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El código penal rumano impone sanción de cárcel por destruir obras de arte

Enfrentan acusados del robo del siglo más de 10 años de prisión

La madre de uno de los sospechosos negó haber quemado las piezas hurtadas del Museo Kunsthal, como había declarado

Para los expertos, hay evidencias de que tres de los siete cuadros fueron incinerados

En el botín había lienzos de Monet, Picasso, Gauguin, Matisse y de otros autores

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En la imagen se muestra el espacio donde colgaba La lectora en blanco y amarillo, de Henri Matisse.Foto Ap
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En la imagen aspecto de la investigación que se realiza sobre clavos recuperados en la casa de Dogaru, con los que supuestamente se fijaban los lienzos a sus marcos y dicen los expertos que datan del RenacimientoFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de julio de 2013, p. 2

Más de 10 años de prisión es la sentencia que podrían recibir seis rumanos acusados del hurto y la posible destrucción de siete pinturas del Museo Kunsthal en Rotterdam, Holanda, en el denominado robo del siglo.

Olga Dogaru, madre de Radu Dogaru y una de las principales sospechosas, dio un giro el pasado lunes a esta historia, ya que en su comparecencia ante las autoridades locales aseguró: No quemé nada. Lo que dije en su día me pareció conveniente en ese momento.

La mujer dio estas declaraciones tras conocer que enfrenta cargos por colaborar con una organización criminal y destruir propiedades con graves consecuencias. Por el último cargo se le impondría una pena de 10 años de prisión, según el código penal de Rumania citada por el diario The New York Times.

Dogaru dijo originalmente que enterró las obras de Picasso, Monet, Matisse, Gauguin, Lucian Freud y Meyer de Haan en el patio de una casa abandonada, la cual pertenece a una tía de los familiares, según aseguran algunos medios españoles. Posteriormente, los cuadros valuados aproximadamente en 18 millones de euros, fueron sepultados en un cementerio, para después llevarlos a su domicilio, ubicado en localidad de Carcaliu, y en su cocina quemar las piezas.

Radu Catalin Dancu, abogado de la afectada, aseguró después de la comparecencia que su cliente inventó la historia de la quema para proteger a su hijo y presionada por los fiscales. Es posible que nunca sepamos qué fue del botín, informó un diario español.

Aunque aparecen más pruebas de la incineración de las obras, Gheorghe Niculescu, jefe de un equipo de expertos del Centro de Investigación Nacional de Investigación en Física y Química de Rumania, explicó que la forma y los metales de los que están hechos los clavos que fijaron los lienzos a sus marcos, recuperados de la casa de Dogaru, facilitaron conclusiones. En los restos calcinados encontraron pigmentos a base de estaño, plomo y zinc, utilizados durante el Renacimiento.

El equipo de investigadores contrastó sus pesquisas con expertos del Museo Nacional de Arte de Rumania, por lo que no hay duda, hay evidencias de que tres de los cuadros fueron destruidos con fuego, informó Niculescu, sin precisar las piezas que fueron incineradas.

El robo se registró el 16 de octubre de 2012, durante una exposición celebrada con motivo del 20 aniversario del Museo Kunsthal. Se exponía por primera vez la colección Tritón que consta de 150 obras, propiedad del fallecido magnate holandés Willem Cordia y su esposa Marijke van der Laan.

La fiscalía tiene como posibles implicados en este ilícito a Eugen Darie, por complicidad de hurto; a Adrian Procop, identificado como uno de los ladrones y quien no ha sido localizado por las autoridades; Radu Dogaru, uno de los ladrones que está en detención preventiva desde finales de enero, y a Olga Dogaru, acusada de haber transportado las obras, quien actualmente se encuentra detenida.

También se cree que colaboraron: Mihau Alexandru Brito, quien habría ayudado a los presuntos ladrones a tratar de vender los lienzos, y Petre Condrat, quien declaró haber visto los óleos de Matisse y Gauguin en Bucarest, pero negó saber que eran robados.

En menos de 90 segundos sustrajeron las siete pinturas: Cabeza de arlequín, de Pablo Picasso; La lectora en blanco y amarillo, de Henri Matisse; el Waterloo Bridge y el Charing Cross Bridge de Londres, firmados por Claude Monet, y Mujer ante una ventana abierta, de Paul Gauguin. El botín incluía también Autorretrato, de Meyer de Hann y Mujer con los ojos cerrados, de Lucian Freud.

Los ladrones entraron de noche al Museo Kunsthal por una puerta lateral y salieron con los cuadros en grandes bolsas de tela. La sala de este recinto no tiene guardias nocturnos y el sistema de seguridad externo, que se maneja a distancia con una computadora, no pudo detectar a tiempo los movimientos de los asaltantes, por lo que no avisó de la acción.