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A la mitad del foro

Mayoría de marginados en sociedad de castas

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Imagen en el municipio de Xoloxtla, Huejutla, en la Huasteca hidalguenseFoto Cristina Rodríguez
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o hay forma de acomodar las cifras del Coneval. Más pobres, más hambrientos, más desempleados, más marginados de los servicios de salud, educación; carentes de certificados de nacimiento en el Estado que dio a los mexicanos el registro civil. No hay bautizo, ni inmersión en las aguas del Jordán que lave esa amarga marginación. Más de 60 millones de mexicanos al borde de la pobreza: hundidos en un pantano en el que florece la sociedad de castas.

Duele México. Ver a los jóvenes del bono generacional en filas sin destino alguno. Ya no son los rechazados por las instituciones de educación superior, que ya eran demasiados antes de asomarnos al abismo y ver a los marginados como a los intocables de la India. Los que no pueden tomar agua de un sistema público construido en la mayor democracia del mundo. Los nuestros, sobrevivientes a la hambruna por la política asistencial, para que no se mueran, para que los pobres estén siempre con nosotros, padecen sed ancestral frente a imponentes obras públicas, presas en las que se acumula el agua, canales y kilómetros de tubería para llevarla a las ciudades. Entre los de abajo apenas se oye: Mal anda Felipa que pura agua bebe. No por ser intocable. Por los incurables males del hambre.

Se estancó el sistema económico de la austeridad a costa de los que menos tienen y la disciplina fiscal que permite. acumular más y más riquezas a los que todo tienen. Así vendría la inversión externa, decían. Y sólo dudaron los nostálgicos del nacionalismo revolucionario, o los que vieron desplomarse el muro de Berlín y no vieron la disolución del socialismo realmente existente. Ronald Reagan y Margaret Thatcher erigían los arcos de triunfo de la extrema derecha: El extremismo en defensa de la libertad no es un vicio, anticipó Barry Goldwater. Ni la austeridad en defensa del capitalismo como religión. Ahí está la sonrisa de Ángela Merkel, mientras Grecia arde, España se pudre en la corrupción y sus miles de jóvenes bien preparados vuelven a emigrar en busca de empleo.

Duele México. Sesenta millones atrapados al filo de la miseria y los dueños del dinero exigen disciplina, desechar la permeabilidad social que alguna vez tuvimos; ser competitivos por tener una economía sólida. El gasto público es para mañana; hoy retiran dinero de la circulación. Y al llegar agosto, se van los capitales golondrinos. Fuga de capital, dice la primera plana de La Jornada de ayer sábado. En un solo día, extranjeros se deshicieron de bonos por 66 mil 740 millones de pesos. No sé si hay manera de distinguir el capital en fuga de los ricos nativos. Con el error de diciembre volaron los dólares de la mano del extremista en defensa del capital Ernesto Zedillo. Y eran mexicanos los ricos informados a tiempo del desastre por venir.

¿Qué dirá de esas fugas el Ángel de la dependencia que en el sexenio salinista pronosticó se quedarían en el poder 25 años? Hoy, Ángel Gurría despacha en la secretaría general de la OCDE. Se declara a favor de cambiar el régimen fiscal de Pemex y, fiel a su espejo diario, permitir la participación privada en la paraestatal. Ya la hay. Ya está permitida. En asuntos de soberanía y rectoría estatal es indispensable ser más preciso. No se trata de una sesión para legalizar la mariguana: en México no es delito fumarla, ni llegar a juntas de notables con los ojos rete colorados y la boca reseca, reseca. Bill Clinton declaró que la había fumado, pero no había inhalado. Por lo visto, Ángel Gurría no le ha dado el golpe a la inminente reforma energética y hacendaria. ... el mundo entero se está moviendo en esa dirección: aumentando el impuesto al valor agregado (IVA) y bajando los impuestos al trabajo y a la creación de empleos y la inversión, dijo.

March of fools”, diría Barbara Tuchman. Rumbo al abismo, dirían más de la mitad de los mexicanos a merced de la miseria. A cuál clase media habla de favorecer Gurría, para tener un mayor ingreso que le permita apoyar a los más vulnerables. Según augures gubernamentales, México es ya un país de clase media. Pero más de la mitad, 60 millones de mexicanos están a horcajadas entre la pobreza y el hambre. Se acaba el tiempo de las fantasías de señorones y señoritos que pontifican desde la cúpula corporativa que los hizo cómplices, socios y finalmente patrones de presidentes de la República que se disolvía en las manos incompetentes de Vicente Fox, o presa de los resentimientos de Felipe Calderón, del ejército de oportunistas de la patronal a los que entregaron mansamente el poder los que se decían herederos de la Revolución Mexicana.

Dicen que se fugan los capitales por la inestabilidad financiera global, que las crisis nos llegan del exterior. Cosas de intelectuales inorgánicos que culpan al desarrollo estabilizador de todos los males que en el mundo han sido; incapaces de distinguir entre el triángulo serrano de Sinaloa, Durango y Chihuahua, y los laberintos surianos de Guerrero y Michoacán. ¿Cuál de los admiradores de la voluntad de poder de Juan Pablo II es capaz de distinguir y conciliar aquel pontificado con el que hoy anda por el mundo vestido con el sayo del santo de Asís?: Francisco, Papa y argentino, carga su maletita y luce su pobreza en medio de la infinita riqueza del Vaticano.

Los templarios de Michoacán no surgieron de la historia prehispánica que quisieron borrar los cristeros que sacaron al PRI de Los Pinos. Los de la justicia social ya se habían ido, la estabilidad perdida dio paso a los llamados a ejercer el poder un cuarto de siglo; pero ya llevaban años caminando hacia ese vacío infinito y sin sentido que llaman centro. De ahí el sorprendente acuerdo de la política que hace extraños compañeros de lecho. Los conjurados que tomaron el poder tienen a Miguel Ángel Osorio Chong en Bucareli, disfrazado de ministro del interior; conocedor del terreno y las fuerzas en juego, sabe que los Austria del cacicazgo en la Huasteca hidalguense no vinieron de Miramar; entiende que Manuel Camacho y Marcelo Ebrard jueguen a suma cero en busca del vacío en el que Ernesto Cordero y Gustavo Madero son sombras al otro lado del espejo.

Jesús Zambrano sonríe. El pacto no es institución. Pero ya que detuvieron al México en marcha durante siete meses, el PRD, dueño de la franquicia de izquierda, no se va. Y los coordinadores de diputados y senadores de los tres partidos se integran al cuerpo técnico del pacto. A fin de cuentas, lo de Gurría es mal endémico; lo del PRI es olla podrida, salpicón, dirían los cervantinos; el PAN amasó un proyecto burdo en lo energético, sujeto a reforma electoral con segundas vueltas en todos los órdenes de gobierno y todos los poderes, híbrido parlamentario con jefe de gabinete de un Poder Ejecutivo sin ministros, y el PRD tiene en la mano las sensatas y factibles propuestas de Cuauhtémoc Cárdenas,

Pero en el caos anarquizante se funden y confunden los de la política plural. Rosario Robles carga con rencores que hoy afloran al lado de los que encontraron en San Lázaro la mano protectora de Luis Videgaray. En Santa Inés del Monte, Oaxaca, la secretaria más vigilada inauguró una lechería que montan y desmontan, porque Héctor Pablo Ramírez, director de Liconsa, madrugó para iniciar su precampaña. Quiere ser gobernador.

Gabino Cué acuerda con el gobernador poblano, Rafael Moreno Valle, quien no se acuesta porque quiere ser presidente de la República. Llevamos siete meses de austeridad monástica, de gasto público reducido a lo prometido por Enrique Peña Nieto. Se ve feo pa’dentro. Pero ya se precipitan tras el poder de esta sombría sociedad de castas.