Opinión
Ver día anteriorDomingo 28 de julio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Jazz

Víctor Zárate

La Casa del Mendrugo

C

ada quien en la medida de sus posibilidades y con las vituallas que haya podido encontrar en el camino, pero todos los que andan en esto aspiran a tocar el alma de quienes los escuchan (a abrir el corazón de los hombres, decía Heinrich Böll). Víctor Zárate ya abría almas y tocaba corazones desde hace un buen rato, pero es ahora, con la aparición de Jazz mexicano, el quinto álbum en su haber, que el maestro logra apuntalar una de sus más antiguas aspiraciones: la mexicanidad en el jazz, tener una voz propia que no divague en folclorismos de aparador.

Hará cosa de 11 años, cuando Víctor Zárate audicionaba para ingresar a la Drummers Collective (escuela de percusiones en Nueva York), le pidieron que tocara algo de su país. “Yo estaba muy limitado en ese entonces –nos comenta el pianista–, pero de inmediato me entró la inquietud de crear música con identidad y lograr un lugar en la escena del jazz, pero con este estilo mexicano... porque además la música mexicana tiene mucha diversidad y es sumamente interesante y compleja”.

En Jazz mexicano, Zárate se sumerge en los esquemas del huapango (algo recurrente en ciertos jazzistas del país), pero desde nuestro punto de vista también despliega sus velas entre las atmósferas del son abajeño y la música calentana, con todos los esteros y las formas musicales que esta última pudiera contener, como los ecos de las peteneras, las chilenas, los gustos y otros tantos etcéteras que van y vienen.

Y aunque ya los abuelos y bisabuelos hacían uso de las síncopas y los contratiempos con un muy particular frenesí para armar lo que hoy conocemos (y reconocemos) como nuestras raíces musicales, nunca es lo mismo escuchar aquellas añejas rolas con violín, guitarra panzona y tamborita, que enfrentarnos a la gramática jazzística con piano, contrabajo y batería. Cada cual tiene y mantiene su propio éter y se mueve en su propio firmamento, aunque la una y la otra sean motivo y consecuencia a un mismo tiempo.

Jazz mexicano inicia de frente, de golpe, sin rodeos ni medias tintas, con esos intrincados ritmos a que nos han acostumbrado nuestros sones de toda la vida (mariachis incluidos) y en los que casi nunca reparamos del todo (sólo nos dejamos llevar entre la alegría y la visceralidad). Por supuesto, todo esto con los ecos del blues y los patrones del jazz en la parte frontal, que lo mismo sueltan amarras (Nuestra tierra) o hacen gala de poder (Los viejitos), que reposan contemplativos Soñando en Telayú. Ya puestos a escoger, nos quedamos con el cierre de El torito, un pequeño portento donde la tarima de Natse Nindú Rojas, el bajo eléctrico de Salustio Bueno y el piano y la batería de Víctor Zárate alcanzan altos niveles de expresividad y cohesión instrumental.

Porque resulta que este maestro toca el piano y la batería.

Víctor Zárate nació el 21 de marzo de 1974 en la ciudad de Puebla, donde radica y batalla hasta la fecha para abrirse paso entre la mediocridad de los medios y la consabida indiferencia de los funcionarios culturales. Estudió la carrera de concertista en piano clásico en la Universidad de Puebla, para posteriormente tomar cursos particulares de batería con maestros como Antonio Sánchez, Waldo Madera y Kim PLainfield. El piano en jazz lo estudió con Mark Levine y Alon Yavnai.

Si algo de esto te llama la atención, puedes encontrar más información en el sitio www.myspace.com/victorzaratejazz .

Y hablando de Puebla, nos platica Jorge Fernández de Castro, productor y conductor (junto con Pablo Argüelles) del programa radiofónico Sólo jazz, que acaba de abrirse un nuevo espacio para la síncopa poblana. Se trata de La Casa del Mendrugo, donde además de los músicos locales, se presentan con regularidad figuras de la talla de Enrique Nery, Agustín Bernal o Alex Mercado.

Jorge es el director artístico de este espacio y esto, sin más, lo convierte en una garantía… es decir, cuando alguien sabe dirigir un club de jazz, podemos llegar cualquier día en cualquier época con la seguridad de que vamos a escuchar algo bueno. Además, la Casa cuenta con museo, galería de arte y restaurante bar.

El Trío de Eddie Gómez va a estar por allá el 22 de agosto. Más detalles en www.casadelmendrugo.com

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