Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 20 de octubre de 2013 Num: 972

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Marjorie Agosin:
Querida Ana Frank

Esther Andradi

El poeta viajero
Adriana Cortés Koloffon
entrevista con Cees Nooteboom

La migración en la
música popular

Raúl Dorantes y Febronio Zatarain

Migración, identidad
y lengua

De fronteras,
migraciones y lluvias

Sandra Lorenzano

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Columnas:
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La Jornada Semanal

 

Alonso Arreola
Twitter: @LabAlonso

Instrucciones para ver a Atoms For Peace

Primero estudie la polémica coreografía de Thom Yorke en “Lotus Flower”. Hablamos de ésa que implica pegar los codos al cuerpo casi lastimándose las costillas, para entonces doblar muñecas en un claro abandono de las manos. Alcanzada la contrahechura, contonee la cadera y en pequeños atisbos de brinco mueva la cabeza de un lado a otro. Puede o no poner cara de experto en computadoras. Eso depende del compromiso que tenga con su personaje.

Si es hombre conviene tener una barba rala, aparentemente descuidada, que bajo lentes de armazón grueso lo dote de aires intelectuales. La cima de su creación llegará si, aprovechando la longitud de los bigotes que ha conquistado su paciencia semanal, consigue darle dos o tres giros a cada punta con un poco de gel, lo que inmediatamente sembrará la sospecha de que usted ha estado recientemente en Seattle o Brooklyn, que maneja bicicleta, tiene un par de tatuajes, un perro que sabe comportarse en la cafetería y, además, que está preocupado por el reciclaje, disfruta el café de Coatepec y sabe de mezcales oaxaqueños.

Si es mujer, siga las mismas indicaciones coreográficas, olvide el tema de la barba y el bigote (a menos que por asuntos hormonales pueda atenderlo) y póngase seria. Permítase fugaces momentos de ensoñación entornando los ojos y, arremangada la camisa a cuadros que podría ser de su novio, exprese vocalmente los arrebatos del espíritu. Esto se logra con relámpagos guturales que, tómelo en cuenta, deberán ser largos y energéticos, pero bien espaciados. Usted no es una fan de Justin Bieber que agota gasolina en los primeros gritos. Si escucha concentradamente notará que sus más avezadas competidoras ocuparán con habilidad los pocos huecos del aire y que, aún mejor, lo harán mirando al piso como si nada importara. Imítelas sin tiento.


Thom Yorke

Todo esto, desde luego, sucederá de manera más fluida mientras más caro sea su boleto. Recuerde: lugares como el Pepsi Center no están diseñados para que los de atrás o los de arriba disfruten por igual. Aquí se prefieren divisiones mal pensadas, baños mal ubicados, distancias absurdas para los balcones y un techo elevado que exija el abuso de las frecuencias graves so pena de perder interés en la audiencia. Bajo esta premisa, sépalo, hasta los mejores ingenieros de sonido sacrifican el deleite de distinguir distintas capas apostando por lo único viable: el volumen. Que eso no amilane su impulso de filmar videos con celular, aunque suenen asqueroso.

Una vez con la coreografía, el atuendo y el sonido en funcionamiento, súmese al culto a la personalidad que se despliega desde el tinglado. Para ello es fundamental conocer esos cuerpos en éxtasis que conforman Atoms For Peace. Primero tres leyendas. Thom Yorke, cantante, guitarrista y pianista, es el famoso líder de Radiohead. Flea, el bajista, es miembro de los Red Hot Chili Peppers. Nigel Godrich, tecladista y guitarrista, ha producido grabaciones de innumerables estrellas, incluido Paul McCartney. Luego están dos músicos de apoyo. El baterista, Joey Waronker, quien ha prestado servicios a REM y Beck, y el percusionista Mauro Refosco, quien ha tocado con David Byrne.

Saber esto le dará tranquilidad al presumir que estuvo en el concierto en que “se debía estar” aquella noche de octubre. Agregue frente a sus amigos, además, que vio pasar a distintas estrellas de la escena azteca, todas interesadas en los nuevos derroteros del mainstream global. Diga que, a Dios gracias, se la pasó bailando. Destaque que pocas veces se consigue todo en un mismo paquete: actualidad, calidad, rock, pop, electrónica y aceptación de una masa a todas luces inteligente.

Claro, también dése tiempo para pensar en la música. Porque sí, lejos de bailes, ropas, sonidos, trayectorias y del usufructo que las personas ensayan tras estos conciertos… hay música que lucha por no ser desechable. Explique por qué le gustó el evento. ¿No puede? Estése tranquila, tranquilo, hoy domingo le regalamos argumentos y lugares comunes. Diga que Atoms For Peace vale la pena como espectáculo aunque su disco sea un tanto débil; que sorprende la claridad de su propuesta pese a incluir caprichos y repertorios variopintos; que celebra el trance polirrítmico y machacón; que les perdona la caricatura que de sí mismos reiteran para afianzarse como “los raros”. Así las cosas, antes de prepararse para el siguiente y obligado concierto, le pedimos finalmente que queme y olvide estas instrucciones. Por favor. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.