pri, apoyo que Jara había negado abierta y razonadamente en más de una ocasión. La revista, en voz principalmente de Carrión, fue muy crítica de sus posiciones y de ello resultó un alejamiento de estos dos personajes, con los que se coincidía, entre otros muchos aspectos, en el apoyo a la Revolución cubana.

Tal situación es el pretexto para la salida de un grupo notable de colaboradores en julio de 1964: Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Enrique González Pedrero, Francisco López Cámara y Víctor Flores Olea. Conviene, sin embargo, resaltar que las críticas de Carrión se centraban en las consecuencias que producía entre la población cualquier opinión expresada por tan queridos dirigentes. Tales críticas siempre dejaron muy claro su respeto y alta consideración a la obra de los ilustres revolucionarios.

Por razones que hasta hoy ignoro, Carrión se separó de Política entre marzo y diciembre de 1961, para regresar a ella a inicios de 1962, ya sin el cargo de director, aunque siguió elaborando los editoriales y participando en la sección Panorama Nacional, que Marcué consideraba la más importante de la revista. De ahí en adelante se mantuvo en ella como lo que siempre fue: a decir de Raquel Tibol, “el colaborador más importante [y] un redactor de lujo en quien confluían lenguaje rico y apropiado, imaginación, cultura y preciso empuje batallador”.

Jorge Carrión regresó en un momento clave, reseñado de la manera por demás brillante que lo caracterizó, cuando en calidad de enviado por la revista en Punta del Este, Uruguay, dio a conocer las maniobras del gobierno mexicano para aportar a la oea (Organización de Estados Americanos) las razones legales para la “salida” de Cuba de esa organización. El canciller Tello estableció entonces que la ideología del marxismo-leninismo, a la que Cuba se adhirió en abril de 1961, cuando Estados Unidos invadió su territorio, era contraria a los principios de democracia representativa que sostenían los miembros de la OEA y, por lo tanto, no podía permanecer en ella.

La referida sección Panorama Nacional de Política contenía artículos fundamentales para seguir el curso, entre otros temas, de las luchas de los maestros, los ferrocarrileros, los médicos y los estudiantes. Particularmente en este último aspecto, Carrión dedicó varios de sus artículos, firmados o no, a mostrar cómo el ataque a la educación pública fue uno de los objetivos de Díaz Ordaz, desde que siendo secretario de Gobernación y ante el entusiasmo del pueblo por la Revolución cubana, permitió que los visionarios empresarios neoleoneses pusieran sus barbas a remojar y emprendieran acciones en contra de la educación pública, en particular  contra los libros de texto gratuitos, a fin de controlar el contenido ideológico de los materiales que recibía la niñez y ganar espacios para la educación privada, minando el carácter laico y gratuito que dicta la Constitución. Tiempo después también denunció cómo, siendo ya presidente, Díaz Ordaz promovió la corrupción entre las organizaciones estudiantiles que luchaban por la democracia y reprimió, haciendo uso del Ejército, las luchas que como hongos surgieron en los estados, caracterizadas por la creciente interrelación de las demandas y luchas populares con las demandas y luchas de los estudiantes; denunció también cómo se asesinó a los estudiantes, con el objetivo de “romper [...] el caudaloso canal que comunica a los estudiantes con el pueblo”.

Política sigue siendo, a más de cincuenta años de haberse creado, ejemplo de periodismo comprometido con los destinos del pueblo. Sus fundadores cumplieron, así, con los propósitos que se fijaron al crearla: “Devolver a la palabra política su prestigio y su connotación y valor social, conectarla con las actividades superiores de la práctica y del pensamiento, extender su dominio a todos los territorios económicos, sociales y culturales que convienen con su esencia humanística […] por cuanto la política […] constituye […] el estudio científico de las estructuras sociales con el objetivo de transformarlas y propiciar etapas mejores de convivencia humana.”