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En el ensayo Perversos y pesimistas, José Mariano Leyva explora sus aportes a la modernidad

Interpelar al porfiriato, legado de los escritores decadentes

Fueron una caterva de jovencitos cuyas ficciones literarias en ocasiones eran sarcásticas, lúgubres y violentas, pero todas provocadoras, dice el historiador a La Jornada

Cien años después, sus enojos y altercados ofrecen una visión cultural y político-social del cambio del siglo XIX al XX

 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de agosto de 2013, p. 3

En el ensayo Perversos y pesimistas: los escritores decadentes mexicanos en el nacimiento de la modernidad, escrito por el historiador y escritor José Mariano Leyva (Cuernavaca, 1975), el autor reflexiona, interpreta y contextualiza, el origen y legado de ese grupo de autores.

Ellos encararon con un pesimismo aguerrido, las contradicciones culturales, políticas y sociales de su época.

En México, durante el cambio del siglo XIX al XX, los escritores decadentes formaron un grupo complejo, atractivo y considerado nocivo en más de un sentido, indica Leyva a La Jornada.

“Fueron los pioneros de una actitud, que a lo largo del siglo pasado se vería repetida en otros grupos de escritores, músicos, artistas plásticos y cineastas.

“Los escritores decadentes fueron una caterva de jovencitos, cuyos excesos eran de distintos tipos, cuyas ficciones literarias eran en ocasiones muy sarcásticas, otras lúgubres y violentas, pero todas provocadoras.

La mayoría de sus excesos no eran autodestrucciones banales e insulsas, como las que poblaron otros cénaculos culturales juveniles a lo largo del siglo XX. Más bien, estaban llenos de propósitos y de invectivas.

Juventud, arte y excesos

Inconformes, su comportamiento público era escandaloso, con la finalidad, entre otras cosas, de instalar el espanto en la prensa y la sociedad porfiriana de la época. Los escritores decadentes interpretaron e interpelaron su tiempo, destaca Leyva.

“Sus textos aprehenden la realidad, desde una perspectiva poco usual. Crean polémica. Son censurados y duramente criticados. Las prostitutas, los asesinos, las mujeres crueles y los hombres adictos cobran un nuevo matiz bajo su perspectiva.

A la postre, es decir 100 años después, sus enojos y altercados ofrecen una visión, no sólo cultural, sino también política-social, de aquel cambio de siglo, de aquel nacimiento de la modernidad, tan llena de contrastes, explica el historiador.

Publicado por Tusquets Editores, el ensayo –el cual fue presentado anoche en la librería Rosario Castellanos, del Fondo de Cultura Económica– propone analizar a los escritores decadentes como grupo, toda vez que su vida y obra ha sido estudiada de manera individual.

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José Mariano Leyva durante la entrevistaFoto Guillermo Sologuren
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José Mariano LeyvaFoto Guillermo Sologuren

Se podría decir que los escritores decadentes fueron modernistas, pero no todos los modernistas fueron decadentes.

Entre los jóvenes que se podrían agrupar como escritores decadentes, se encuentran Rubén M. Campos, Ciro B. Ceballos, Bernardo Couto, Balbino Dávalos, Alberto Leduc, Amado Nervo, Efrén Rebolledo, Julio Ruelas y José Juan Tablada, cuyas edades oscilaban entre 12 y 28 años.

Como creadores, continúa José Mariano Leyva, se opusieron, en su momento, al positivismo porfiriano. Experimentaron con formas y temas antes proscritos por el buen gusto literario y las buenas conciencias.

Son los que amalgaman, por vez primera, “juventud, arte y excesos. Son los que ponen, por ejemplo, al ajenjo en la palestra. Entre sus libros se pueden encontrar temas sobre zoofilia, necrofilia, violencia, asesinatos, incesto, lujuria religiosa.

“Con ello, arman una especie de crítica que señala las contradicciones del ser humano, así como las contradicciones sociales. Temas que siguen siendo sórdidos, hasta el día de hoy.

Mientras el ideal positivista impulsaba al hombre joven, sano y perfecto, ellos describían personajes que se estaban muriendo, que se metían con prostitutas, que tomaban ajenjo, abunda el especialista.

A diferencia de otros creadores, igual de salvajes, de finales del siglo XX, tenían un propósito y una ética: golpear en el centro al porfiriato y a un ideal social que no existía, a un ideal de modernidad. Al margen de la crítica literaria, lo importante es cómo interpretaron e interpelaron a la sociedad y la política de su tiempo.

La obra y actitud de los escritores decadentes nos van a decir mucho sobre nuestro tiempo, pues es el nacimiento de muchos vicios y virtudes de tipos de pensamiento, y de las instituciones que nos rigen hasta el día de hoy, destaca Leyva.

Perversos y pesimistas: los escritores decadentes mexicanos en el nacimiento de la modernidad concluye el historiador, permite acercarse a un grupo de jóvenes escritores rebeldes, críticos e incisivos.