Opinión
Ver día anteriorViernes 8 de noviembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Banco de México, bipolaridad

Nuevo recorte al crecimiento

¿Democratización del capital?

N

adie sabe la causa, pero todo apunta a que los estudiosos del Banco de México sufrieron un ataque temporal de bipolaridad analítica, porque al tiempo que celebraban la evolución ligeramente favorable de la economía mexicana en el tercer trimestre del presente año, decidían recortar, aún más, la expectativa de crecimiento de esa misma economía para 2013 y 2014, cuando menos.

Resulta que la citada institución divulgó ayer su informe sobre la inflación, correspondiente al periodo julio-septiembre de 2013, y en él apunta que después de la desaceleración que registró la economía nacional desde la segunda mitad de 2012, la cual incluso se manifestó en una caída trimestral desestacionalizada del PIB en el segundo trimestre de 2013, algunos indicadores sugieren que durante el tercer trimestre del año en curso ésta podría haber retomado una evolución ligeramente favorable; la incipiente reactivación de la economía (mexicana) reflejó el hecho de que algunos de los choques adversos que la afectaron en la segunda mitad de 2012 y en la primera parte de 2013 aparentemente han comenzado a diluirse.

La anterior sería la parte buena de la manifiesta bipolaridad de los analistas del Banco de México, porque la mala advierte que la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de México se revisa de 2-3 por ciento en el informe anterior (abril-junio de 2013) a 0.9-1.4 por ciento en el informe más reciente (julio septiembre de 2013), y para 2014 se recorta de 3.2-4.2 por ciento a 3-4 por ciento, es decir, una caída mayor a 50 por ciento para el presente año y cercana a 5 por ciento para el siguiente.

Por lo anterior, cabe preguntar: ¿cuál de las dos lecturas que hacen los analistas del Banco de México es la buena?, porque son totalmente contradictorias entre sí: celebran que los choques adversos se diluyen, pero subrayan que el panorama lejos de mejorar, empeora, y el deterioro es tal que el nuevo pronóstico es menor a uno por ciento de crecimiento, en el peor de los casos, y de 1.4 por ciento, en el mejor, que sin lugar a dudas también es pésimo. Recuérdese que el compromiso original (el del gobierno de Enrique Peña Nieto) fue un crecimiento de 3.5 por ciento en 2013.

Algo falla –a menos de que el masoquismo impere entre los analistas del banco central–, pues resulta imposible celebrar la mejoría económica del país con un recorte tan drástico (más de 50 por ciento) en la expectativa de crecimiento para el presente año, y de pilón advertir que las malas vibras lejos de retirarse permanecerán más que activas en 2014.

Como parte de lo anterior, y por obvias razones, el Banco de México también advierte que de manera congruente con la revisión (recorte) de las previsiones sobre el crecimiento del PIB, en el presente informe (julio-septiembre) también se ajusta a la baja la expectativa sobre el incremento en el número de trabajadores asegurados (permanentes y eventuales urbanos) en el IMSS tanto en 2013 como en 2014. En particular, para 2013 se espera un aumento de entre 400 y 500 mil trabajadores, 10 por ciento menos con respecto al informe anterior, el de abril-junio de 2013, al tiempo que para 2014 se prevé un crecimiento de entre 620 y 720 mil trabajadores (otro tijeretazo de 10 por ciento).

Los choques adversos han comenzado a diluirse, festeja el banco de México, pero al mismo tiempo enciende las señales de alarma porque para 2013 se esperan déficits en la balanza comercial y la cuenta corriente de 4 mil 200 y 18 mil 800 millones de dólares, respectivamente (0.3 y 1.5 por ciento del PIB, en cada caso), mientras que para 2014 se anticipan déficits en la balanza comercial y en la cuenta corriente de 5 mil 200 y 22 mil 200 millones de dólares, respectivamente (0.4 y 1.7 por ciento del PIB, en el mismo orden). Para 2015, se prevén déficits en la balanza comercial y en la cuenta corriente de 5 mil 700 y 23 mil 700 millones de dólares (0.4 y 1.7 por ciento del PIB).

Por si fuera poco, los analistas del Banco de México advierten que los riesgos a la baja para el crecimiento de la economía mexicana, aunque menores que en los últimos meses, se mantienen elevados. Entre éstos, conviene destacar los siguientes: un menor crecimiento que el anticipado para la economía estadunidense, que podría originarse de la falta de solución a la situación fiscal de ese país o de volatilidad en sus mercados financieros. También podría derivarse de una reducción en la demanda externa que enfrenta como consecuencia, por ejemplo, de la postergación de la implementación de reformas estructurales en Europa necesarias para garantizar su recuperación, o de una mayor desaceleración de las economías emergentes. Además, posibles episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales. En este sentido, la incertidumbre respecto a cambios en la política monetaria de Estados Unidos o inestabilidad en la zona del euro podrían dar lugar a ellos.

También afectaría a la economía nacional una evolución del gasto público en México menos dinámica que la anticipada. Si bien parecerían estarse tomando medidas para incrementar la capacidad de gasto, un crecimiento de la economía por debajo del anticipado podría limitar la recaudación y, por lo tanto, el potencial de gasto. Asimismo, la posibilidad de que el sector de vivienda continúe siendo un obstáculo para la recuperación del sector de la construcción, y por lo tanto para la actividad productiva, y el riesgo de que las reformas que están en proceso de discusión en el Congreso no logren aprobarse o que la versión que se llegue a implementar de éstas resulte de un alcance menor al anticipado por los agentes económicos.

En el mejor de los casos la economía mexicana crecería a un ritmo tres veces menor al comprometido en el arranque del gobierno peñanietista, aunque nada garantiza que la caída se detenga en esa cota. Entonces, ¿dónde quedó aquello de que “los choques adversos han comenzado a diluirse?

Las rebanadas del pastel

¿Quiénes fueron los chistosos que allá por 1990 aseguraban que con las reformas por ellos implementadas se democratizará el capital y se evitará la concentración? La pregunta, porque a 23 años de distancia aparecen noticias como la publicada por La Jornada (Roberto González Amador): acaparan 52 por ciento del PIB mexicano 202 mil inversionistas de la bolsa (0.17 por ciento de la población nacional), que en líquido equivale a más de 8 billones de pesos. ¿Quiénes? (el acertijo es complicado, pero va una pista: los nombres empiezan con las letras Carlos Salinas de Gortari y terminan con las de Pedro Aspe Armella).

Twitter: @cafevega